domingo, 24 de febrero de 2019

Joseph Heller: Trampa 22 (*)


(leídas 100 de 656 pág.; RBA)                                   (4; enero de 2019)
Menos mal que el siguiente libro lo acabaré seguro. He dejado de leer este mes más libros que en todo el pasado año. Que conste que el anterior libro de este autor lo valoré como poco recomendable, pero había leído que esta era una novela muy buena, así que le di una segunda oportunidad. Ahora necesita que me reencarne para que vuelva a leer otra, si es que la tiene y yo me olvido de estas dos.
Segunda Guerra Mundial: un batallón de aviadores norteamericanos lo único que buscan es cómo hacer que sean destinados a la patria de nuevo, así que se hacen pasar por locos, todos, tanto es así, que cada uno le dice a otro que está loco. Pero el estarlo es signo de que no se volverá al origen, ya que el que está loco no razonará la solicitud y, si lo hace, no está loco, por lo que no volverá. Esta es la trampa 22 creado por el Alto Mando a fin de evitar las solicitudes de dejar el frente. Dicho esto, Heller nos empieza a contar historias malas y chistes peores para hacernos pasar el rato. No sé cómo lo puede hacer seis veces más de las que yo leí, pues con cien hojas ya me di por enterado. Si tienes mucho interés en leer esta novela es preferible que veas M.A.S.H., y eso que no me gusta mezclar estos dos géneros, pues ambos me alimentan desde mi más corta infancia.




“Fue un flechazo.”



sábado, 23 de febrero de 2019

Alicia Giménez Bartlett: Un barco cargado de arroz (**)


(394 pág.; Booket)                             (3; enero de 2019)
Acabé el año dejando de leer un libro y este año he comenzado muy riguroso o con pocas ganas de perder el tiempo, pues he desechado dos más, por lo que, cuando comencé a leer este me esforcé en seguir leyendo aunque creí que no me gustaría, pues se inicia como si conociera de toda la vida a la protagonista y a su segundo. Lo cierto es que cualquiera que vea la televisión posiblemente conocería a Petra Delicado pero no es mi caso, aunque me sonaba. Después de leer unos capítulos hubo algo que me hizo reír, de lo que ya no me acuerdo, y seguí leyendo hasta el final con gusto.
A la mencionada y su ayudante no les parece plausible que la muerte de un mendigo haya sido causada por una banda de cabezas rapadas y se dedican a investigar a pesar de las evidencias. Encuentran algunos hechos extraños en relación al mendigo y eso les da pie para seguir en la idea de que no es lo que parece. A medida que avanza la investigación, la novela nos va descubriendo aspectos familiares y personales de ambos protagonistas.





“Garzón no comprendía por qué aquel cadáver me impresionaba especialmente; tampoco lograba hacerse una idea de cuál era la índole de mi emoción.”



sábado, 16 de febrero de 2019

Garci Rodríguez de Montalvo: Amadís de Gaula (*)


(leídas 97 de 713 pág.; Orbigo)                                (2; enero de 2019)
Hace más de un mes que dejé de leerlo, pero me acuerdo perfectamente de las ganas que tenía de empezarlo y de lo rápido que se fueron yendo. Este libro está considerado como uno de los mejores de caballerías, por lo que no quiero pensar lo que debe ser leer uno que no tenga esta consideración. La lectura del casi centenar de páginas me ha servido para apreciar mucho más el Quijote y desear releerlo, para lo que ya no me falta mucho.
Tanto da que sea Amadís, como su hermano u otro de sus allegados: jóvenes imberbes que desean ser caballeros y desfacer entuertos, etc., etc., y lo consiguen a punta de porrazos a mansalva, con los que matan o hieren de consideración a sus oponentes y de los que ellos se reponen con bellas damas, pueblerinas o de la corte, pero siempre las más hermosas. Así una tras otra. ¡Gracias Cervantes por abrirnos los ojos!




“Considerando los sabios antiguos que los grandes hechos de las armas en escrito dejaron, cuán breve fue aquello que en escrito de verdad en ellos pasó, así como las batallas de nuestro tiempo que por nos fueron vistas nos dieron clara experiencia y noticia, quisieron sobre algún cimiento de verdad componer tales y tan extrañas hazañas con que no solamente pensaron dejar en perpetua…”



sábado, 2 de febrero de 2019

Anna Gavalda: El consuelo (*/**)


(leídas 270 de 558 pág.; Seix Barral)                          (1; enero de 2019)
Otra estantería, otro libro, pero el mismo resultado que el anterior: poco después de la mitad decido que ya está bien de leer aquello que no me está interesando y, además, que no me parece que esté bien escrito y voy a dar una razón para ello: en la primera página de la novela        se utilizan los puntos suspensivos tres veces, en la segunda doce y, para no aburrir a mi posible lector daré la cifra total de puntos suspensivos que aparecen en la novela: ¡5.265 veces! Y a pesar de eso la he calificado como poco aconsejable y no nada aconsejable.
El protagonista de la novela es un arquitecto que no viaja constantemente y que recibe una carta en la que se le comunica de manera muy fría que una antigua conocida suya ha fallecido. No sabe cuándo ni cómo, pero el recuerdo de las vivencias que tuvo con ella y su hijo, cuando era un niño y adolescente, le empiezan a ocupar la mente.
Para cuando dejé la novela empezaba a ponerse algo interesante, pero creo que ya le dediqué demasiado tiempo y no sirve aquello de que “puestos” mejor acabarla, pues puede empeorar… la novela y mi humor.





“Se quedaba siempre como apartado.”