sábado, 8 de diciembre de 2018

Daniel Defoe: Historia del Diablo (**/***)


(332 pág.; Libros Hiperión)                           (54; diciembre de 2018)
Hace tiempo que quería leer algo nuevo de Defoe, pues cuando era joven ya había leído dos o tres de él y encontré entre los digitales de Marisol El Diablo y el relojero, que me pareció un cuento tan corto (once páginas, que sin contar las de cortesía no llega a tres) como para que se hubiera editado por separado, así que busqué entre los libros de Defoe alguno que hubiera podido dar pie a esa historia y en la historia alguna frase del cuento y… voilà!
Creo que queda claro que encontré el libro, la página en la que aparece el relojero y una sorpresa morrocotuda al ver que Defoe se había esmerado hasta la saciedad para explicarnos todo lo que sabe del poder diabólico, del origen del mismo, de cómo actúa (aunque según él sobre algunas personas como los dignatarios, Papas y algunos otros no hace falta que actúe: ya son malos per se) y una infinidad de razonamientos al respecto que no se me hubieran ocurrido nunca.
La lectura de este libro, que no recomiendo a quien no esté verdaderamente interesado en saber más y mejor sobre lo que nos han enseñado en Religión, me ha hecho pensar en estos temas, pues Defoe está impuesto en ellos, aunque me da la sensación que, a veces, lo utiliza como hizo Swift, con Gulliver: como una crítica a su tiempo y a las personas que lo vivieron, pero no se restringe a ellos, pues sus lecciones de historia comienzan antes de la aparición del hombre y llegan hasta sus días y no deja personaje que aparezca en las Escrituras sin un comentario en relación con el Diablo. Enciclopédico.




“No dudo de que el título de este libro asombre en principio a mis lectores; quizá se detengan en él un poco, ni más ni menos que podrían hacerlo ante el libro de magia de una encantadora; permanecerán un rato dudando si deben leerlo o no, ante el temor de que leyendo la Historia del Diablo le evoquen verdaderamente.”



domingo, 2 de diciembre de 2018

Ricardo Palma: Tradiciones peruanas (***)


(350 pág.; Aguilar)                             (53; noviembre de 2018)
Cuarta y penúltima etapa de este largo libro. Las tradiciones hablan del Perú independiente y republicano, pero las últimas escritas son bastante flojas o poco interesantes. Luego dedica ochenta páginas a la Inquisición en Lima y hace un detallado listado con nombres y apellidos de ajusticiados, condenados y los pocos que se libraron sin un rasguño. A continuación habla de la bohemia de su tiempo y de los recuerdos de los meses que estuvo en España durante los festejos conmemorativos del cuarto siglo del descubrimiento. Qué capacidad para hablar bien de todos los que conoció (en cualquiera de los dos capítulos) y no repetirse. Deja rasgos de la división de sexos del siglo XIX: la mujer podía ser poeta antes que literata comprometida, pero ni hablar de dedicarse a la política el bello sexo, pues “qué harían entonces los hombres”. Por último hay más de trescientas palabras que no consiguió que la Academia se las aceptara cuando estuvo en sus sesiones. He disfrutado de lo lindo leyendo las definiciones y voy a sorprender a más de uno con una muestra de las palabras que no figuraban en el diccionario: adjuntar, bienintencionado, cantimplora, democratizar, editorial, finanzas, hospitalizar, ictiología, linchar, mataperros, nacionalización, orfebre, presupuestar, etc.
El ejemplo de las palabras anteriores me sirve para traer a colación que cuando lo leí saliendo de mi adolescencia, y teniendo en cuenta la cantidad de americanismos que hay en el libro, se me ocurrió hacerme un diccionario de las que no entendía. Aún guardo el bloc donde las anoté y numeré: hay seiscientas cuarenta y una. Las definiciones las obtenía de la Enciclopedia Universal Sopena, que ya había utilizado en Perú para resolver los crucigramas de los sábados. Tanto la usé hasta entonces que, a pesar de no haberla visto en más de cuarenta años, aún recuerdo de qué palabra a cual otra iba cada uno de los nueve tomos (a Marisol le hace mucha gracia esto, sobre todo por la poca memoria que tengo). Mi gusto por coleccionar palabras (es de las aficiones más baratas que hay) se reprodujo con las dos mil seiscientas sesenta y seis que tiene otro blog de mi autoría.




“El lunes 31 de diciembre de 1877 los habitantes de Lima gozaron de un espectáculo nuevo para la gente de la generación actual que no ha tenido oportunidad de salir fuera del radio de la ciudad.”
Truenos en Lima



sábado, 1 de diciembre de 2018

Duque de Rivas: Don Alvaro o la fuerza del sino (***)


(141 pág.; El País)                              (52; noviembre de 2018)
No recuerdo ya lo que me enseñaron en Literatura de sexto (ni tampoco lo recordaba mucho después de entonces) de este autor que, gracias a que la versión digital que he encontrado tenía un extenso prólogo, me he enterado que fue de los primeros en adherirse al romanticismo y que esta obra es la más afamada de él. Truculenta historia por las casualidades que han de producirse, pero aceptadas estas dan sostén al título de la obra, es decir, hiciera lo que hiciera Don Alvaro no podía escapar de producir todos los males que le estaban destinados. Era su destino.
Don Alvaro y Leonor se enamoran perdidamente el uno del otro, pero el padre de ella, que es marqués, no está dispuesto a aceptarlo porque se desconoce su origen. Aquel decide raptarla con la aquiescencia de ella, pero la noche prevista su padre es avisado y se cruza en el camino de los que intentar huir. Don Alvaro se pone de rodillas frente al padre de Leonor y deja caer la pistola que llevaba, pero con tan mala fortuna que se dispara matando al marqués. A partir de aquí, a pesar de que Don Alvaro intenta alejarse de ella y de sus dos hermanos, el destino hará que sus vidas se encuentren de nuevo y que no sea para bien.




“Oficial.          Vamos, Preciosilla, vamos, cántanos una rondeña.”