sábado, 30 de marzo de 2019

Andreas Höfele: El confidente (*/**)


(317 pág.; Tusquets)                          (12; marzo de 2019)
Las primeras páginas del libro no prometían nada bueno, pues aparte de la facilidad con la que el futuro confidente logra serlo, la razón que se ofrece es ridícula: “sabía mentir”. Esto se dice de un niño al que le puede caer una tunda si dice la verdad del porqué ha perdido la piara (yo he conocido a muchos que hubieran podido ser grandes confidentes; hasta yo mismo, vamos).
En pocas páginas ya es confidente de las más altas instancias y aparecen personajes por doquier y muchas situaciones en las que él tiene que ver. Si no te aclaras, ese es el momento de dejarlo. Yo seguí porque pensé que en algún momento se centraría y explicaría algo interesante (aparece Marlowe), pero no lo hace y la historia de este sujeto, que llegó a ser confidente en la época de Isabel I, se hace larga y tediosa. Lo mejor, el último capítulo que es corto y cuenta la historia sin dramatizarla.




“Supongamos que hemos escapado del inmisericorde y bello tiempo de una tarde de julio, cuando la ciudad entera se lanza, frenética, a las cervecerías al aire libre y a los baños, y nos hemos resguardado en un cine casi desierto.”



sábado, 23 de marzo de 2019

Paco Camarasa: Sangre en los estantes (**)


(454 pág.; Destino)                            (11; marzo de 2019)
Hace dos o tres años, durante la semana de BCNegra, fui a una conferencia de Paco Camarasa. No lo conocía de nada, pero salí entusiasmado de toda la información que nos dio, de los conocimientos que demostró tener de la novela negra en general y de la simpatía que derrochó. A la salida me faltó tiempo para comprar el libro que hoy comento. Si he tardado tanto en leerlo es porque se lo compré a Marisol y de sus libros leo uno cada dos meses y, entre los que me aconseja y los que tiene en papel, se van acumulando. Lamentablemente, los conocimientos y la simpatía de este autor ya no los podemos disfrutar.
El libro está ordenado alfabéticamente, aunque en cada capítulo aparecen autores con otras iniciales, pero que tienen que ver con lo que se está tratando o de quien se está hablando. Cuenta muchas anécdotas de la librería que tuvo durante catorce años y de sus encuentros con los autores, tanto en la librería como en la semana negra de Gijón o en la de Barcelona, de la que fue comisario durante muchos años.
A mí que me gusta leer enciclopedias y que he leído algunos tomos, este libro sería como la “biblia” de la novela negra y la clasificaría como de lectura imprescindible, por lo que tiene de historia de esta literatura o por acercarnos a los escritores, escritoras, editores, editoras, lectores y lectoras. ¿Verdad que la última línea cansa? Pues así es todo el libro. Estuve a punto de dejarlo en varias ocasiones; la última cuando ya iba por las últimas letras del alfabeto. ¡Qué pena! Recomendable a secas y para aquel al que le guste el género, las enciclopedias o busque un dato concreto. Ojo: no hay índice onomástico.




“Cuando Montse Clavé insistió en que nos atreviéramos a crear Negra y Criminal y abrimos las puertas de la librería, en diciembre de 2002, los lectores y lectoras nos pedían, aparte de novelas, manuales para orientarse en el laberinto en que se estaba convirtiendo el género negro.”



domingo, 17 de marzo de 2019

Henrik Ibsen: Hedda Gabler (***)


(132 pág.; Forgotten Books)                          (10; marzo de 2019)
Repetir un autor del cual no tengo más libros en casa resulta caro en tiempo: seis años ha/he esperado, y eso que valoré La casa de muñecas de lectura imprescindible, es decir, que tengo a Ibsen muy bien considerado, pero hay otros más, muchos, quizá demasiados por leer; pero si no lo hiciera de esta manera me encontraría agotando a un autor y dejando a muchos otros de lado y no llegaría a leerlos nunca. No se puede con todo. Pero la espera ha valido la pena: la señora Gabler ha sido una corta, pero gran e intensa compañía. Ahora la espera aún será mayor y ya se empieza a correr el riesgo de que no llegue a tiempo. Ya veremos, que no será por ganas.
Hedda y su esposo acaban de volver de su viaje de novios. En su casa les espera la tía de él: una señora mayor que vive cerca y cuida a otra tía de salud delicada. A Hedda no le hace gracia que se inmiscuyan en su vida por lo que le hace ver que no es muy bienvenida su presencia en esa casa, así como la de la persona de servicio que tienen y que ya había cuidado de su esposo cuando era un niño. La protagonista irá tomando el control de todo y no lo hará de forma sutil ni escuchando a su marido.
No explico qué tiene que ver la pistola de la portada porque Ibsen lo hace mucho mejor de lo que yo pueda hacerlo y si empiezas a leer el libro ahora en un par de horas lo sabrás… y habrá valido la pena.





“JULIA. (Se para delante de la puerta, escucha un rato, y dice a media voz:)—Pues, por lo visto, no se han levantado aún.”



sábado, 16 de marzo de 2019

San Juan de la Cruz: Cántico espiritual (**/***)


(leídas 15 de 148 pág.; -)                              (9; marzo de 2019)
Hace unos ocho años que leí de él un pequeño libro que compartía con Santa Teresa de Jesús y, como me gustó, he repetido. Cuando haya leído unos cuantos libros más aparecerá ella de nuevo. Esta obra es la más reconocida de San Juan de la Cruz y, en mi absoluta ignorancia, lo que no sabía era que explicaba a unas monjas ese cántico; es decir, las quince páginas que he leído son dos veces el poema, pues en una de ellas tiene una estrofa más, y un par o tres de páginas con las explicaciones del santo que pueden ser muy interesantes para muchas personas, pero a mí me parecieron un tostón. Con todo respeto.
Este cántico está compuesto de versos que los esposos se dirigen el uno al otro. He de reconocer que los versos me han gustado y de ahí que me parezca que su lectura es muy recomendable… hasta que empieza la prosa. Para tener una idea de esta, véase el incompleto párrafo que aparece después de la portada.




“1. Por cuanto estas canciones, religiosa Madre, parecen ser escritas con algún fervor de amor de Dios, cuya sabiduría y amor es tan inmenso, que, como se dice en el libro de la Sabiduría (8, 1), toca desde un fin hasta otro fin, y el alma que de él es informada y movida, en alguna manera esa misma abundancia e ímpetu lleva en su decir, no pienso yo ahora declarar toda la anchura y copia que…”



domingo, 10 de marzo de 2019

Juan Gómez-Jurado: Cicatriz (**)


(574 pág.; Penguin Random)                         (8; febrero de 2019)
Conozco a este autor de oídas: cuando voy a correr escucho el podcast Todopoderosos en el que él participa muy activamente, pues sus conocimientos son sorprendentes y, para mí, inabarcables. Sean del tema que sean. Este programa sobre cine me lo aconsejó Lorenzo hace un par de años y ya he escuchado todos los emitidos. La única pega que le encuentro a este señor es que necesita hacer saber que posee esos conocimientos y, en muchas ocasiones, suena repipi. Nobody is perfect.
Lorenzo me regaló este libro y, a pesar de que a Marisol no le gustó otro de este autor, yo lo leo y compruebo cómo escribe y cómo son las historias del autor español más vendido. Este, en concreto, yo lo recomendaría, aunque advertiría que los personajes pueden sernos conocidos de otras lecturas. Y, también, explicaría que Gómez-Jurado no puede dejar de ser fiel a sí mismo y deja caer alguna que otra píldora en boca de su protagonista que, personalmente, creo que no le encaja.
El protagonista y su socio tienen una empresa de programación que están a punto de perfeccionar un algoritmo para el reconocimiento de imágenes, pero precisan una inyección de capital para poder seguir adelante. El informático no tiene relaciones sentimentales, solo vive para el programa, pero un buen día decide darse de alta en una web de relaciones y traba conocimiento con una ucraniana que le pregunta dónde vive. Eso le desconcierta y consigue encontrarse con ella en el Caribe. A partir de ese momento, el programa y la consecución del capital pasarán a un segundo término.
La historia de la ucraniana está contada a base de analepsis y rompen el ritmo de la historia del programador, que es bastante más tranquila que la de ella. Y es este personaje el que nos trae recuerdos de otras mujeres de sus características, que no revelo porque no fue intención del autor hacerlo en las primeras páginas. Si lo lees pasarás unas horas entretenidas, que tampoco viene mal.





“La niña no sintió dolor cuando el clavo le rasgó la cara, debajo del ojo izquierdo.”



sábado, 9 de marzo de 2019

Knut Hamsun: Victoria (**)


(169 pág.; Juventud)          (7; febrero de 2019)          (Premio Nobel 1920)
Este es el único libro que tenemos de Hamsun y ya era hora de que lo leyera, pues algún mérito tendría, aparte de ser nórdico, si ganó el Premio Nobel. Pero tardaré en leer otro de él, pues sin que sea malo, no me ha parecido gran cosa. O el tiempo no pasa en balde o yo no he sabido apreciarlo.
El título del libro recibe el nombre de la protagonista, una joven que siente inclinación por un joven del pueblo pero rechaza sus atenciones, a pesar de haberle dejado entrever su interés por él. Aunque no se menciona en la novela, el lector puede intuir que la familia de Victoria no vería con buenos ojos la relación con el protagonista, dado que no es tan adinerado como ellos.




“El hijo del molinero caminaba con la imaginación llena de ensueños.”




domingo, 3 de marzo de 2019

Mark Haddon: El curioso incidente del perro a medianoche (**)


(268 pág.; Salamandra)                                 (6; febrero de 2019)
Con el inicio de año tan especial que llevo y después del libro anterior no era fácil que acabara el siguiente. Y no lo ha sido, porque este incidente curioso, aunque no está mal escrito deja de tener interés cuando llevas medio centenar de hojas leído, pues la historia más que curiosa es singular y, como tal, puede no interesar a todo el mundo. Como fue mi caso, aunque me esforcé para acabarlo.
El protagonista es un joven con síndrome de Asperger, por lo que no se relaciona bien con las personas pues no le gusta que le toquen los extraños. Vive con su padre porque su madre falleció y algunas madrugadas se despierta y sale a pasear por su barrio. En una de ellas encuentra al perro de la vecina atravesado por una horca y decide investigar quién lo ha matado. Para ello empieza a preguntar por el barrio y resulta que, aunque no encuentra motivación para tamaña atrocidad, se entera de hechos relativos a su familia que desconocía.




“Pasaban 7 minutos de la medianoche.”



sábado, 2 de marzo de 2019

Miguel de Cervantes Saavedra: Don Quijote de la Mancha - I (***)


(534 pág.; Real Academia)                            (5; febrero de 2019)
Quizá el motivo de tanto libro dejado a medias era la ansiedad por llegar a este y leerlo de nuevo. Ahora hace diez años que lo leí por primera vez y me gustó tanto (aunque más la segunda parte) que me he propuesto releer un libro cada año de los que más me gustaron, así que la segunda parte será el año que viene. ¿Cuántos dejaré a medias por él?
Aunque ya lo indiqué en mi comentario al segundo libro en 2010, no quiero dejar de insistir que los personajes de Quijote y Sancho son tan buenos y sus diálogos tan divertidos que vale la pena leer las novelas cortas que Cervantes no había publicado e insertó en este libro, pues, al fin y al cabo, no dejan de ser situaciones singulares que se resuelven de manera sorprendente o en última instancia.
Y, como excepción, pues el libro y el autor lo merecen, aquí va un párrafo del prólogo que escribió Cervantes y que tampoco tiene desperdicio:
“Desocupado lector: sin juramento me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero no he podido yo contravenir al orden de naturaleza, que en ella cada cosa engendra su semejante. Y, así, ¿qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación?”
Si mis vanas palabras te han ayudado a leer el Quijote te agradecería que me lo hicieras saber. Abajo, la portada del facsímil de la primera edición que me regaló Marisol.