(754 + 53 pág.; Planeta) (42; agosto de
2018)
Ya hace quince días que acabé el quinto libro que leo de
esta autora, pero por razones de un trabajo inesperado he aparcado subir a la
nube mis impresiones sobre el mismo. A cualquiera que haya leído alguno de esta
serie, y le haya gustado, no creo que haya que convencerle para que también lea
este, pues en él se describen los años en que César ganó una batalla tras otra,
contra ejércitos mucho más numerosos que el suyo y contra lugares
inexpugnables; además de tener la vista en Roma, pues el Senado no le otorgaba
lo que él consideraba que era de justicia recibir. En la imagen dice que es el
último, pero aún escribió dos más (el último Marisol lo dejo al principio:
parece ser que era irrisoria la trama) y, como creo que no descubro nada, diré
que el libro que me ocupa no llega a los Idus de marzo, por lo que espero que
el siguiente sea la continuación de este.
La autora explica al final del libro que el editor le
exigió que no sobrepasara una cierta cantidad de hojas y que por eso tuvo que
abreviar. No se nota eso al principio del libro, pues dedica la mitad de este a
relatar las decenas de pueblos que poblaban la Galia y territorios más alejados
y cómo César los convenció o venció. Pero he de reconocer que, a pesar de que
puede ser un poco cansado leer nombres extraños (para mí), me ha gustado tanto
que he tomado nota y he añadido a los libros pendientes de leer La guerra de las Galias, pues aunque
alguna traducción del latín tuve que hacer cuando tenía catorce años de este
libro, estoy seguro que en castellano lo disfrutaré más.
“Las órdenes eran que mientras César y la mayor parte de su
ejército estuvieran en Britania no se le enviara nada a parte de las
comunicaciones de máxima urgencia; incluso las instrucciones del Senado tenían
que esperar en el puerto Icio, en tierra de la Galia, hasta que César regresara
de su segunda expedición a la isla que se hallaba en el extremo occidental del
fin del mundo, un lugar casi tan…”
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