domingo, 29 de mayo de 2011

Emilia Pardo Bazán: Los pazos de Ulloa (**/***)

            (303 pág.; El País, Clásicos Españoles)   (37; agosto de 2010 en Huesca)
            Da gusto escoger un libro porque cuando estudiaste Literatura en sexto de bachillerato te lo mencionaron y resulta ser tan interesante como este. Siempre he creído que había que leer a “los clásicos”, pero salvo contadas excepciones no lo había hecho, y me alegro de haberles perdido el miedo, pues dan muchas más satisfacciones que decenas de libros que se editan actualmente y cuya única gracia es ser llamados bestsellers.
            En esta novela se refleja la vida en un pueblo gallego a finales del siglo XIX, en la que un falso marqués actúa como señor feudal, su administrador de forma prepotente y el párroco recién llegado intentando arreglar lo que ni el tiempo puede. Hay escenas muy impactantes y desagradables muy bien descritas: en una de ellas el administrador hace beber a su nieto de corta edad una botella de vino hasta que cae desplomado.
            Al final, es decir, a lo largo de toda la novela, las que pagan el pato son las mujeres, pues no tienen derecho ni a quejarse, y eso ya lo maman desde la cuna.
            Pero no fue así la vida de Doña Emilia: como su marido le dijo que dejara de escribir, ¡se divorció! Fue catedrática en la Universidad de Madrid, pero le fue denegada su entrada en la Academia de la Lengua hasta por tres veces.     (dic-10)


“Por más que el jinete trataba de sofrenarlo agarrándose con todas sus fuerzas a la única rienda de cordel y susurrando palabritas calmantes y mansas, el peludo rocín seguía empeñándose en bajar la cuesta a un trote cochinero que descuadernaba los intestinos, cuando no a trancos desigualísimos de loco galope.”

eBook: sí.


sábado, 28 de mayo de 2011

Mary H. Clark: Muerte en Cape Cod (*)

            (208 pág.; leídas 40; El País) (36; no leído en agosto de 2010 en Huesca)
            Muy pobre me pareció el relato que leí, más todavía, paupérrimo. No tenía gracia la historia ni la forma de contarla. A pesar de ser de un libro de tan pocas hojas no quise ni intentarlo con otro relato. ¡Y era de la colección de bestsellers de El País!     (dic-10)


“Si aquella tarde de agosto Alvirah Meehan hubiera sabido lo que le esperaba en su nuevo y elegante apartamento de Central Park South, no se habría bajado del avión.”

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domingo, 22 de mayo de 2011

Vladimir Nabokov: Lolita (**/***)

            (320 pág.; Grijalbo)                                  (35; agosto de 2010 en Huesca)
            Apenas tenía trece años cuando supe de la existencia de la película de Kubrick y, lo más sorprendente para mí, es que mi hermana Amelia, de once, sabía que Sue Lyon era la protagonista. Unos cinco años más tarde vi la película en la filmoteca y me quedó grabada la escena inicial en la que James Mason acosa a Peter Sellers, pues no llegaba a comprender porqué había tanto dolor por la pérdida del supuesto amor de su hijastra.
Algún tiempo después leí la novela y aunque me sumergí más en el personaje de Humbert Humbert, creo que seguí sin trascender su sentimiento, sin dilucidar si solo era por el hecho de que le hubiera sido arrebatada.
Por eso tenía muchas ganas de releerla. Además creía que teniendo cincuenta y tres años estaría en las mismas circunstancias vitales que el protagonista. ¡Vaya error! ¡El protagonista tiene 37 años cuando conoce a Lolita! Obviamente, estaba influenciado por la imagen de Mason y no recordaba este dato de la novela.
El caso es que la he leído de nuevo y esta vez su lectura me ha transmitido la angustia que sufre el protagonista, tanto para conseguir su objeto amado como por el hecho de poder perderlo.
Aunque aquí hablo de la obra literaria en esta ocasión también recomiendo la visión de la película, y no debo olvidarme de mencionar a la estupenda Shelley Winters.     (nov-10)


“Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas.”

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sábado, 21 de mayo de 2011

Rosa Montero: La hija del caníbal (**)

            (338 pág.; Espasa)                                   (34; agosto de 2010 en Huesca)
            En casa tenemos varias obras de esta autora y como me gustan sus artículos periodísticos tenía ganas de leer alguno de sus libros y, como en tantas ocasiones, otro libro recomendado por Marisol y otro acierto. A pesar del título, pues me parecía desagradable.
            A una mujer le desaparece el marido en un aeropuerto y le ayudan a buscarlo un joven de veintiún años y un anarquista de ochenta. La historia de la desaparición y el avance de la misma se entremezclan con la biografía que les va contando el viejo. Su historia es muy interesante pues está llena de aventuras, ya que fue torero y pistolero con Durruti.     (nov-10)


“La mayor revelación que he tenido en mi vida comenzó con la contemplación de la puerta batiente de unos urinarios.”

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domingo, 15 de mayo de 2011

Irène Némirovsky: L’afer Curilov (**)

            (170 pág.; La Magrana)                                             (33; agosto de 2010)
            He leído muy buenas críticas sobre esta autora y a Marisol le gusta mucho y me aconsejó este libro. Ahora ya hace unos meses que lo leí, pero recuerdo que a medida que lo iba leyendo pensaba que cada vez le quedaban menos páginas para darle un giro y que me pudiera sorprender.
            Está bien escrito, pero me parece demasiado plano, pausado. Teniendo en cuenta que describe el asesinato por encargo de un ministro del zar, esperaba algo más de misterio, emoción o tensión. Yo no lo sentí.
            Para saber más de la vida de esta autora que sufrió la persecución nazi:



“A la terrassa deserta d’un cafè de Niça, dos homes s’havien assegut atrets per la flama d’un petit braser encès.”

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sábado, 14 de mayo de 2011

Isaac Asimov: Los propios dioses (***)

            (309 pág; Círculo de Lectores)                                      (32; julio de 2010)
            Contra la estupidez … los propios dioses … ¿Luchan en vano?
            Este libro está planteado en tres partes cuyos títulos son los tres grupos de palabras de la línea anterior. Casi diría que se puede leer independientemente. Pero es obligatorio, cuando menos, haber leído la parte central.
            Al principio de esta parte quizá no se entienda nada, pero descubierto de lo que se está hablando es una delicia de imaginación y derroche “cosmobiológico” (no está en el diccionario), pero quiero dar a entender que crea un universo con reglas biológicas diferentes a las nuestras, pero que me parecieron muy interesantes. Insisto en que esta parte es imprescindible.
            La primera parte describe muy bien lo que puede ser el trato entre departamentos científicos y las personas que los dirigen cuando hay rencillas personales o presupuestarias. La tercera, bastante aislada de las otras dos, aunque las tres son partes de la misma historia, es la que menos sorprende.
            En resumen, un ejemplo muy impactante del poder de imaginación de Asimov.     (nov-10)


“-¡Es inútil! –exclamó Lamont, con brusquedad.”

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domingo, 8 de mayo de 2011

Javier Marías: Corazón tan blanco (***)

            (301 pág.; Anagrama)                                                     (31, julio de 2010)
            Hacía mucho tiempo que quería leer un libro suyo por dos razones: porque generalmente me gusta su artículo en el País Dominical y porque es uno de los autores preferidos de Marisol. Le pedí que me aconsejara cuál de ellos leería en primer lugar y fue un acierto total.
            Aunque el principio se me hizo un poco tedioso luego fue haciéndose más y más interesante pues va desenmarañando una historia desconocida para el narrador y que le afecta directamente. Este es un traductor de alto nivel y, aunque en la novela no sucede a menudo, hay un capítulo en la que actúa como traductor entre una dirigente inglesa y uno español que es verdaderamente desternillante (y da miedo pensar que, a lo mejor, eso sucede en la realidad de esos encuentros multilaterales: los sujetos importantes y uno o dos traductores).
            Aprovecho las últimas líneas de la contraportada como final y para indicar un poco de qué va la historia: “La vigorosa e hipnótica prosa de Javier Marías configura en espiral esta extraordinaria novela sobre el secreto y su posible conveniencia, sobre el matrimonio, el asesinato, la instigación, sobre la sospecha, sobre el hablar y el callar, y sobre los corazones tan blancos que poco a poco se van tiñendo, según ven “transcurrir el transcurrido tiempo” y acaban sabiendo lo que nunca quisieron saber”.      (nov-10)




“No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola de su ropio padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados.”

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sábado, 7 de mayo de 2011

Cormac McCarthy: No es país para viejos (**)

            (241 pág.; Debolsillo)                                                   (30, julio de 2010)
            No hay que decir que leí esta novela porque la película de los hermanos Coen me gustó mucho y, sobre todo, el personaje interpretado por Bardem.
            La novela parece el guión de la película por la exactitud con la que aquella se ve reflejada en la pantalla, escena por escena. No obstante, y debido a la forma de ir explicando la historia, la novela es mucho más seca y dura que la propia película. No recuerdo otro autor que sea tan duro o áspero en su prosa.
            Sin ánimo de desvelar la intriga, porque vale la pena leer la novela y ver la película, el personaje principal es todo un hallazgo.     (nov-10)




"Mandé a un chico a la cámara de gas en Huntsville."

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domingo, 1 de mayo de 2011

John Le Carré: El hombre más buscado (*)

            (392 pág.; Plaza Janés)                                                 (29, julio de 2010)
            Tenía muchas ganas de volver a leer una novela de Le Carré, pues recuerdo que pasé quince días de las vacaciones de 1984 en Playa de Aro y leí media docena de sus novelas y me gustaron mucho, …, pero han pasado muchos años y esta novela ya no es del nivel de aquellas.
            A pesar de las ganas ya comentadas, tuve que esforzarme para acabarla porque creo que esta es la novela de un escritor con mucha experiencia, es decir, cuatro personajes, una trama actual y el conocimiento de cómo escribir novelas de espías (que es su caso), pero el resultado es anodino e insustancial (ni Marisol ni Jacqueline le tuvieron la compasión que yo le tuve por aquel verano que me hizo pasar: las dos lo dejaron sin acabar). Yo tendría que haber hecho lo de ellas y haber seguido a la siguiente (que es lo que hago con el comentario).     (nov-10)

¨


“Huelga decir que no podemos culpar a un boxeador turco, campeón de los pesos pesados, de no advertir, mientras pasea tranquilamente por una calle de Hamburgo con su madre del brazo, que le sigue los pasos un muchacho flaco envuelto en un abrigo negro.”

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