(223 pág.; Gallo Nero) (65; noviembre de 2020)
No me acuerdo si lo he comentado, pero desde el inicio
del verano he decidido comprar un libro en papel cada mes y en una librería
cercana a casa, pues ello aúna dos placeres: el poseer un libro y el pasear por
una librería (los bits no producen ninguno de esos placeres, aunque tengan
otras ventajas). La primera librería no ha cumplido mis expectativas, pues no
solo no ha encontrado los libros que le he pedido, sino que ni siquiera me lo ha
dicho, así que he buscado una segunda y esta me ha conseguido este que, parece
ser, es de los mejores que escribió este autor.
Tiene a su favor que no es muy largo pues, aunque no es
un monólogo, todo él trata de un hombre de mediana edad, empresario, casado y
con una hija, que un día descubre que su vida podría ser distinta si lo dejara
todo y se fuera con su secretaria. Esto, que podría parecer banal hoy en día pues
lo hemos visto en repetidas ocasiones, en este caso es diferente, ya que este
hombre quiere irse de su casa súbitamente, pero habiendo explicado a su hija
los motivos por los cuales lo hace, y la forma de hacerlo es bien singular.
Interesante.
“Un hombre llamado Webster vivía en una ciudad de
veinticinco mil habitantes en el estado de Wisconsin.”
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