domingo, 27 de diciembre de 2020

Woody Allen: Sin plumas (*)

(172 pág.; Tusquets)                           (67; diciembre de 2020)

Josep M. sugirió este libro de Allen, el quinto de CLC, que seguramente, los que estamos en la sesentena, leímos a finales de los setenta, pues era cuando Allen comenzaba a despuntar con sus comedias más alocadas. No recordaba de qué iban sus historias, pero sí de que me había gustado mucho y de que también había leído otro más. Poco más de cuarenta años nos separan de esa primera lectura y mi gusto ha cambiado, al igual que el mundo, pero la tinta sobre blanco no y eso ha hecho que esta segunda lectura haya sido muy insatisfactoria, tanto ha sido así, que lo hubiera dejado en el primer relato, pero la memoria me llevaba a sus Muerte y Dios y quise ver si esos dos relatos, que tanto había disfrutado, seguían provocando el mismo placer. Solo se salva el primero, y no por mucho.

El primer párrafo de la introducción, que figura después de la portada, es una muestra de su humor, que no deja de ser un juego de palabras que se basa en la utilización de una palabra y de su definición que, obviamente, el lector conoce y ahí radica el posible chiste. Hasta aquí y, si no se abusa de ello, puede que nos haga gracia. Si en el siguiente párrafo aparece “… la ropa interior que arrojé sobre una silla me pareció el Kaiser con patines”, entonces quizá, dado que la relación entre la ropa y la figura mencionada no parece tan evidente, elocuente ni chistosa, ya no haga tanta gracia y, si esto es así, párrafo sí y otro más también, la obra se hace insufriblemente aburrida. Si por casualidad estos dos ejemplos te han parecido simpáticos, te propongo la lectura del final del séptimo párrafo: “Sigo preguntándome si existe vida más allá de la muerte, y si la hay ¿le cambiarán a uno un billete de veinte pavos?”. Adiós, Allen, me lo pasé bien contigo en otra vida y siempre nos quedará Casablanca.





“Los pasajes siguientes han sido tomados del hasta ahora secreto diario íntimo de Woody Allen, que se publicará póstumamente o después de su muerte, lo que suceda primero.”

Introducción



sábado, 26 de diciembre de 2020

Ewan Clayton: La Historia de la Escritura (***)

(397 pág.; Siruela)                              (68; diciembre de 2020)

Este libro me lo regaló Anna para mi cumpleaños y, por lo menos, lo he acabado leyendo en su año: alguno habrá que al que no le sucederá lo mismo. Lo he disfrutado muchísimo, aunque su lectura es de aquellas que considero lentas, no solo porque casi hay cuatrocientas notas, más de sesenta ilustraciones con su propio pie y ¡dieciocho páginas llenas de apretadas líneas de bibliografía! que aparecen en el texto con su nota indicando los datos importantes de la publicación. Que no se engañe nadie: mi disfrute y las estrellas junto al título no equivalen a que sea un libro para que lo lea cualquiera, sino todo lo contrario, pues solo aquel que tenga un mínimo interés en el tema será capaz de avanzar en la selva de datos y conocimientos que transmite Clayton. No obstante, por poco que se desee saber algo al respecto, este libro es el ideal.

Su autor, no solo ha leído los centenares de libros que llenan la bibliografía, sino que es calígrafo y conoce a la perfección la materia de la que habla, por lo que sus páginas nos llevarán desde los primeros signos encontrados que pueden considerarse escritura hasta nuestros días, en los que la irrupción de los instrumentos electrónicos ha cambiado la forma de comunicación escrita, y de ahí, la primera oración que aparece en el prefacio. Leyendo el libro se conocerá cómo y con qué se ha escrito a lo largo de la historia, con qué fines y cómo estos hacían que la caligrafía cambiara (salvo que hayas pensado en ello, es difícil imaginar cómo el resultado de algo puede afectar a su origen) y, no me lo esperaba, cómo la caligrafía sigue teniendo importancia a finales del pasado siglo entroncándose con la informática y otras formas de comunicación que no deseo desvelar.

Un apunte personal para terminar: hace poco menos de sesenta años que yo introducía una pluma de plumilla intercambiable en un tintero insertado en mi pupitre y rellenaba de mala manera unas hojas con modelos de letras, tales como la gótica, la inglesa o la redondilla. Como todos mis aprendizajes, de poco me sirvió, pues mi letra tiene muy poco estilo, pero ello es signo de que no hace más de dos generaciones que en España se seguía enseñando a escribir a través de las diferentes caligrafías, por lo que la historia que cuenta este libro no es antigua ni lejana, sino muy próxima a los dinosaurios que aun pululan por la tierra, como yo mismo.





“Por lo que se refiere a la palabra escrita, nos encontramos en uno de esos momentos decisivos que se producen raras veces en la historia de la humanidad.”



sábado, 19 de diciembre de 2020

Charlotte Brontë: Villette (**/***)

(648 pág.; Alba)                                  (66; diciembre de 2020)

No hace mucho leí un libro de su hermana y ahora me encuentro que Marisol había comprado este, por lo que llegado a su estantería lo cojo con gusto por el apellido y porque esta editorial me gusta. En el primero que he mencionado no hay un alma buena o no atormentada y, en este, nadie es malo, importante diferencia entre las obras de las dos hermanas. Este último se lee con gusto, pero hay un momento en el que parece que toda la historia será reflejar, con mucho detalle, caracteres y personas, habitaciones y lugares, por lo que hay que tener un poco de paciencia.

La protagonista es una joven inglesa sin familia que, para intentar salir adelante, toma la decisión de irse al continente y recala en la población que da título al libro. Esta población es la capital de una nación imaginada por la autora. Aunque no tiene ningún tipo de estudios va a parar a un internado de señoritas en el que se precisa una institutriz que sepa inglés, por lo que, después de una prueba. ella es aceptada como tal. Ella es una persona que sabe cuál es su lugar por lo que no aspira a elevarse por encima de su clase pero, por otro lado, está suficientemente convencida de sus capacidades, que ello le permite desear y conseguir más de lo que se podría esperar dado su origen.





“Mi madrina vivía en una hermosa casa en el antiguo y cuidado pueblo de Bretton.”



sábado, 12 de diciembre de 2020

Sherwood Anderson: Muchos matrimonios (**/***)

(223 pág.; Gallo Nero)                                   (65; noviembre de 2020)

No me acuerdo si lo he comentado, pero desde el inicio del verano he decidido comprar un libro en papel cada mes y en una librería cercana a casa, pues ello aúna dos placeres: el poseer un libro y el pasear por una librería (los bits no producen ninguno de esos placeres, aunque tengan otras ventajas). La primera librería no ha cumplido mis expectativas, pues no solo no ha encontrado los libros que le he pedido, sino que ni siquiera me lo ha dicho, así que he buscado una segunda y esta me ha conseguido este que, parece ser, es de los mejores que escribió este autor.

Tiene a su favor que no es muy largo pues, aunque no es un monólogo, todo él trata de un hombre de mediana edad, empresario, casado y con una hija, que un día descubre que su vida podría ser distinta si lo dejara todo y se fuera con su secretaria. Esto, que podría parecer banal hoy en día pues lo hemos visto en repetidas ocasiones, en este caso es diferente, ya que este hombre quiere irse de su casa súbitamente, pero habiendo explicado a su hija los motivos por los cuales lo hace, y la forma de hacerlo es bien singular. Interesante.





“Un hombre llamado Webster vivía en una ciudad de veinticinco mil habitantes en el estado de Wisconsin.”



domingo, 29 de noviembre de 2020

Savinien de Cyrano de Bergerac: El otro mundo o Los estados e imperios de la Luna (*/**)

(leídas 141 pág. de 272; Akal)                                 (60; noviembre de 2020)

Al título falta añadirle y Los estados e imperios del Sol, pero como no he llegado a despegar de la Luna y la línea ya sobrepasaba la pantalla he pensado que bastaba con esa parte para darlo a conocer. Y este último verbo es el culpable de que haya sido el libro que yo he recomendado este mes en el CLC. Hace unos años me enteré que Cyrano de Bergerac no solo fue un personaje, sino que también había sido una persona y, además, escritor, por lo que desde entonces tuve ganas de leer algo de lo que había escrito. Y este ha sido el resultado: solo he leído algo de lo escrito en este libro, o libros.

Tal y como indica la oración al pie de la portada, el narrador de la historia y unos amigos vuelven a su casa y se ponen a hablar de la Luna y de cómo viajar a ella. Una vez está solo descubre como viajar hasta ella (esto aparece en el Cyrano de Bergerac de Rostand) y una vez llega a ella se pone a divagar sobre filosofía. Cómo sale de la Luna y llega al Sol lo sabe Joel que se lo ha leído todo.

Aparte de la introducción, obra de Ramón Cotarelo, que es un verdadero disfrute porque te pone en antecedentes y no te destripa la historia, la parte interesante de la misma es la de la física, pues teniendo en cuenta que era un contemporáneo de Newton estaba lo suficientemente al corriente de los conocimientos de su momento que podía hablar de ellos lo que, para ser un literato, no deja de ser curioso. Mientras lo leía pensaba quién podría hoy en día escribir algo que pudiera plasmar la situación actual de la cuántica y que no fuera físico, claro.

El libro fue concebido como una crítica y sátira social y eso es lo que, sin conocer a fondo qué critica o satiriza, hace que sus comentarios puedan llegar a cansar al lector actual, tal y como, a mi parecer, le sucede también al Gulliver de Swift… pero no descarto leer sus Cartas de amor o su obra de teatro.




“La luna estaba llena, el cielo sereno y habían sonado las nueve de la noche cuando cuatro amigos míos y yo regresábamos de una casa cercana a París."



sábado, 28 de noviembre de 2020

John Berendt: Medianoche en el jardín del bien y del mal (***)

(448 pág.; Literatura Random)                                  (64; noviembre de 2020)

No creo que haya tardado ni cinco días en leer este libro, a pesar de que tiene más de cuatrocientas páginas, pero su lectura me atrapó y, como disfrutaba leyéndolo, solo lo dejaba cuando el sueño me vencía. A veces te encuentras con libros muy interesantes de los que nadie habla aquí, aunque en el New York Times estuvo tres años entre los más leídos.

Savannah tiene fama de ser una de las ciudades más bonitas de Estados Unidos por su diseño, ya que es, quizá, la ciudad que más plazas tiene en el mundo y, en boca de un personaje de la novela “eso hace que los automóviles no circulen a mucha velocidad”, además de las magníficas mansiones restauradas del centro de la ciudad. Y de Savannah, sobre todo, va la primera parte de esta novela pero, y esto es tan importante como lo anterior, también habla de las personas que viven en ella, que son tan singulares, que todavía hacen más singular a la propia ciudad. Berendt dice que hay muchos personajes reales en su historia, pero a los que me refiero en la línea anterior, es difícil de creer que sea así, aunque bienvenidos sean, pues son ellos los que hacen que la lectura sea de lo más entretenida posible y de ahí resulta el éxito que tuvo y que fue reflejado en el NYT.

La segunda parte se centra en un juicio y tampoco pierde su aliciente, pues no es normal todo lo que sucede en él, pero si hay algo inolvidable en esta historia es la veintena de historias relativas a las personas que viven o vivieron en Savannah en el periodo en el que transcurre la narración.





“Era alto, tendría unos cincuenta años de edad, y era de rasgos apuestos aunque oscuros, siniestros casi: llevaba un bigote correctamente recortado, el cabello plateado en las sienes, y tenía unos ojos tan negros que recordaban los cristales tintados de una reluciente limusina, de modo que el veía lo de fuera, pero era imposible ver su interior.”



domingo, 22 de noviembre de 2020

Jessica Mitford: Nobles y rebeldes (**/***)

(304 pág.; Libros del Asteroide)                    (63; noviembre de 2020)

Cuando era adolescente leí el libro Papillon de Henri Charrière y mi tío Mariano me comentó que no era creíble que a una sola persona le pasara todo lo que en el libro se describe. En el biografía que hoy comento, y que yo me creo lo mismo que me creí la historia anterior, no solo le suceden a la niña de la portada muchas cosas que, normalmente, no le sucederían a una docena de personas, sino que la meda docena de hermanas que fueron también tuvieron, todas ellas, vidas muy singulares y, solo por eso, vale la pena aguantar los capítulos dedicados a su niñez, para llegar a conocer todo lo de extraordinario, en cuanto a una vida, tuvo la suya.

Las Mitford, más un hermano que parece que fue de lo más normal, eran hijas de un conde británico. Jessica nació a finales de la década de 1910 y, como era habitual en su familia, fue educada por su madre para ser una buena chica, saber tratar a la servidumbre y, en su momento, casarse con alguien de su nivel social. No tuvo mucho éxito la Sra. Mitford con sus hijas, pues esta no se llegó a casar como ella esperaba, aunque fue con un sobrino de Churchill, ni tampoco le salió tan buena chica, pues se escapó de casa antes de ser mayor de edad. Tampoco lo fueron sus hermanas, pues solo una cumpliría lo predestinado y, en cambio, una de ellas llegaría a estar en la mesa de Hitler y conocer a la plana mayor del régimen nazi, pues compartía sus ideas. Increíble, para ser todas hermanas y, dejando aparte que quizá no sea la prosa lo más brillante que pudiera ser, la historia que nos cuenta sí que lo es.





“La región de los Cotswold, antigua y pintoresca, plagada de fantasmas y leyendas, es hoy en día una parada frecuente en las rutas turísticas.”



sábado, 21 de noviembre de 2020

Eduardo Mendoza: El rey recibe (**)

(366 pág.; Booket)                              (62; noviembre de 2020)

Regalo de Joel para mi cumpleaños, buen regalo, pues Marisol ya lo había leído y yo lo tenía en el punto de mira, pero lejos todavía de saltar a primera línea y, al tener el libro, se ha colado a muchos otros.

El protagonista de la historia es un joven que intenta ganarse la vida como periodista y al que un golpe de suerte le coloca frente a un príncipe cuyo país fue anexionado por la U.R.S.S. El príncipe no concede entrevistas y haberla conseguido hace que el joven gane muchos enteros, tanto es así, que termina yéndose a trabajar a Estados Unidos en la Cámara de Comercio española.

El tono desenfadado de Mendoza, explicando la historia reciente de España (reciente, visto con perspectiva) es un placer, ya que no solo informa, sino que el lector, de cierta edad, se lo pasa muy bien recordando el tiempo en el que la gama de colores del arco iris iba del blanco al negro, y esto viene a ser las dos terceras partes de la novela. El resto es un largo final en el que el mencionado príncipe le cuenta al periodista la historia de su país imaginario, muy bien contada e interesante, por cierto, pero que me pareció de longitud exagerada, teniendo en cuenta que rompe la dinámica de la historia principal que era ligera y divertida. Dicho esto, es un Mendoza, que no es poca cosa.





“Pollensa, 14 de julio (crónica telefónica de nuestro enviado especial Rufo Batalla). — Bajo un cielo resplandeciente y junto a una playa paradisiaca bañada por el mar, se ha celebrado la suntuosa boda del heredero de una de las más antiguas realezas de Europa con una bella señorita perteneciente a una noble y adinerada familia de la aristocracia inglesa.”



domingo, 15 de noviembre de 2020

Manuel Vilas: Nueva teoría de la urbanidad (**)

(62 pág.; Carreño Books)                               (61; noviembre de 2020)

A Vilas lo tenía en la columna de “no creo que nos volvamos a leer”, pero como el libro me lo regalaron en el Fnac lo puse a la cola pues, al fin y al cabo, no llegaba al centenar de hojas y ya sabe él cómo las gasto. No ha hecho falta que nos enfadáramos pero, aunque tampoco va más allá, el libro es entretenido, a pesar de ser de su estilo. Dice la editorial en la contraportada que quieren editar libros sobre buenas costumbres, pues no está mal la iniciativa, ya que nunca estarán de más.

En este libro divaga el autor sobre qué es la urbanidad y va poniendo ejemplos de ello, salpicado de sus personales comentarios, medio en broma, medio en serio. Si te lo regalan, como a mí, acéptalo y léelo, no está mal. El libro me ha recordado que, antes de tener catorce años, ya había leído otro sobre buenos modales, este totalmente en broma, y el que manejó la pluma que le dio vida fue Sofocleto, un escritor que amenizó los primeros años de mi segunda decena. Va por él mi recuerdo.





“La primera vez que apareció la palabra urbanidad en español fue en un texto de 1430.”




sábado, 14 de noviembre de 2020

Charles Baudelaire: Las flores del mal (***)

(304 pág.; Austral)                             (59; noviembre de 2020)

No sé cómo Marisol tenía este libro en su lector y yo acabé teniendo el de esta web, pero en cualquier caso ha sido un encuentro muy feliz. Yo tenía conocimiento de que Baudelaire era una especie de poeta maldito, es decir, que no había caído muy bien en su tiempo y, con la de libros de poesía que tengo por leer, no era él, precisamente, uno de los que tuviera en mente hacerlo.

Una mención aparte merece Manuel J. Santayana, cuya traducción al español me ha parecido exquisita pues, aunque no sé francés, entiendo que hacer rimar los versos de un idioma a otro no ha de ser una tarea nada fácil y, la gran mayoría de ellos, los he disfrutado mucho.

Volviendo a Baudelaire, no me extraña que, a mediados del siglo XIX, su poesía no fuera apreciada, a pesar de que tiene poemas que loan la obra divina, pero también tiene otros, quizá la mayoría, que son mucho más terrenales y no se anda con metáforas. Entre los muchos que me han gustado quiero resaltar: Al lector, Los gatos, Los siete viejos, El crepúsculo vespertino o El vino del asesino. Ha sido una pena que pasara de las trescientas páginas porque lo hubiera puesto en el CLC en lugar del que aparecerá a finales de mes. Este lo he acabado habiéndomelo pasado muy bien.






“La idiotez, el error, la avaricia, el pecado

torturan nuestros cuerpos y ocupan nuestras mentes,

y los remordimientos nutrimos, complacientes,

como nutre sus piojos cualquier desheredado.”

Al lector



domingo, 8 de noviembre de 2020

Helen Hanff: 84, Charing Cross Road (***)

(126 pág.; Anagrama)                        (58; octubre de 2020)

Este libro lo conocí gracias a la película del mismo título y, como me gustó mucho, decidí regalárselo a Anna, motivo por el cual lo metí en la lista de mis libros a leer y ahora he dado buena cuenta de él. Pero es tan cortito y me ha gustado tanto, que lo empecé poco antes de ir a cenar y lo acabé antes de ir a dormir. Una pena. Ojalá el editor no hubiera esquilmado tantas y tantas cartas, hubiera podido disfrutar mucho más.

La señorita Hanff, de la que aparece una foto al final del libro, es una joven que malvive gracias a sus aportaciones a guiones televisivos en 1949, pero cuyas ansias de lectura van más allá de la narrativa, por lo que precisa una librería especializada en obras antiguas, y localiza una librería de segunda mano en Londres, y decide enviarles una carta solicitando un cierto libro. A partir de aquí, y a lo largo de veinte años, habrá una correspondencia entre ella y el personal de la librería, además, claro está, de incontables e inencontrables libros de varios siglos atrás. Pero no solo de libros se hablará en esas cartas y no solo libros irán de una orilla a otra.

El deseo de la señorita Hanff es cruzar el Atlántico y conocer esa librería que le está proporcionando lo que a ella más vida le da, ¿y el tuyo no es el de saber si lo consiguió? Dos entretenidas horas te separan de saberlo, así que deja de leerme y ponte a ello.





“Señores:

Su anuncio publicado en la Saturday Review of Literature dice que están ustedes especializados en libros agotados.”



sábado, 7 de noviembre de 2020

Zadie Smith: Tiempos de swing (***)

(432 pág.; Salamandra)                                 (57; octubre de 2020)

Ya hace tiempo que Marisol me recomendó la lectura de este libro que, por otra parte, habría leído de todas maneras porque esta autora me gusta y no en vano creo haber leído todas las novelas que se han publicado en español o, por lo menos, yo he leído cinco de ellas, habiéndome parecido todas ellas interesantes y esta muy recomendable.

La narradora de la historia es una joven mestiza que trabaja para una reconocida artista musical. La narración va intercalando su infancia con el momento presente y las dos historias van avanzando parejas. En la infancia trabó amistad con otra niña que tenía la misma inquietud por aprender a bailar e iban a clase juntas. Los caracteres de las dos eran complementarios y las anécdotas que cuenta ya muestran la forma de ser de cada una de ellas. Actualmente, está muy implicada en la idea que ha tenido la artista para la que trabaja de crear una escuela para niñas en un poblado de Africa, lo que entraña mucho trabajo y, a la vez, la satisfacción de comprobar cómo llegan a desenvolverse en el poblado a pesar de la falta total de medios en el mismo.

Smith trata en todas sus novelas de las personas que, residentes en Inglaterra, provienen de otras culturas, a la vez que va mostrando los problemas a los que se han de enfrentar y las dificultades de mantener su identidad original. No solo quiere entretener con sus historias, sino que también quiere poner sobre el tapete las circunstancias adversas de las personas reales similares a sus personajes. Me ha parecido muy buena, aunque puede que haya algún pasaje cuya lectura se haga un poco lenta.





“Fue el primer día de mi humillación.”



domingo, 1 de noviembre de 2020

M. Angels Anglada: El violí d’Auschwitz (**)

(127 pág.; Columna Jove)                              (56; octubre de 2020)

No sé si lo he comentado alguna otra vez, pero tengo la sensación de que solo leo libros en catalán escritos por mujeres (¿discriminación positiva?). En este caso la culpa, de haberla, es de Anna, que leyó este libro en su más tierna adolescencia (como quien dice, ayer) y lo ha dejado aquí.

A un luthier judío que está en Auschwitz le encargan la construcción de un violín excelente o tendrá un castigo como no se ha visto en ese campo de exterminio. Y nos explican cómo conseguir un instrumento que tenga un sonido mejor que cualquier otro que pueda haber en las proximidades (excelente la descripción de cómo hacerlo, no en vano se agradece al principio del libro los consejos de un luthier).

Y poco más, o poco más que sea original: con las salvajadas que llegaron a cometer los nazis no sé por qué razón tenía que escoger la que aparece en la novela El premio Nobel de Irving Wallace. No obstante, la historia está bien escrita y por eso la recomiendo, pero no la puntúo mejor.








“El dia 1 de desembre de 1941, des de les 14 hores fins a les 16 hores vaig romandre en el lloc de guàrdia núm. 4 de la Hohensteinerstrasse.”



sábado, 31 de octubre de 2020

Sun Tzu: El arte de la guerra (**/***)

(73 pág.; Universitat Autónoma)                               (53; octubre de 2020)

Tercer libro del CLC, esta vez elección de Joel. En algún momento hubiera terminado leyendo este libro, pues la imagen que está más abajo es el libro que tenemos, pero he ido pasando por la estantería y he terminado eligiendo a otro autor. No obstante, estoy muy contento de haberlo leído, pues me ha parecido muy interesante desde la primera línea, que está después de la portada.

Sun Tzu o Sunzi, en catalán, fue un general que plasmó sus conocimientos en un librito de apenas sesenta páginas, pues el resto es una introducción que pone en antecedentes al lector indicándole cuál era la situación social que se vivía en los años que él vivió supuestamente, pues es posible que no haya existido nunca, ya que hay comentarios que serían dos siglos posteriores a su vida. Yo he leído la introducción después de leer a Tzu y ha valido la pena, ya que está a la altura del autor.

Pero ciñéndonos al texto de la guerra, y que a más de uno podría parecerle una lectura superflua, he de decir que yo creía que iba a leer una serie de reglas militares para ganar batallas y, en cambio, me he encontrado con un libro que, sin ser filosófico, plantea cuestiones que van más allá de cómo colocar un ejército o tomar una fortificación. Lo primero que dice Tzu es que la mejor guerra es aquella que no se libra, lo que sería una política anticomercial para su libro pero, en cambio, da una pauta de cuál es el pensamiento último de este general. Sí que entra en aleccionarnos para las batallas, pero siempre aderezándolo con un deseo de conocimiento más superior, instado al lector a que conozca contra quién se enfrenta y, sobre todo, quién es uno mismo. Estoy convencido de que más de un coach debe tener este libro bajo la almohada, y no lo hace en vano.




“Sun Tzu dice: la guerra es de vital importancia para el Estado; es el dominio de la vida o de la muerte, el camino hacia la supervivencia o la pérdida del Imperio: es forzoso manejarla bien.”



domingo, 25 de octubre de 2020

Ismail Kadaré: El general del ejército muerto (**/***)

(346 pág.; Alianza)                             (55; octubre de 2020)

Este libro me lo regaló de Joel por Reyes y por fin lo he leído. Me parece que ya no me queda ninguno anterior a mi cumpleaños y con la esperanza de que para el próximo no quede ninguno de este año. Ya veremos. Pero mientras tanto los voy disfrutando.

El deseo de leerlo vino de una recomendación y la contradicción del título hizo que aún tuviera más ganas. Como voy a explicar poco de la trama, por lo menos aclararé lo del título: a un general italiano se le encarga que exhume los cadáveres de los italianos que cayeron en Albania veinte años atrás durante la Segunda Guerra Mundial. Y hacia allí se va el general con un coronel capellán y un sinfín de indicaciones para encontrar los cuerpos. A partir de aquí Kadaré va relatando, en capítulos más bien cortos, diversas situaciones en las que se van encontrando. El tono de la novela es tranquilo salvo en un par de ocasiones, aunque los enviados tienen que sufrir las molestias de no tener un lugar fijo de descanso y las inclemencias del tiempo atmosférico, pero hay un capítulo cerca del final que no se puede dejar de leer sin acabarlo debido a la tensión del relato y a la situación en la que se encuentran los protagonistas. Este es un libro cuya lectura es interesante.





“Sobre la tierra extranjera caía una mezcla de agua y nieve.”



sábado, 24 de octubre de 2020

Haruki Murakami: Tokio Blues (***)

(383 pág.; Tusquets)                           (54; octubre de 2020)

Ya hace unos meses que me encontré este libro en la calle y, como no lo teníamos, me lo quedé con la intención de leerlo, a pesar de que Murakami estaba a mucha distancia de volver a ser leído, pero el destino me dio la posibilidad de disfrutar de una de las obras más reconocidas de él, y con razón.

Un joven cercano a la cuarentena escucha una canción de Los Beatles mientras aterriza el avión en el que viaja y eso lo retrotrae veinte años atrás, cuando tenía dieciocho años y, mientras el avión toca tierra, se desliza por la pista y termina anclado en la terminal, el joven se recreará recordando dos o tres años de su vida y nosotros los conoceremos de primera mano: entre otras vivencias, recordará a su amigo de los dieciocho y a la joven que era novia de su amigo; la relación que tuvo con ella; a la chica que conoció cuando ya tenía veinte años; cómo eran sus relaciones con sus padres y cómo le iba en la universidad; recordará todo eso hasta que lo desalojen del avión.

Su lectura es envolvente, pues nos transporta a Japón (aunque yo no era consciente de que estaba hablando un japonés, salvo cuando surgía alguna palabra que no se ha traducido), y a las sensaciones vividas por una persona próxima a los veinte años que las vive, las siente y, para bien del lector, les transmite mejor, con lo que uno disfruta leyéndolas y, a medida que va pasando las hojas, se lamentar de que al viaje cada vez le quede menos recorrido. Destino: por otro Murakami en mi camino.





“Yo entonces tenía treinta y siete años y me encontraba a bordo de un Boeing 747.”



domingo, 18 de octubre de 2020

Josefina Aldecoa: Historia de una maestra (***)

(232 pág.; Alfaguara)                         (52; octubre de 2020)

Hace mucho tiempo que anoté leer algo de esta escritora que adoptó el apellido de su marido y, al poner al día los libros adquiridos por Marisol me encuentro con este, ¡qué suerte!, pues es una verdadera delicia leer su prosa y la historia que pudo vivir su madre.

La historia de esta maestra recrea la vida de su madre y, de paso, nos recuerda nuestra historia de hace noventa años; cómo estaba la educación, el ambiente social, las ganas que había de que hubiera un cambio y cómo los que detentaban el poder se resistían a cualquier intento de que la educación abriera los ojos a aquellas capas sociales a las cuales se las mantenía ciegas a la realidad.

Yo he tenido la suerte de recibir instrucción de personas como la protagonista de la novela, que no solo se preocupa de dar el temario, sino que sabe que por encima de este está la de formar a los que el día de mañana serán adultos y que hay que adaptarse a las capacidades y necesidades de cada uno. He disfrutado mucho leyendo esta historia y sintiéndome trasladado a los años anteriores a la segunda república y al cambio social que supuso esta.





“Contar mi vida…”



sábado, 17 de octubre de 2020

J.D. Salinger: Nueve cuentos (**)

(288 pág.; Edhasa)                             (51; octubre de 2020)

El 23 de abril de este año no pudo celebrarse, por lo menos en Cataluña, el día del libro debido al covid. Fue un día triste, pues a pesar de que tanto Marisol como yo trabajamos hasta más allá de media tarde, las últimas horas del día es un placer ir a comprar algún libro. Así que cuando el día 23 de julio llegó y se declaró como día del libro de este año no tenía ganas de celebrarlo pero, al final, pensé que era mejor no despreciar la oportunidad y fui a la librería más cercana que tengo, una de aquellas pequeñas que no se entiende como pueden sobrevivir, y compré un libro para las personas más allegadas a mí. Este es el que le regalé a Joel, pues había comentado que le había gustado mucho su guardián.

Como parece ser que me gustan mucho los relatos me alegré que este también fuera de ese estilo y poder degustar otra buena obra de este autor, pues la que he mencionado antes también la disfruté. Estos cuentos no están a la misma altura, aunque en la presentación ponderan mucho el cuento al que alude la portada. Son cuentos cuya lectura atrapa al lector, pero cuyo abrupto final fuera de la lógica de la narración, que sorprende, no hace que el relato trascienda más allá, sino que, incluso, lo desdibuja; por lo menos, esa es mi opinión (que debe estar errada cuando el libro está tan bien considerado). En cualquier caso, su lectura no será una pérdida de tiempo pues son historias bien contadas (y también es mi opinión). Espero que a Joel le guste, cuando menos, como a mí.





Si tuviera algún sentido —no lo tiene ni por asomo—, creo que me sentiría inclinado a dedicar este cuento, si es que algo vale, especialmente si tiene algunas partes un tanto subidas de tono, a la memoria de mi desaparecido y también subido de tono padrastro, Robert Agadganian hijo.”

El periodo azul de Daumier-Smith



domingo, 11 de octubre de 2020

Kevin Wilson: La familia Fang (**)

(384 pág.; B de Books)                                   (50; octubre de 2020)

Este libro lo cojo de nuestra estantería virtual a la que corresponde la letra w sin tener más idea de él que el hecho que lo ha comprado Marisol y, al cruzármela en el pasillo, le pregunto si lo ha leído y me dice que lo tiene pendiente. Cruzo los dedos.

Los de la foto de la portada es la familia que presta su apellido al título del libro: padres y un hijo de cada sexo (de los clásicos, claro). Los padres se consideran unos artistas del happening (acontecimiento teatral sin guion o trama, según Wikipedia) e incluyen a sus hijos en esos montajes, la mayor parte de los cuales y, sobre todo, con el paso del tiempo, acaban siendo un desastre. Los hijos van creciendo y distanciándose de sus padres, buscando su lugar según su propia manera de ver el mundo. Y de eso va la novela que, pese a que no está mal escrita y que tiene un final con intriga incluida, no creo que vaya mucho más allá. Entretiene lo suficiente como para darle una oportunidad.





“El señor y la señora Fang lo llamaban arte.”



sábado, 10 de octubre de 2020

Khaled Al Khamissi: Taxi (***)

(219 pág.; Books4pocket)                              (49; septiembre de 2020)

Hará más de un año y medio que Daniela me recomendó este libro, pero con la de recomendaciones que recibo y el gusto de atender a todas, hace que el tiempo medio que se pasan en barrica viene a ser de dieciocho meses y, como acostumbra a ser, el resultado es de lo mejorcito cada año. Y esta añada no ha sido diferente: lo comencé una mañana y lo acabé de madrugada cuando me desvelé, lo que no lamento, pues el libro es una absoluta delicia.

El autor, que coge muchos taxis debido a sus múltiples desplazamientos en la ciudad de El Cairo, escucha todas las quejas de los taxistas y las plasma en el libro tal y como se las dictaron, incluso con alguna palabra más fuerte que otra u obviando algún nombre para librarse de posibles acusaciones por injurias. Las hay de todos los tipos: políticas, explicando porque Anuar El Sadat es considerado como el padre de los egipcios (divertidísimo relato el que hace referencia a la expulsión de los mismos de Grecia); denuncias, relatando en varias ocasiones y por diferentes motivos los sobornos que hay que acabar pagando a los funcionarios y policías si tienes problemas o si no quieres tenerlos; las propias de su profesión, las muchas horas que tienen que trabajar los taxistas pues no hay taxímetros (o no los quieren) y el cobro depende de la voluntad del viajero, la historia del mencionado taxímetro o la de los cinturones de seguridad; en resumen, relatos sobre todo aquello que agobia, o puede hacerlo, al ser humano, pero explicado con la suficiente gracia, que las poco más de doscientas páginas son pocas y uno desearía que Al Khamissi hubiera hecho más viajes. Buscaré más libros de este autor, pues es muy bueno.





“¡Dios mío!”



domingo, 4 de octubre de 2020

Edith Wharton: Santuario (***)

(176 pág.; Impedimenta)                               (48; septiembre de 2020)

Con lectoras como Marisol no hace falta ir de librerías ni bibliotecas, pues no solo te da cantidad sino que también calidad y buenas recomendaciones (cuando no acierta según mi gusto también lo digo). En esta ocasión me aconsejó esta novela que, por el título y la portada no lo habría escogido, por lo que advierto que, aunque la imagen pueda corresponder a los primeros años del siglo XX, que es cuando fue escrito el libro, la sensación que me da es que sea de la época de Austen; y en cuanto al título, que es explicado casi al final de la novela, no ofrece una idea del contenido de la misma.

La señorita de la imagen es la protagonista de la historia y, nada más comenzar esta, se ve obligada a tomar la decisión de casarse con su novio o anular la inminente boda. El motivo de este dilema es que se ha enterado de que la riqueza de su futuro esposo es debida a una actuación de él que, si no es ilegal, cuando menos es muy poco ética, de ahí las dudas que le surgen. Este es el inicio de la novela y te deja con el suspense de lo que hará, ya que ella considera que su novio debería hacer públicos los hechos de los que ella acaba de ser conocedora. Interesante e intrigante desde el principio hasta un final a la altura de dicho inicio. Estupenda primera novela de esta escritora.





“Resulta poco frecuente que la juventud se permita una felicidad perfecta.”



sábado, 3 de octubre de 2020

José Zorrilla: Recuerdos del tiempo viejo (***)

(764 pág.; Espasa)                              (47; septiembre de 2020)

Me apetecía repetir otro libro de Zorrilla y, entre un libro muy corto y este de casi ochocientas páginas, no tuve dudas. Vaya vida la que tuvo este sietemesino, según se dice él mismo: a los diecinueve años dejó los estudios y la casa paterna yéndose a Madrid; un año más tarde se dio a conocer en el entierro de Larra; con veintisiete años estrena la obra por la que es más conocido: Don Juan Tenorio; en 1849 murió su padre, motivo principal por el que escribía por lo que dejó de hacerlo… y solo tenía treinta y dos años; huyó de su esposa y estuvo viviendo fuera de España más de veinte años y, para dejar algo de emoción al que lea el libro, solo añadiré que fue lector de Maximiliano I en México.

Pocas vidas pueden ser tan interesantes por la variedad de lo realizado, por los lugares y la época en la que le tocó vivir, por cómo se ganaba la vida (más bien, cómo le obsequiaban las personas pudientes que reconocían en él al gran escritor romántico), por la gran cantidad de gente que llegó a conocer; en cualquier caso, una lectura muy recomendable, pues habla de un tiempo viejo para él que de aquí a pocos años ya será bicentenario.





“Este libro no necesita prólogo: la carta del señor Valverde, con la cual va honrado, y la primera mía, contestación a ella, justifican la publicación en El Imparcial de los artículos cuya colección forma el texto de este volumen; y el motivo de coleccionarlos en él, es la demanda que de su colección me han hecho los amigos que me leen y los libreros que me venden.”



domingo, 27 de septiembre de 2020

Andrea Camilleri: La revolución de la luna (***)

(288 pág.; Destino)                             (46; septiembre de 2020)

Segunda recomendación del CLC (Club de Lectura Confitada, quizá hubo un error tipográfico y la t de la última palabra debería ser una n), en esta ocasión promovida por Marisol. Yo he leído dos de este autor, pero en la faceta detectivesca: no me han parecido nada mal y, probablemente, sea de los mejores escritores actuales de novelas de intriga.  No obstante, este libro no es sobre detectives, sino que está basado en la historia real de la que fuera virreina de Nápoles por la defunción de su esposo, el virrey. La narración tiene el toque de humor de Mendoza.

En el párrafo anterior ya está descrito sobre qué va la historia, pero es mucho más que eso, pues primero se nos muestra cómo actúan los consejeros del virrey y luego cómo actúa la virreina y qué hace para evitar que los consejeros sigan haciéndolo como lo hacían y sin que se le pueda achacar abuso de poder; también hacia dónde dirige su mirada y qué hace para ganarse a la gente.

Si este libro fuera leído por las feministas estaría en la lista de los más vendidos muchas semanas y la virreina pasaría a ser su modelo a seguir, pero la trama de la novela está tan bien montada que no molesta la supremacía y el ingenio de la protagonista; es más, se acaba la novela y uno querría que la realidad pudiera llegar a ser así. Un real deleite.





La sesión del Sacro Regio Consejo que el virrey don Ángel de Guzmán, marqués de Castel de Roderigo, celebraba en palacio cada mañana de miércoles a las diez en punto, también aquel día, que era el 3 de septiembre de 1667, comenzó como de costumbre, siguiendo un procedimiento rígidamente establecido.”



domingo, 13 de septiembre de 2020

Jakob Wassermann: El caso Maurizius (*/**)

(leídas 496 de 666 pág.; Moai)                        (45; septiembre de 2020)

Marisol leyó este libro el año pasado y me lo recomendó. Como tengo muchos recomendados voy leyendo uno cada mes y ahora lo he hecho… casi todo, aunque lo hubiera dejado mucho, pero que mucho antes. Ya me dijo ella que la última parte no hacía falta que la hubiera escrito (yo creo que hacía falta que no hubiera escrito tanto), y eso es lo que no he leído. Nota al margen: Marisol compró este libro en Amazon y digitalizado por Moai: mal asunto, es un libro muy barato, pero lleno de errores ortográficos, por lo que no vale la pena comprar este tipo de edición. Bastante mejor estaba el libro gratuito que encontré en ebookelo.

Maurizius es un joven que fue condenado por el asesinato de su esposa y, sobre todo, debido a lo persuasivo que fue el fiscal que, sin una prueba concluyente consiguió la condena. Eso pasó poco antes de que el hijo del fiscal naciera y ahora, dieciocho años después, el padre de Maurizius se ha presentado ante el fiscal en presencia de su hijo, pero no puedo decir nada. El hijo del fiscal se ha quedado impresionado por la presencia del viejo y por la cara de su padre al verle y quiere saber qué se halla detrás de todo ello, así como, qué sucedió entre sus padres para que su madre desapareciera de su lado y que nadie nunca la mencione.

Si la historia contara lo que he resumido podría ser una historia interesante, pero a cada frase relativa a un aspecto del carácter de cualquier protagonista, hay una digresión sentando cátedra sobre cómo son las personas que tienen ese rasgo, lo que hace que, más que una novela, sea un tratado psicológico y, para los que solo queríamos pasar un rato leyendo una historia interesante resulta que nos encontramos con un sucedáneo de una tesis. He de añadir que Wassermann tuvo tanto éxito como Thomas Mann, por lo que debo estar equivocado, aunque no me haya gustado.





“Desde antes de la aparición del hombre de la gorra de marino era visible que el joven Etzel ya estaba agitado por presentimientos vagos, acaso a raíz de esa carta timbrada en Suiza que, al retornar de la escuela, había visto sobre la consola del vestíbulo.”



sábado, 12 de septiembre de 2020

Julián Ayesta: Helena o el mar del verano (***)

(86 pág.; Acantilado)                          (44; agosto de 2020)

Lo tenía anotado por una de esas recomendaciones a las que voy haciendo caso y me lo regaló Anna en los pasados Reyes y ahora lo he podido leer y ha sido un verdadero disfrute: es enternecedor, habla un pasado ligeramente anterior a cuando yo era niño, por lo que casi es lo mismo que decir que también fue el mío pues, en aquellos años, no había muchos cambios. Su lectura es tan fácil que puede pasar lo que a más de uno se le ocurre cuando ve algunos cuadros de Picasso: yo también podría hacer eso. Sí, pero ya no lo harías antes que él; por no decir, si lo harías tan bien. Pues con este librito de Ayesta sucede lo mismo: nos cuenta lo que, más o menos todos hemos vivido, entonces ¿qué mérito tiene? No llegarán a dos horas de tu tiempo el que lo descubras.

Dos veranos con un invierno en medio le permiten al protagonista de la historia relatarnos cómo se es al comenzar la adolescencia, qué se siente, cómo se divertían (hablamos de hace setenta años atrás) y, al volver a encontrarse en verano, darse cuenta de que las jovencitas a las que asaltaban con guerras de almohadas se quedan perplejas ante ese comportamiento tan salvaje, tan poco maduro hacia unas personas que ya no son niñas; entonces el joven que es más avispado dejará de comportarse como un crío y se irá haciendo adulto a la sombra de las que ya lo son.





“El dulce de guinda brillaba rojísimo entre las avispas amarillas y negras y el viento removía las ramas de los robles y las manchas del sol corrían sobre el musgo, sobre la hierba suave y húmeda y sobre la cara de los invitados y de las Mujeres y de los Hombres, que estaban fumando y riéndose todos a un tiempo.”



domingo, 6 de septiembre de 2020

Gabriel García Márquez: El otoño del patriarca (***)

(343 pág.; Bruguera)          (43; agosto de 2020; Premio Nobel 1982)

Cuando aún no me gustaba García Márquez y había dejado a menos de la mitad Cien años de soledad ya había disfrutado de este inclasificable libro y, ahora que ya he leído ocho de sus libros, me permito releerlo y redisfrutarlo de nuevo (según word el verbo anterior no existe pero, la verdad, es que yo lo he vuelto a disfrutar).

El patriarca, que no es otro que el dictador de toda la vida, ya es viejo, a pesar de que sigue teniendo la fuerza, el carácter y el poder de antaño, a pesar de que el pueblo lo denomina “el macho”, a pesar de que las hembras de su alrededor saben que no se le puede negar nada, lo que también lo saben sus generales y cualquiera que esté a sus órdenes, y estas siempre son obedecidas pues, de otro modo, alguien obedecerá una orden fulminante y acabará con el desobediente, y eso ocurre a todos los niveles, nadie está libre de que en un mal día el patriarca, el macho, decida acabar con él, y aunque está viejo y su cuerpo no le responde como antaño, aún es capaz de enfrentarse a los diplomáticos de la potencia que lo apoya, o de proclamar leyes que parecen inaplicables, pero por algo él es el patriarca, el macho que todo lo puede, hasta marcar la hora, aunque desconozca la realidad que lo envuelve.

Según García Márquez este es el libro que más le costó escribir y sorprende que pudiera hacerlo, encadenando una frase tras otra sin solución de continuidad, dejando al lector sin aire que respirar porque no hay una pausa suficientemente larga como para hacerlo y porque la historia es un continuum que no se puede interrumpir y que, además no apetece hacerlo, porque uno se siente atrapado en ella y solo quiere seguir avanzando hasta ver dónde puede conducir tal sucesión de datos, pensamientos o hechos, lo que hace que la lectura sea lenta, pero no por ello insatisfactoria y cuando se llega al final, totalmente agotado, se desearía tener más fuerzas para volver a comenzar y saborear, ahora que se conoce cómo acaba la historia, todos sus entresijos.





Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la casa presidencial, destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas y removieron con sus alas el tiempo estancado en el interior, y en la madrugada del lunes la ciudad despertó de su letargo de siglos con una tibia y tierna brisa de muerto grande y de podrida grandeza.”