domingo, 28 de noviembre de 2021

H.G. Welles: La isla del doctor Moreau (**/***)

(192 pág.; Alianza)                 (45; noviembre de 2021)

Anna elige este libro para que sea el que hace dieciséis del CLC y lectura de noviembre. Cuando termino el anterior me sumerjo (curioso verbo elegido hablando de isla) en la obra de Wells, del que aún no había leído nada, y lo recorro de cabo a rabo (no me saco ni la isla ni la portada de la cabeza) en un solo día, pues su lectura es muy entretenida y tan profunda (¡otra vez!) como uno quiera. Muy buena elección.

Un náufrago es recogido por un barco en el que viajan animales que serán desembarcados en una isla. El capitán de este barco, hombre muy áspero y alcohólico, no quiere seguir llevando al náufrago y lo deja en un esquife a su ventura. El doctor Moreau, en contra de lo que desea, lo remolca hasta su isla, dejándole bien claro que no ha sido invitado, sino que las circunstancias humanitarias lo han obligado a hacerlo. Lo que verá y vivirá allí será tan extraordinario que dejará unas memorias explicándolo, pues en vida nadie le creyó.






“El 1 de febrero de 1887, el Lady Vain naufragó tras colisionar con un pecio cuando navegaba a 1º de latitud sur y 107º de longitud oeste.”



sábado, 27 de noviembre de 2021

Platón: Obras completas - III (**/***)

(leídas 305 de 339 pág.; Aguilar)                  (46; noviembre de 2021)

Tercera parte de las cinco en las que he dividido este volumen de Platón. Aunque solo dejé de leer las últimas treinta y cuatro páginas del Parménides ha sido realmente duro leer tantas ideas que no puedo compartir porque han pasado dos milenios y los planteamientos actuales no son los de la época en que fueron escritos o porque no llego a comprender muchos de los razonamientos utilizados. En el caso concreto del diálogo mencionado, dejé de leerlo porque no entendí desde el principio a qué se refería, aunque sí podía seguir la conversación un jovencísimo Aristóteles.

Es muy impresionante el diálogo llamado La República, que no es diálogo sino un larguísimo monólogo de casi doscientas páginas, en las que se plantea la construcción de un estado cargo a cargo, profesión por profesión, y razonando el porqué de todas y cada una de las decisiones. Curiosamente, a pesar de que siempre se habla en masculino, se contempla el hecho de que hay mujeres tan válidas como los hombres, por lo que también serán como ellos en algunos de los cargos necesarios. También se habla de que los vigilantes de la sociedad compartirán las mujeres que les haya sido asignados, al igual que los hijos y padres, pues de esta manera no tendrán familiares propios, sino que serán de toda la comunidad. Como lectura es muy larga y aburrida en general, pero parece increíble que una sola persona haya podido planificar, nos gusten sus decisiones o no, la organización de un estado dirigida, según su criterio, a la máxima efectividad común.

En el Teeteto, dedicado a la ciencia, Sócrates conoce al muchacho de ese nombre y, como es alabado por su tutor, lo lleva por derroteros lógicos a lo largo de casi cincuenta páginas. Me sorprende que uno se pudiera parar a hablar durante varias horas y sobre temas tan densos como los que tratan los diálogos de Platón. El mundo ha dado muchas vueltas desde entonces y hemos perdido la capacidad, el tiempo y las ganas de pensar. Yo el primero.





“I. En compañía de Glaucón, el hijo de Aristón, bajé ayer al Pireo con objeto de dirigir mis súplicas a la diosa y deseoso de ver así mismo cómo realizaban la fiesta que iba a tener lugar por primera vez.”

La República



sábado, 6 de noviembre de 2021

Colleen McCullough: La huída de Morgan (**/***)

(733 pág.; Ediciones B)                      (44; octubre de 2021)

Décimo libro que leo de esta autora y cuarto a lo largo de este año, aunque este ha costado bastante más que los anteriores, debido, entre otras cosas, a la pésima traducción que hace interrumpir la lectura porque no se termina de entender una frase o porque esta tiene errores de sintaxis. El título original es Morgan’s run que se refiere a un terreno en el que hay una corriente de agua y en el que Morgan construye su casa por lo que un título más cercano sería “El arroyo de Morgan” o similar; además, Morgan no huye de ningún sitio, por lo que el título y, sobre todo la portada, son engañosos.

En cuanto a la historia: un primer capítulo de unas doscientas páginas en la que se nos cuenta, de forma muy bucólica, la vida de Morgan en su ciudad de nacimiento y su vida hasta la edad adulta (se hace largo). Una vez es juzgado y condenado a siete años de reclusión se anima un poco la historia, pero donde gana enteros es cuando llegan a Oceanía, pero el detalle (interesante en cuanto explica a alguien como yo que no se imagina lo que es llegar a un territorio no civilizado) hace que también sea algo tedioso.

En resumen, y teniendo en cuenta que la autora se casó con un tataranieto, o más allá, del protagonista de la historia tiene su gracia, pero le sobra algún centenar de páginas. Ya no me quedan libros de ella en casa por leer y no sé si leeré diez más antes de que se acabe el año. En mes y medio lo sabré y veremos cuál elijo, pues fuera de Roma no es igual de interesante su pluma.





“–¡Estamos en guerra! –gritó el señor James Thistlethwaite.”