sábado, 8 de diciembre de 2018

Daniel Defoe: Historia del Diablo (**/***)


(332 pág.; Libros Hiperión)                           (54; diciembre de 2018)
Hace tiempo que quería leer algo nuevo de Defoe, pues cuando era joven ya había leído dos o tres de él y encontré entre los digitales de Marisol El Diablo y el relojero, que me pareció un cuento tan corto (once páginas, que sin contar las de cortesía no llega a tres) como para que se hubiera editado por separado, así que busqué entre los libros de Defoe alguno que hubiera podido dar pie a esa historia y en la historia alguna frase del cuento y… voilà!
Creo que queda claro que encontré el libro, la página en la que aparece el relojero y una sorpresa morrocotuda al ver que Defoe se había esmerado hasta la saciedad para explicarnos todo lo que sabe del poder diabólico, del origen del mismo, de cómo actúa (aunque según él sobre algunas personas como los dignatarios, Papas y algunos otros no hace falta que actúe: ya son malos per se) y una infinidad de razonamientos al respecto que no se me hubieran ocurrido nunca.
La lectura de este libro, que no recomiendo a quien no esté verdaderamente interesado en saber más y mejor sobre lo que nos han enseñado en Religión, me ha hecho pensar en estos temas, pues Defoe está impuesto en ellos, aunque me da la sensación que, a veces, lo utiliza como hizo Swift, con Gulliver: como una crítica a su tiempo y a las personas que lo vivieron, pero no se restringe a ellos, pues sus lecciones de historia comienzan antes de la aparición del hombre y llegan hasta sus días y no deja personaje que aparezca en las Escrituras sin un comentario en relación con el Diablo. Enciclopédico.




“No dudo de que el título de este libro asombre en principio a mis lectores; quizá se detengan en él un poco, ni más ni menos que podrían hacerlo ante el libro de magia de una encantadora; permanecerán un rato dudando si deben leerlo o no, ante el temor de que leyendo la Historia del Diablo le evoquen verdaderamente.”



domingo, 2 de diciembre de 2018

Ricardo Palma: Tradiciones peruanas (***)


(350 pág.; Aguilar)                             (53; noviembre de 2018)
Cuarta y penúltima etapa de este largo libro. Las tradiciones hablan del Perú independiente y republicano, pero las últimas escritas son bastante flojas o poco interesantes. Luego dedica ochenta páginas a la Inquisición en Lima y hace un detallado listado con nombres y apellidos de ajusticiados, condenados y los pocos que se libraron sin un rasguño. A continuación habla de la bohemia de su tiempo y de los recuerdos de los meses que estuvo en España durante los festejos conmemorativos del cuarto siglo del descubrimiento. Qué capacidad para hablar bien de todos los que conoció (en cualquiera de los dos capítulos) y no repetirse. Deja rasgos de la división de sexos del siglo XIX: la mujer podía ser poeta antes que literata comprometida, pero ni hablar de dedicarse a la política el bello sexo, pues “qué harían entonces los hombres”. Por último hay más de trescientas palabras que no consiguió que la Academia se las aceptara cuando estuvo en sus sesiones. He disfrutado de lo lindo leyendo las definiciones y voy a sorprender a más de uno con una muestra de las palabras que no figuraban en el diccionario: adjuntar, bienintencionado, cantimplora, democratizar, editorial, finanzas, hospitalizar, ictiología, linchar, mataperros, nacionalización, orfebre, presupuestar, etc.
El ejemplo de las palabras anteriores me sirve para traer a colación que cuando lo leí saliendo de mi adolescencia, y teniendo en cuenta la cantidad de americanismos que hay en el libro, se me ocurrió hacerme un diccionario de las que no entendía. Aún guardo el bloc donde las anoté y numeré: hay seiscientas cuarenta y una. Las definiciones las obtenía de la Enciclopedia Universal Sopena, que ya había utilizado en Perú para resolver los crucigramas de los sábados. Tanto la usé hasta entonces que, a pesar de no haberla visto en más de cuarenta años, aún recuerdo de qué palabra a cual otra iba cada uno de los nueve tomos (a Marisol le hace mucha gracia esto, sobre todo por la poca memoria que tengo). Mi gusto por coleccionar palabras (es de las aficiones más baratas que hay) se reprodujo con las dos mil seiscientas sesenta y seis que tiene otro blog de mi autoría.




“El lunes 31 de diciembre de 1877 los habitantes de Lima gozaron de un espectáculo nuevo para la gente de la generación actual que no ha tenido oportunidad de salir fuera del radio de la ciudad.”
Truenos en Lima



sábado, 1 de diciembre de 2018

Duque de Rivas: Don Alvaro o la fuerza del sino (***)


(141 pág.; El País)                              (52; noviembre de 2018)
No recuerdo ya lo que me enseñaron en Literatura de sexto (ni tampoco lo recordaba mucho después de entonces) de este autor que, gracias a que la versión digital que he encontrado tenía un extenso prólogo, me he enterado que fue de los primeros en adherirse al romanticismo y que esta obra es la más afamada de él. Truculenta historia por las casualidades que han de producirse, pero aceptadas estas dan sostén al título de la obra, es decir, hiciera lo que hiciera Don Alvaro no podía escapar de producir todos los males que le estaban destinados. Era su destino.
Don Alvaro y Leonor se enamoran perdidamente el uno del otro, pero el padre de ella, que es marqués, no está dispuesto a aceptarlo porque se desconoce su origen. Aquel decide raptarla con la aquiescencia de ella, pero la noche prevista su padre es avisado y se cruza en el camino de los que intentar huir. Don Alvaro se pone de rodillas frente al padre de Leonor y deja caer la pistola que llevaba, pero con tan mala fortuna que se dispara matando al marqués. A partir de aquí, a pesar de que Don Alvaro intenta alejarse de ella y de sus dos hermanos, el destino hará que sus vidas se encuentren de nuevo y que no sea para bien.




“Oficial.          Vamos, Preciosilla, vamos, cántanos una rondeña.”



domingo, 18 de noviembre de 2018

Orhan Pamuk: Me llamo Rojo (***)


(687 pág.; Punto de Lectura) (51; noviembre de 2018) (Premio Nobel 2006)
Hace más de diez años que leí este libro, pues aún no escribía estas líneas, y recuerdo que su final dio consistencia a toda la novela y a olvidar el posible aburrimiento que el lector pueda padecer leyendo sobre los caballos que, en el siglo XVI, pintaban los otomanos. La sensación que he tenido durante esta década era que la mitad del libro hablaba sobre el dibujo de caballos y que su final era de los mejores que he leído nunca. He esperado hasta ahora para repetir su lectura y hacerlo junto con Anna y Marisol. He descubierto más cosas que la primera vez y la he disfrutado mucho más. Marisol ha terminado ahora mismo su lectura y también ha quedado maravillada de la habilidad de Pamuk. Sus vastos conocimientos, su ingenio y amor por Estambul quedan reflejados en todas sus obras. Es una lástima que estas no sean para la mayoría del público, pero vale la pena adentrarte en su mundo y pagar el peaje que ello representa porque puedes estar seguro que no te defraudará.
Está a punto de cumplirse un milenio de la muerte de Mahoma y el sultán desea hacer un libro ilustrado que muestre toda la belleza y bienes que tiene su reino para entregarlo a los venecianos y que lo admiren, tanto por su cultura como por su poderío. Además desea que haya una lámina en la que él aparezca dibujado al estilo occidental, es decir, que sea reconocible y con perspectiva. Como no está permitido aparecer dibujado tal como uno es, se encarga este libro, de manera secreta, a un gran maestro y este contrata a cuatro ilustradores, pero uno de ellos aparece muerto, por lo que se teme que se haya descubierto a qué fin se dedicaban.




“Ahora estoy muerto, soy un cadáver en el fondo de un pozo.”


sábado, 10 de noviembre de 2018

Stephen Vizinczey: Un millonario inocente (**/***)


(398 pág.; Seix Barral)                                  (50; octubre de 2018)
Hace ya seis años que leí En brazos de la mujer madura y me gustó tanto que llevaba tiempo esperando leer otro libro de este autor. A pesar de que he terminado poniendo la misma puntuación, el libro del que estoy hablando no tiene la misma gracia que el anterior. Se puede decir que ha salido de la misma pluma, pues el tema erótico o sensual lo trata igual (a lo que yo recuerdo) y se atreve con temas como los paraísos fiscales, la conservación de la naturaleza, las industrias químicas y, sobre todo, los abogados y la justicia en Nueva York, pero a pesar de su acidez en este último tema, no llega a la altura de Dickens. Quizá el mayor defecto que tiene este libro es la cantidad de personajes que aparecen y que se diluyen en la historia.
El sueño de un muchacho es descubrir pecios españoles de la época imperial y para ello, desde muy temprana edad, empieza a estudiar con ahínco los movimientos de los barcos, sus últimos avistamientos antes del hundimiento y todo lo que pueda tener que ver con ese fin. Debido a que su padre es un actor de éxito oscilante no está mucho tiempo en un sitio y puede consultar muchas bibliotecas de Europa. A pesar de que su padre considera que está perdiendo el tiempo él no ceja en el empeño.




“Mientras contemplo las torres y las almenas de Toledo, la antigua capital de España, que se levanta en lo alto, al otro lado de la hondonada, decido poner por escrito los hechos más importantes de mi vida, para que la gente sepa todo lo que he pasado.”



sábado, 3 de noviembre de 2018

Lucia Berlin: Manual para mujeres de la limpieza (***)


(432 pág.; Alfaguara)                        (49; octubre de 2018)
A Marisol no le gustan los libros de relatos, por lo menos así lo dice, pero no deja de regalármelos e incluso, como es el caso, de comprárselos ella. El caso es que yo no era consciente de que me gustaran, pero después de haber leído sesenta y cuatro libros de este estilo de narración he de concluir que me gustan y mucho, aunque no creo que sea casualidad que treinta y uno de ellos me hayan parecido muy buenos. Es decir, la selección ha sido afortunada. Y este es uno de los mejores, aunque de los más duros de leer. Berlin, que no tuvo una vida nada fácil, aplica todo lo que le ha sucedido, todo lo que ha visto a su alrededor y todo aquello que ha podido imaginar que no era agradable que le sucediera a uno para describir unos trozos de vida que golpean al lector sin dejarle respirar y que le hacen cuestionarse si este es el mejor de los mundos posibles.
Este manual que no es para mujeres de la limpieza (si no estoy equivocado solo sale una), sino que es para mujeres, salvo un par de relatos en los que el protagonista es un hombre, describen todas aquellas situaciones en las que la mujer se ve compelida a soportar a familiares directos, a jefes difíciles, además de circunstancias que no facilitan en absoluto una vida más o menos tranquila. Los relatos están escritos con un vocabulario sencillo, con frases nada alambicadas y sin entrar a cuestionar los porqué: la protagonista se encuentra así y eso es lo que relato, viene a decir la autora. Pero el mal cuerpo nos lo quedamos nosotros porque las historias son muy buenas; es la vida la que no lo es. Al pie de la portada uno de los más bellos: debería estar en todas las consultas médicas.




“Nunca se oyen sirenas en la sala de urgencias; los conductores las apagan en Webster Street.”
Apuntes de la sala de urgencias, 1977



sábado, 13 de octubre de 2018

José Donoso: El obsceno pájaro de la noche (*/**)


(239 de 476 pág.; Argos Vergara)                            (48; octubre de 2018)
Reconozco muchos nombres de autores que tenemos en la biblioteca, por lo que cuando llego a una estantería en la que hay uno de ellos, y además es su mejor obra, no dudo en cogerla. Cuando la empiezo a leer ya me doy cuenta de que es un poco rara, de que no termino de entender qué me está contando, pero no me desagrada lo que explica, a pesar de que es bastante extraño e hiriente para algunos de los personajes. Es igual, me digo, ya se aclarará o me enteraré mejor de qué sucede. Y así llego a la mitad, donde ya no confío en que se aclare, pues estoy más perdido a medida que avanzo en la historia. Donoso, te vas a la columna del ostracismo con otros setenta y cinco de tu laya.
Poco puedo aclarar, pero explicaré qué recuerdo del principio: la voz que pertenece al personaje principal, que es un hombre mudo que ha sido aceptado en un convento de monjas viejas y que termina siendo una de ellas (?) explica las vicisitudes de una joven que es engañada para ser usada sexualmente, aunque a ella no le desagrada. Otra voz aparece y también explica el desarrollo de la historia, aunque no sé muy bien si también es la del mudo. Unos capítulos después aparece el personaje que es el rico del pueblo que no puede tener descendencia y esto le tiene amargado, pero el mudo hará que él tenga descendencia y los dos serán uno. Y cuanto más avanzas más se oscurece.



“Misiá Raquel Ruiz lloró muchísimo cuando la Madre Benita la llamó por teléfono para contarle que la Brígida había amanecido muerta.”





sábado, 6 de octubre de 2018

Nuccio Ordine: Clásicos para la vida (**/***)


(177 pág.; Alcantilado)                                  (47; septiembre de 2018)
Marisol me regaló este libro junto con el otro del mismo autor en enero, pero este he tardado más en leerlo debido a los muchos nuevos que he tenido este año y de los que he tenido que leer en papel.
Este profesor, preocupado por la poca presencia de los clásicos en la educación, decidió que un día a la semana presentaría a sus alumnos una obra clásica resaltando algo en concreto de ella, de forma que eso fuera el motivo de que hubiera interés en leerla. A lo largo de los años, de los lugares donde impartió sus clases y de las publicaciones en diarios recopiló las obras y autores que aparecen en este libro.
Algunas obras las he leído, otras están a la espera y otras, lamentablemente, no las leeré nunca. En cualquier caso, el párrafo de la obra y el comentario de Ordine de porqué es importante vale la pena leerlo.



““Que otros se jacten de las páginas que han escrito; | a mí me enorgullecen las que he leído”: ninguna frase podría expresar mejor el sentido de mi trabajo que los dos versos con los que Jorge Luis Borges abre el poema titulado “Un lector” en su Elogio de la sombra.”



domingo, 30 de septiembre de 2018

Ricardo Palma: Tradiciones Peruanas (***)


(350 pág.; Aguilar)                             (46; septiembre de 2018)
Cuando volvimos a España yo me traje todos mis libros, pero este no era mío y no sé qué pasó con él, pero cuando tuve ahorradas las 550 pesetas que costaba me faltó tiempo para ir a comprarlo. Esa cifra hoy parece ridícula, pero era del orden de unos cien billetes de Metro. Quien quiera que eche cuentas. El hecho es que, cuatro años después de haber llegado, ya tenía mi preciado volumen y ahora, cuarenta y tres años después, estoy dando buena cuenta de él.
Las tradiciones avanzan con más historias de faldas, tanto las seglares como las clericales (en varias tradiciones se juntan mujeres y curas indicando que “se visten por la cabeza”); se nos habla de cómo se vivía (leer el párrafo después de la foto o por ejemplo se explica qué era la “tapada limeña”: un mantón de seda cubre toda la cabeza dejando un solo ojo a la vista; era de lo más elegante y nada tenía que ver con el radicalismo o la opresión a la mujer, sino todo lo contrario); también de las corridas de toros o de las peleas de gallos con una profundidad que permitiría hacer una pequeña enciclopedia. Pero también hemos llegado a los aires de independencia y la consecución de la misma, tratando con exquisita elegancia a los militares españoles que perdieron las diferentes batallas.




“Contóme mi queridísimo e inolvidable amigo Lavalle, para que hoy lo cuente yo a ustedes, que, allá por los años de 1814, una monja del monasterio del Carmen se escapó cierta noche para ir al teatro a gozar de la ópera italiana, representación que por primera vez se efectuaba en Lima.”
Prudencia episcopal



sábado, 29 de septiembre de 2018

Claude Cueni: El Jugador (**/***)


(380 pág.; Salamandra)                                 (45; septiembre de 2018)
No sé si ya lo he dicho alguna otra vez, pero tener una biblioteca en la que otra persona ha puesto muchos libros que desconoces es toda una sorpresa… incluso para quien los compró, pues no recuerda haberlo leído. Dado el tema que trata cabe la posibilidad de que lo comprara yo, en la época que no leía más que un libro o dos al año; pero en cualquier caso ya lo he leído.
Aunque puede ser un libro histórico también pudiera ser considerado de aventuras, pues la vida de este hombre fue, sobre todo, una aventura en la que se jugaba la vida constantemente. Si a eso añadimos que dominaba la teoría de probabilidad al más alto nivel; que desarrolló la forma y manera de convertir el dinero basado en metales preciosos a papel y que logró convencer a un rey para que se aplicaran sus teorías monetarias (lo que le costó casi toda su existencia), todo ello hace que este libro, que no será una joya literaria, tenga mucho atractivo.



“–¿Voy a morir?–preguntó el escocés.”



domingo, 23 de septiembre de 2018

Enrique Vila-Matas: El mal de Montano (*/**)


(336 pág.; Seix Barral)                                  (44; septiembre de 2018)
Marisol me aconseja este libro y su inicio me parece espectacular, es decir, el primer párrafo, sobre todo, y el primer capítulo. A partir de ahí empiezo a pensar que debe ser muy bueno el final porque no termina de convencerme la historia que explica. Y como cada vez se pone peor le pregunto si de verdad lo leyó todo y le gustó: me lo confirma y me deja perplejo. Lo termino y termino con el autor.
Montano es el hijo del protagonista, que es crítico literario. Este va a visitarle a su casa en Francia porque sabe que después de haber publicado su primer libro, y de haber tenido muy buena aceptación, está pasando por un mal momento, y lo bautiza con su nombre: el mal de Montano. Y de ahí el primer párrafo del libro que figura bajo la portada y que me pareció un espléndido inicio. Lástima que no fuera Monterroso.



“A finales del siglo XX el joven Montano, que acababa de publicar su peligrosa novela sobre el enigmático caso de los escritores que renuncian a escribir, quedó atrapado en las redes de su propia ficción y se convirtió en un escritor que, pese a su compulsiva tendencia a la escritura, quedó totalmente bloqueado, paralizado, ágrafo trágico.”




sábado, 22 de septiembre de 2018

J.M. Coetzee: Elizabeth Costello (**)


(240 pág.;Literatura Ramdon)(43;septiembre de 2018)(Premio Nobel 2003)
Marisol tiene este libro en su lector y yo lo escojo, pues no he leído nada de él y ella no me ha comentado nada del libro. Tenía que haberle preguntado primero, pues lo dejó después de uno o dos capítulos. Habitualmente escribo lo que un libro me ha parecido sin ir a leer nada en internet sobre él o su autor, salvo algún dato en concreto, pero en esta ocasión quise saber qué se decía del libro, pues me pareció raro e inconexo: los capítulos son una serie de artículos que escribió Coetzee cuya protagonista es la que le da nombre al libro. Ahora queda claro porqué es como es este libro.
Elizabeth Costello es una escritora que bordea la edad de jubilación, si es que un escritor puede decirse que alcanza ese momento, y que tuvo su momento de fama en sus inicios, pero ahora la invitan a dar conferencias y ella, a pesar de que vive en Australia, las va aceptando. Se ha vuelto intransigente y sus conferencias atacan el hecho de que el hombre se alimente de animales (llega a comparar a los matarifes con los nazis y a los animales sacrificados con los judíos); que se atente contra la naturaleza; que otro conferenciante que participará junto a ella haya escrito un libro con unas opiniones que a ella no le parecen bien; en resumen, está enfadada con el mundo entero. No sé si es el alter ego de Coetzee (y allá él con sus opiniones y creencias), pero el libro sólo se salva porque está bien escrito, por poco más.




En primer lugar está el problema del arranque, es decir, de cómo ir desde donde estamos ahora, y ahora mismo todavía no estamos en ninguna parte, hasta la orilla opuesta.”



sábado, 15 de septiembre de 2018

Colleen McCullough: César (***)


(754 + 53 pág.; Planeta)                                (42; agosto de 2018)
Ya hace quince días que acabé el quinto libro que leo de esta autora, pero por razones de un trabajo inesperado he aparcado subir a la nube mis impresiones sobre el mismo. A cualquiera que haya leído alguno de esta serie, y le haya gustado, no creo que haya que convencerle para que también lea este, pues en él se describen los años en que César ganó una batalla tras otra, contra ejércitos mucho más numerosos que el suyo y contra lugares inexpugnables; además de tener la vista en Roma, pues el Senado no le otorgaba lo que él consideraba que era de justicia recibir. En la imagen dice que es el último, pero aún escribió dos más (el último Marisol lo dejo al principio: parece ser que era irrisoria la trama) y, como creo que no descubro nada, diré que el libro que me ocupa no llega a los Idus de marzo, por lo que espero que el siguiente sea la continuación de este.
La autora explica al final del libro que el editor le exigió que no sobrepasara una cierta cantidad de hojas y que por eso tuvo que abreviar. No se nota eso al principio del libro, pues dedica la mitad de este a relatar las decenas de pueblos que poblaban la Galia y territorios más alejados y cómo César los convenció o venció. Pero he de reconocer que, a pesar de que puede ser un poco cansado leer nombres extraños (para mí), me ha gustado tanto que he tomado nota y he añadido a los libros pendientes de leer La guerra de las Galias, pues aunque alguna traducción del latín tuve que hacer cuando tenía catorce años de este libro, estoy seguro que en castellano lo disfrutaré más.




“Las órdenes eran que mientras César y la mayor parte de su ejército estuvieran en Britania no se le enviara nada a parte de las comunicaciones de máxima urgencia; incluso las instrucciones del Senado tenían que esperar en el puerto Icio, en tierra de la Galia, hasta que César regresara de su segunda expedición a la isla que se hallaba en el extremo occidental del fin del mundo, un lugar casi tan…”



sábado, 1 de septiembre de 2018

Rudyard Kipling: El hombre que pudo reinar (**/***)


(90 pág.; Adapta)    (41; agosto de 2018; en Madeira)   (Premio Nobel 1907)
Gracias a Vueling en el aeropuerto de Madeira terminé la novela anterior, leí esta historia y comencé un nuevo libro. Yo lo pasé muy bien leyendo, pues los sillones no eran incómodos y la cena, la habitación del hotel y el desayuno corrieron de su cuenta… y las dieciocho horas de la mía.
Tengo una recomendación para leer El ojo de Alá y otros cuentos, pero no lo pude encontrar ni en papel ni en digital, así que me conformé con este cuya película vi de estreno, y no sé muy bien si hizo que la historia leída no me pareciera tan buena como la película o que al tener las actuaciones de Connery y Caine en la retina no supiera ver la grandeza del relato, aunque me pareció bueno.
Kipling se encuentra con los personajes interpretados por los mencionados actores que le requieren les preste sus mapas porque quieren irse a Afganistán a ser reyes. Tiempo después vuelve uno de ellos y le explica la aventura que representó haber llegado a serlo. Está basada en las vidas de un inglés y un americano que llegaron a ser rajá y príncipe de dos poblaciones, respectivamente.




“La Ley, como dice la cita, establece una justa norma de vida que no es fácil de seguir.”



domingo, 26 de agosto de 2018

Tracy Chevalier: Criatures extraordinaries (**/***)


(364 pág.; La Magrana)                     (40; agosto de 2018; en Madeira)
Podía elegir entre esta o La joven de la perla, pero como de esta última ya tenía alguna idea, preferí estas Criatures, y me llevé una muy agradable sorpresa, pues no solo está bien escrita sino que la historia es interesante y, siendo real, fascinante a su vez.
Estamos a principios del XIX y Mary Anning es una muchacha que vive en Lyme Regis y que, para ayudar en la economía familiar, recoge conchas en la playa y en los acantilados. Esas piezas son compradas por los turistas, pero poco a poco va encontrando alguna que otra pieza mucho más rara o más grande y su medio de vida se convierte en una pasión que le lleva a hacer un descubrimiento que nadie había hecho hasta entonces y que pone a la historia bíblica contra las cuerdas.




“Els llamps m’han tocat tota la vida.”



sábado, 25 de agosto de 2018

Manuel Cerdán: Paesa: el espía de las mil caras (**)


(480 pág.; Plaza & Janés)                  (39; agosto de 2018; en Madeira)
Por las fechas en que vimos la película Marisol se compró el libro y me lo aconsejó, yo tomé buena nota y este mes le ha llegado su turno. La historia real es muy buena, pero Cerdán es periodista y, me parece a mí, ha ensamblado noticia tras noticia y ha creado esta novela, por lo que en repetidas ocasiones cuenta más de una vez lo mismo; e incluso, algo que ya ha explicado lo apostrofa con “eso era mentira”, cosa que el lector ya lo sabe. En resumen, en el libro hay más información que en la película, pero mejor esta que aquel; como excepción (que alguna hay).
La vida de Paesa se podría resumir diciendo que fue intensa, interesante, peligrosa, siempre en el límite, de película e increíble. Fue banquero, espía, playboy o gigoló, vendedor de armas, consejero político, blanqueador de dinero, estafador, falsificador, diplomático, y alguna cosa más que me dejo en el tintero. ¡Ah, sí: difunto renacido! Con varias vidas de la mayoría de personas no conseguiríamos hacer una tan interesante, novelísticamente hablando, como la suya. El tema Roldán, por lo que representó para aquel momento y en España centra la atención del libro, pero el asunto no fue baladí.




“Mayo de 2001.”


domingo, 19 de agosto de 2018

Stephen L. Carter: El consejo de palacio (**/***)


(608 pág.; Debolsillo)             (38; agosto de 2018; en Madeira)
Esta es la segunda novela que leo de este autor, abogado descendiente de africanos (para no hablar del color de su piel) y, al contrario que en la novela de Carr que he comentado en la entrada anterior, aunque también está basada en hechos históricos norteamericanos, concretamente entre los años cincuenta y setenta, la historia real no abruma sino que ayuda a que la de ficción sea más interesante, sobre todo para aquellos que ya tenemos unos ciertos conocimientos de lo que sucedió (es decir, edad). Aunque tengo aversión a los “bestsellers” me gusta encontrar aquellos en los que alguien se gana bien la vida y no aburre.
Estamos en Harlem y un abogado muy importante aparece asesinado. Poco a poco se nos va explicando cómo era la vida de los habitantes más acaudalados de ese conocido barrio de Nueva York y, a la vez, quienes eran los posibles candidatos a las altas esferas del poder en Washington, desde senadores hasta el posible presidente de Estados Unidos. Aunque parezca que entre ambas localidades no haya una clara conexión, en los años en que transcurre la historia, Harlem no era el barrio marginal que aparece en las películas y la clase acomodada afroamericana residía allí y, además, tenía relaciones económicas y sociales con la clase dirigente que, obviamente, era blanca. Una interesante e instructiva novela de intriga.



“El abogado estaba nervioso, lo cual no era frecuente.”


sábado, 18 de agosto de 2018

Caleb Carr: El alienista (**)


(748 pág.; Ediciones B)                      (37; agosto de 2018; en Madeira)
Un par de días antes de irnos de vacaciones a Madeira comencé a leer este libro. Marisol me había dicho cuando lo leyó que no le había gustado, ahora le parecía que no había terminado de leerlo. En cualquier caso, y sin decir que no vale la pena leerlo, sí que hay que aclarar que es un poco pesado, pues el autor, que es historiador, nos ha querido recrear la Nueva York de finales del XIX y principios del XX, con sus calles, sus medios de transporte, su organización policial, la moral de esa sociedad; el estado de la psiquiatría (alienista: el que trata a los alienados) y la psicología; y, sobre todo, el método científico aplicado a la investigación policial.
La aparición del mutilado cuerpo de un joven dedicado a la prostitución hace que el comisario jefe, que en el futuro será el primer presidente Roosevelt, encargue a un equipo interdisciplinar la búsqueda del asesino. Entre ellos habrá un alienista y un periodista que fueron compañeros suyos de estudio y dos sargentos de la policía que comienzan a aplicar técnicas que aún no están reconocidas judicialmente pero que, por otra parte, ofrecen mucha más información de la que se tiene sin ellas.




“Theodore está en la tumba.”



sábado, 4 de agosto de 2018

Ricardo Palma: Tradiciones peruanas (***)


(350 pág.; Aguilar)                             (36; julio de 2018)
Como ya dije cuando leí las primeras trescientas cincuenta páginas de este libro, lo empecé a leer antes de la adolescencia, pero a la vista de las historias que recuerdo lo debí hacer saltando aquellas que no me parecieron interesantes, pues la gran mayoría me son desconocidas. No obstante, y como ejemplo lo he puesto al pie de la foto, recordaba esa historia que está muy cerca de la página setecientos, por lo que no hay duda de que, por lo menos, llegué hasta aquí.
Es un libro difícil de leer seguido, pues la letra es muy pequeña, pero ello no es óbice para que siga pareciéndome tan divertido y entretenido como lo recordaba. Ya estoy acabando el siglo dieciocho, por lo que ya he leído la mayoría de las tradiciones relativas a los virreyes entre los que se cuenta un antepasado de mis hermanos: el conde de la Monclova. Fue el virrey que más duró en el cargo: dieciséis años y no lo deja nada malparado. Además de lo acontecido a los virreyes, sigue hablando del clero (el otro gran poder), de las bellas limeñas y la cantidad de corazones que se rompieron o unieron, de insurrecciones y de las toneladas de metales preciosos de salieron de Perú hacia España y todo ello salpicado de refranes y frases divertidas.




“Lima, como todos los pueblos de la Tierra, ha tenido (y tiene) un gran surtido de tipos extravagantes, locos mansos y cándidos.”
El obispo Cicheñó



sábado, 28 de julio de 2018

W. R. Burnett: Vanity Row (**)


(218 pág.; Edicions 62)                                  (35; julio de 2018)
Es un escritor que está considerado como uno de los grandes de la novela negra y en su haber cuenta con La jungla de asfalto, así que ¿quién soy yo para decir lo contrario? En cualquier caso esta novela me ha parecido un tanto absurda, con demasiados personajes desde el inicio de la novela para que luego todo gire en torno a una estupenda señorita de la que hasta los semáforos se quedan prendados. Quizá si a mí me hubiera sucedido lo mismo…
En la primera página nos enteramos que un abogado, considerado como una excelente persona por la media docena de personajes que aparecen en ella, ha sido asesinado. El capitán de la policía que depende del Ayuntamiento es el encargado del caso y se le hace ver claramente que no hay que escarbar más allá, sino que hay que encontrar a alguien que parezca culpable y controlar a la prensa para que tampoco pueda llegar a destapar lo que realmente había detrás de tan buen ciudadano.




“Tots el diaris deien que hi havia fortes tempestes arreu del mig oest, des dels Grans Llacs, al nord, fins al riu Ohio, al sud, i des de la frontera de Pennsilvània, a l’est, fins a les estepes de Kansas, a l’oest.”



sábado, 21 de julio de 2018

Thomas Hardy: El alcalde de Casterbridge (**/***)


(540 pág.; Alba)                                 (34; julio de 2018)
Tal y como hice cincuenta libros antes, leo otro aconsejado por Anna y, como casi todas las veces, la elección es de mi gusto. Conocía de nombre a este autor, pero no lo tenía en mente, por lo que aceptar consejos de alguien que lee creo que es un buen sistema para ampliar autores. Esta novela es sorprendente porque en el primer capítulo sucede algo tan inusual que en el medio millar de páginas que quedan no parece posible que haya algo que pueda superarlo, por lo que no sería de extrañar que la novela decayera, pero eso no sucede hasta casi el final, ya que capítulo tras capítulo Hardy encuentra una manera de seguir atrayendo la atención del lector.
Poco voy a poder explicar de la historia por lo dicho en el párrafo anterior, pero continuaré con lo que figura al pie de la portada. Ninguno de los jóvenes habla ni tampoco se miran, parece que tienen parentesco, pero la frialdad que hay entre ellos es patente. Cuando llegan al pueblo entran en un entoldado donde sirven una bebida a la que se le puede añadir alcohol si el cliente así lo pide. El joven lo solicita en repetidas ocasiones y termina teniendo muy suelta la lengua; tanto es así que hace una proposición a los que le escuchan, tan descabellada, que no se la pueden tomar en serio. Pero hablaba en serio.




“Un atardecer de finales de verano, antes de que el siglo XIX completara su primer tercio, un hombre y una mujer jóvenes, ésta con un niño en brazos, se aproximaban caminando al pueblo de Weydon Priors, al norte de Wessex.”



sábado, 7 de julio de 2018

Vasili Grossman: Todo fluye (**/***)


(300 pág.; Círculo de Lectores)                                 (33; junio de 2018)
No sé por qué razón he tardado nueve años en leer otra obra de este escritor, cuando él fue uno de los primeros que leí entonces y que me cautivaron lo suficiente como para escribir estos dos párrafos que vengo haciendo desde aquel momento. El caso es que ya he leído otra de él y está considerada como una obra denuncia de los millones de muertos y desplazados a Siberia durante el tiempo en que Stalin fue el máximo dirigente comunista. Personalmente creo que no tiene la fuerza ni la calidad de Vida y destino, pero sabe transmitir al lector la barbarie que se cometió a lo largo de cuatro décadas para crear esa supuesta Unión de Repúblicas que hoy son una diáspora de estados y poco o nada socialistas.
Cuando muere Lenin los encarcelados por motivos políticos a lo largo de su mandato son declarados no culpables de lo que se les acusó, por lo que todo aquel que, acuciado por la situación del momento, no defendió o, incluso, acusó a alguno de sus vecinos o compañeros de trabajo, ahora se siente avergonzado o atemorizado de lo que pueda sucederle. La novela trata de la vuelta a la vida de un hombre que pasó treinta años preso y que decide ir a los lugares en lo que vivió o tenía algún familiar o conocido.
En los capítulos finales Grossman hace una disección de quiénes y porqué fueron Lenin y Stalin los dirigentes de la revolución y, aunque rompe la trama de la novela, no deja de ser interesante su disertación.




“El tren procedente de Jabarovsk llegaba a Moscú a las nueve de la mañana.”



sábado, 30 de junio de 2018

Guillermo Cabrera Infante: Tres tristes tigres (***)


(140 + 537 pág.; Cátedra)                             (32; junio de 2018)
Anna me regala este libro por Sant Jordi y es muy buen regalo y voy a intentar convencer a quien no la haya leído que así es. Guillermo Cabrera Infante tiene una imaginación desbordante y la aplica al idioma haciendo juegos de palabras en castellano, en castellano con inglés o con latín; también tiene un cultura enorme por lo que en cualquiera de sus páginas hay una referencia a una película, director de cine, escritor famoso, actor o una obra de arte, y también juega con todo ello. Para no referirme a nada que aparezca en la novela citaré el título de dos de sus obras (Infantería, La Habana para un infante difunto) y una anécdota que leí hace muchos años: Alfonso Guerra estaba hablando con Octavio Paz y no muy lejos de ellos había un grupo en el que se encontraba Cabrera Infante. Este, refiriéndose a los dos primeros, dijo a sus contertulios: “Ahí está la gran obra de Tólstoi”.
Dice el autor en una nota al inicio de la novela que no está escrita en castellano sino en cubano. Esto no debe asustar a nadie pues, como ya es presumible, aparte de las palabras propias de la isla, que pueden equivaler a nuestros giros, se entiende muy bien y le da un toque mucho más divertido a la historia, pues al fin y al cabo, la novela habla de La Habana: se nos explican sus calles, sus lugares famosos, su cabarés, la gente que la habita, los artistas cubanos y, entretejiendo todo ello, hay unas historias de mujeres cantantes y de tres amigos, dos de los cuales recorren las calles de La Habana en la parte final de la novela, lo que me llevó a pensar en algo que seguramente no tiene nada que ver, pero que yo le encuentro similitud: esto es el Ulises de Joyce en castellano y con gracia.




Showtime!



domingo, 24 de junio de 2018

Pearl S. Buck: Viento del este, viento del oeste (**/***)


(187 pág.; Círculo de Lectores)    (31; junio de 2018)    (Premio Nobel 1938)
La primera novela de esta autora y, al estilo de tantas que escribiría después, nos describe de una manera sencilla el contraste entre la China milenaria (aunque no se menciona en el libro) y la cultura occidental que va adentrándose y adueñándose de las maneras de proceder tradicionales. Mientras lo iba leyendo pensaba que las creencias que no están basadas en hechos objetivos, científicos o racionales terminan creando una situación de ruptura en algún momento, es decir, que una cultura basada en creencias que se pasan de generación en generación y que es por lo único que se mantienen, no siendo puestas nunca en tela de juicio terminarán desapareciendo, pero dejando desubicada a parte de la sociedad de ese momento.
La protagonista del libro es prometida el día que nace con el hijo de una familia acaudalada. Asimismo, su hermano se casará con la hija de esa familia. El prometido de la recién nacida, cuando es adulto, se va a estudiar medicina a occidente y cuando vuelve a su país viste y adopta las ideas aprendidas. En cambio, la que terminará siendo su esposa ha sido educada a la manera tradicional, es decir, ha de ser respetuosa, callada, modosa, se le aplican vendas apretadas en los pies para que los tenga lo más pequeños posible y respetará todas las tradiciones que sus antepasados han ido transmitiendo. El choque cultural de ambos cónyuges, y otras circunstancias del mismo tenor que no tienen cabida en este párrafo, son los vientos que soplan de uno y otro punto cardinal.




“A ti puedo hablarte, hermana, como a ninguna de mis verdaderas hermanas de raza.”



domingo, 17 de junio de 2018

John Boyne: Motín en la Bounty (**)


(473 pág.; Salamandra)                     (30; junio de 2018; en Alden Biesen)
Elijo este libro en lugar del otro más conocido porque aquel no le gustó mucho a Marisol. No sabía que este le había gustado menos. Y no le falta razón, pues después de un mal comienzo haciéndose pasar por Dickens o Quevedo explicando, con muy poca gracia, la historia de un niño que ha de valerse por sí mismo desde su más tierna infancia, pasa a relatar una historia como si se dirigiera a adolescentes. Si alguien cree que exagero solo hay que leer las cinco primeras palabras que figuran después de la portada. ¿De verdad solo hubo una vez o se refiere a que solo hubo un caballero? Ya lo he dicho, inicio infantiloide. Pero la historia tiene su interés y por eso no envío al autor a mi isla desierta.
Saltando al protagonista de la historia, que ya ha quedado mal retratado en el párrafo anterior (tanto por mí como por su autor), quiero recordar que la Bounty sale a la mar en busca de semillas del árbol del pan de la isla de Tahití para llevarlas a Australia y con ello abaratar el costo que tiene para Gran Bretaña la alimentación de los encarcelados en Oceanía. Pero debido a inclemencias de tiempo en la travesía y a la buena vida que encuentran en Tahití los miembros de la tripulación, el segundo de a bordo y la mayoría de la dotación del barco deciden amotinarse y dejar en medio del Océano Indico al capitán del mismo y a los veinte hombres que deciden seguirlo. Aquí comienza la historia que es interesante por sí misma y no por la pluma de su autor.




“Había una vez un caballero, un tipo alto con cierto aire de superioridad, que acudía a la plaza del mercado de Portsmouth el primer domingo de cada mes con el propósito de reabastecer su biblioteca.”



domingo, 3 de junio de 2018

F. Scott Fitzgerald: Moriría por ti y otros cuentos perdidos (***)


(499 pág.; Anagrama)                                   (29; mayo de 2018)
Al final resultará que de todos los géneros el que más me gusta es el del relato breve, con lo que yo he disfrutado leyendo verdaderos volúmenes. Este se lo debo a Marisol en el día del libro. Le pregunté porqué lo había escogido y me dijo que porque era de relatos. No sé si pensar si me conoce mejor a mí que yo mismo o me conduce a donde ya debería estar. En cualquier caso, es un libro muy bueno.
De este autor he leído dos de sus mejores novelas y desconocía que él era un gran autor de relatos y que, además, tanto sus lectores como editores le solicitaban que se dedicara exclusivamente a este género literario. He disfrutado mucho leyendo estos cuentos que no se publicaron, tanto los que eran propios de su estilo, es decir, aquellos que hablan de la high society, como los más cercanos al mundanal ruido donde ni la chica es tan guapa ni el chico tiene dinero. Tiene relatos verdaderamente originales y la mayoría, aunque amables, no dejan de reflejar las vivencias que tuvo o lo que sucedía en los inicios del siglo XX.
La edición es remarcable, pues cada historia tiene varias hojas dedicadas a los pormenores de la vida de Scott Fitzgerald en ese momento o de su esposa Zelda; algún texto del propio autor dirigido a su editor para que vendiera el relato o negándose a corregir lo que quería la publicación que lo había comprado; y con comentarios de estudios posteriores en relación al texto. Solo una pequeña crítica: al final hay cincuenta páginas dedicadas a expresiones, personas o situaciones que aparecen en cada uno de los cuentos, pero en ningún lugar hay una llamada de atención a este respecto, por lo que no es hasta el final del libro que te enteras de dichas notas aclaratorias. Una lástima.




“El de arriba no es mi verdadero nombre: el individuo al que pertenece me dio permiso para firmar con él esta historia.”
El pagaré