domingo, 28 de agosto de 2016

Randall Collins: El caso del anillo de los filósofos (*)

(180 pág.; Valdemar)                          (59; agosto de 2016; yendo a Atenas)
Hace muchos años leí un libro de Conan Doyle y no me gustó, así que cuando tuve que elegir un libro de la estantería en el que estaba este pensé que, aunque no era del mismo autor, el personaje merecía una segunda oportunidad… y a este paso última.
Sherlock Holmes es un detective que extrae conclusiones únicas de donde podría concluirse una docena de posibilidades y así avanza en sus investigaciones (y en este libro con un Watson que más que doctor parece iletrado).
Hablar de la historia de que trata es perder el tiempo pues me ha parecido un sinsentido, aunque desconozco si los caracteres de los filósofos o matemáticos que aparecen en ella eran como se los describe y, en ese caso, tendría un valor que yo no he sabido apreciar. Aunque esto no me va a quitar el sueño.




“Las aptitudes intelectuales de Sherlock Holmes, sumamente perspicaces, estaban muy en armonía con las cuestiones que son útiles a la hora de detectar el crimen.”


sábado, 27 de agosto de 2016

Pierre A. Chordelos de Laclos: Las amistades peligrosas (***)

(409 pág.; Planeta)                              (58; agosto de 2016; yendo a Kotor)
El autor llegó a ser mariscal de campo, pero no ganó la gloria con esta novela que dejaba al descubierto algunos comportamientos indignos de la digna nobleza francesa. A través de 175 cartas nos cuenta una historia que transcurre a lo largo de poco más de cinco meses. Un ejercicio literario muy interesante que no aburre al lector, a pesar de que sólo va enterándose de los acontecimientos por las cartas que media docena de personas se escriben las unas a las otras.
La marquesa de Merteuil y el Vizconde de Valmont, antiguos amantes, se cartean contándose sus aventuras. Son amigos y a través de sus cartas se van informando de sus lances amorosos y los desengaños que dejan a su paso pero, además, se tientan a superar las hazañas amorosas conseguidas hasta el momento, prometiéndose encontrarse en el lecho si todo sale como cada uno de ellos espera. Pero ambos son orgullosos y también se van lanzando pullas en su correspondencia, lo que va haciendo que esa supuesta amistad vaya erosionándose y dejen entrever que aunque sean nobles no siempre destilan nobleza. Muy entretenida.




“Ya ves, mi buena amiga, que cumplo mi palabra y que los gorros y los perifollos no llenan todo mi tiempo; siempre me quedará un ratito para ti.”


domingo, 21 de agosto de 2016

Richard S. Westfall: Isaac Newton: una vida (**/***)

(320 pág.; Akal)                                                     (57; julio de 2016)
Este libro es el extracto de otro del mismo autor que llegaba a las mil páginas, cosa que se agradece, y admito que no alcanzo a comprender qué más podía decir de Newton, pues con este que no llega a un tercio se explica su vida, sus costumbres, sus descubrimientos, sus trabajos como funcionario, sus creencias y su carácter. De este último hay que decir que si bien al principio de su vida e incluso de sus primeros descubrimientos trataba de pasar desapercibido y obviar las posibles discrepancias, una vez alcanzada la gloria y siendo presidente de la Royal Society usó y abusó de su poder para defenderse de los ataques que recibía y para propinar algún que otro coscorrón en las cabezas que no opinaban como él.
Soy consciente de que este libro no puede interesar a la mayoría de personas, aunque sea una buena biografía de uno de los genios más grandes que ha tenido la Humanidad, pero por una serie de detalles anecdóticos que se descubren dentro de él, como por ejemplo con cuanto se podía vivir holgadamente a mediados del siglo XVII o que el latín era la lengua franca entre los científicos todavía en el XVIII, los que lleguen a leerlo disfrutarán de ello y de la larga vida de Newton, que dio para mucho pues comenzó sus descubrimientos mientras todavía era un estudiante.




“Isaac Newton nació en las primeras horas del día de Navidad de 1642, en la mansión de Woolsthorpe, situada cerca del pueblo de Colsterworth, siete millas al sur de Grantham, en el condado de Lincolnshire.”


sábado, 20 de agosto de 2016

Mariano J. de Larra: El doncel de don Enrique el Doliente (***)

(360 pág.; eBook)                                          (56; julio de 2016)
Esta es la única novela que escribió Larra y está basada en hechos históricos. Está escrita con el castellano que se debía usar en la Edad Media (por ejemplo, con los pronombres añadidos al verbo), pero inteligible actualmente. Claro que hay algunas palabras que no aparecen ni en el diccionario, pero a mí no me molesta esta forma arcaica.
El doncel, que no es más que un caballero a las órdenes del rey, es valedor de la honra de la protagonista que asegura que su señora ha sido asesinada por el esposo de esta, ya que este quiere convertirse en comendador, para lo que no ha de estar casado.
La novela es una novela romántica (hay amores que hasta llegan a matar), de aventuras de caballeros (cuando esto significaba que debían atender a mujeres que no se podían defender y a inválidos), de duelos y lances, de nobles y menos nobles, de reyes enfermizos y criados que son leales a sus amos; en resumen, no falta de nada en esta historia que nos lleva de la pluma de su autor a un tiempo tan lejano de nuestra propia historia.




“Antes de enseñar el primer cabo de nuestra narración fidedigna, no nos parece inútil advertir a aquellas personas en demasía bondadosas que nos quieran prestar su atención, que si han de seguirnos en el laberinto de sucesos que vamos a enlazar unos con otros en obsequio de su solaz, han menester trasladarse con nosotros a épocas distantes y a siglos remotos, para vivir, digámoslo así, …”


domingo, 14 de agosto de 2016

Luisa Castro: La segunda mujer (**)

(317 pág.; Seix Barral)                                              (55; julio de 2016)
En esta estantería quedan pocos autores nuevos entre los que elegir y menos que estén digitalizados, por lo que cojo este libro, leo las portadas y solapas y paso a leerlo en el lector.
Una joven escritora gallega, la mejor de su generación según ella, se encuentra en Italia con un crítico de arte catalán treinta y cinco años mayor que ella. El le pide hacer el amor y ella lo hace casi por curiosidad. A partir de ese momento, para él ya es como si estuvieran casados y la va presentando a su enorme familia, incluidas su ex mujer y su amante, que más de una vez comen juntos. Ella va aceptando los términos de esa relación y también lo lleva a conocer a sus padres. Cualquier solicitud por parte de ella de mayor intimidad en su casa, pues cualquiera de la familia entra sin avisar o va a comer, o de hacer algún cambio en el hogar es vista como una afrenta a lo ya establecido.
Cuando iba por la mitad de la novela llegué a pensar si se decantaría por una historia en la que el marido acosa psicológicamente a la mujer y también me estuve planteando si estaba bien escrita pues, al fin y al cabo, explica una relación entre una joven y un hombre mayor en la que él hace su voluntad y ella, a pesar de todas sus dudas, se amolda a él y cree que todo va bien haciendo una y otra vez el amor, lo que como historia no deja de ser monótona. Cuando la acabé hablé con Marisol y me dijo que era semi autobiográfica, pues la protagonista femenina ha vivido exactamente lo mismo de la autora, así que dejo al interés de cada uno su lectura.




“Después de sus conferencias, y tras la cena que siguió con los anfitriones de la universidad, la joven novelista invitada Julia Varela y el veterano crítico de arte Gaspar Ferré se quedaron solos en el pasillo del hotel.”


sábado, 13 de agosto de 2016

Evgueni Evtuchenko: Entre la ciudad Sí y la ciudad No (**/***)

(180 pág.; Alianza)                                        (54; julio de 2016)
Leo en el prólogo del editor la complejidad de hacer rimar en castellano los poemas de este autor, no sólo por el hecho de la traducción desde el ruso, sino porque hay versos con rimas en medio de ellos. Dado que no tendría bastante con una vida para aprender ruso y poder apreciar esas rimas me gustaría que alguien que sí lo supiera me leyera estos versos y poder reconocer esos sonidos consonantes.
Con ello ya he dado a entender que sus poemas me han gustado, pues a falta de rima, el mensaje sí es claro: defensor de la naturaleza y de los animales (seguramente un adelantado a su tiempo), del oprobio causado por el hombre, de su avaricia y codicia, en resumen, crítico con la sociedad que le tocó vivir (y que no debió ser fácil en los años sesenta en Rusia). También los tiene sentimentales, pero en esta selección, realizada por él mismo, brillan y son más numerosos los del primer tipo.
Este poeta está todavía vivo mientras escribo esto y recibió muchos honores en el pasado, sobre todo en su propio país, todo lo cual me ha llenado de satisfacción por él.




“En el cuarenta y uno,
                                    en Tchistopol,
año sin pan ni sol,
en el mercado           
                         nevado
                                      sacaron un tonel,
un enorme tonel
                            de miel.”
La miel   (parte del poema)


domingo, 7 de agosto de 2016

Oscar Wilde: El retrato de Dorian Gray (***)

(283 pág.; Austral)                                         (53; julio de 2016)
De la lista que le di a Anna para que me regalara un libro por mi cumpleaños Iván me regaló este, lo que fue una agradable sorpresa pues no me lo esperaba. Lo he leído en un archivo digital que he encontrado gratis, pero he pasado todas las páginas del libro por la cantidad de notas a pie de página que tiene y que dan mucha información en relación a lo que describe en el texto.
De este autor he debido ver un par de sus obras de teatro, pero no las he leído (ya llegará) y tampoco había leído este libro, la única novela que escribió y la que cinco años más tarde de su publicación, en la cúspide de su fama, provocó que lo declararan culpable de homosexualidad condenándolo a dos años de prisión. Cuando salió de ella apenas le quedaban unos años de vida y murió arruinado y exiliado en Francia.
La novela es fantástica, pues aúna el Wilde que conozco por sus chispeantes diálogos, críticas a la sociedad victoriana y frases lapidarias de sus obras de teatro (y que le dieron la fama y el reconocimiento del público), con el Poe que recuerdo haber leído hace años. Es decir, en toda la novela hay frases que critican y ridiculizan actitudes de la época en la que vivió Wilde junto con el misterio y la tensión de los relatos del escritor norteamericano. Este libro es suficientemente conocido para que no haga una breve sinopsis y suficientemente bueno, también, para que merezca una lectura.




“La fragancia de las rosas llenaba el estudio y, al soplar entre los árboles del jardín la suave brisa estival, entraba por la puerta abierta el fuerte olor de las lilas o el perfume más sutil del rosado espino en flor.”


sábado, 6 de agosto de 2016

Roberto Cazorla: Que un gallo me cante para morir en colores (*/**)

(136 pág., Betania)                                        (52; julio de 2016)
El año pasado nos vimos con Pedro y Raquel en Lérida y de su cargado maletero sacó unos libros que me traía. Entre ellos había varios de este, desconocido para mí, poeta cubano. He intentado buscar una versión digital de este libro, pero no la he encontrado, por lo que he concluido que a la poesía aún no le ha llegado la digitalización, pues no es con el primero que me pasa, así que lo he leído “a pelo”.
La portada es una escultura, aunque no lo parezca, y así se me quedan los ojos después de leer, sobre todo, la prosa de Cazorla, pues si de los poemas algo he entendido, no ha sido así de sus textos.

No voy a insistir lo impermeable que soy ante este arte, pero sí que me ha quedado claro de este autor que se lamenta de ser un exiliado, de no poder ver, sentir o respirar su Cuba natal y que canta a la muerte. Poco es.




“Quizá me muera de cáncer,
del corazón,
de la enfermedad que Dios
me haya destinado,
pero ninguna será peor
que la de ser un exiliado.”
Destinado