domingo, 30 de septiembre de 2018

Ricardo Palma: Tradiciones Peruanas (***)


(350 pág.; Aguilar)                             (46; septiembre de 2018)
Cuando volvimos a España yo me traje todos mis libros, pero este no era mío y no sé qué pasó con él, pero cuando tuve ahorradas las 550 pesetas que costaba me faltó tiempo para ir a comprarlo. Esa cifra hoy parece ridícula, pero era del orden de unos cien billetes de Metro. Quien quiera que eche cuentas. El hecho es que, cuatro años después de haber llegado, ya tenía mi preciado volumen y ahora, cuarenta y tres años después, estoy dando buena cuenta de él.
Las tradiciones avanzan con más historias de faldas, tanto las seglares como las clericales (en varias tradiciones se juntan mujeres y curas indicando que “se visten por la cabeza”); se nos habla de cómo se vivía (leer el párrafo después de la foto o por ejemplo se explica qué era la “tapada limeña”: un mantón de seda cubre toda la cabeza dejando un solo ojo a la vista; era de lo más elegante y nada tenía que ver con el radicalismo o la opresión a la mujer, sino todo lo contrario); también de las corridas de toros o de las peleas de gallos con una profundidad que permitiría hacer una pequeña enciclopedia. Pero también hemos llegado a los aires de independencia y la consecución de la misma, tratando con exquisita elegancia a los militares españoles que perdieron las diferentes batallas.




“Contóme mi queridísimo e inolvidable amigo Lavalle, para que hoy lo cuente yo a ustedes, que, allá por los años de 1814, una monja del monasterio del Carmen se escapó cierta noche para ir al teatro a gozar de la ópera italiana, representación que por primera vez se efectuaba en Lima.”
Prudencia episcopal



sábado, 29 de septiembre de 2018

Claude Cueni: El Jugador (**/***)


(380 pág.; Salamandra)                                 (45; septiembre de 2018)
No sé si ya lo he dicho alguna otra vez, pero tener una biblioteca en la que otra persona ha puesto muchos libros que desconoces es toda una sorpresa… incluso para quien los compró, pues no recuerda haberlo leído. Dado el tema que trata cabe la posibilidad de que lo comprara yo, en la época que no leía más que un libro o dos al año; pero en cualquier caso ya lo he leído.
Aunque puede ser un libro histórico también pudiera ser considerado de aventuras, pues la vida de este hombre fue, sobre todo, una aventura en la que se jugaba la vida constantemente. Si a eso añadimos que dominaba la teoría de probabilidad al más alto nivel; que desarrolló la forma y manera de convertir el dinero basado en metales preciosos a papel y que logró convencer a un rey para que se aplicaran sus teorías monetarias (lo que le costó casi toda su existencia), todo ello hace que este libro, que no será una joya literaria, tenga mucho atractivo.



“–¿Voy a morir?–preguntó el escocés.”



domingo, 23 de septiembre de 2018

Enrique Vila-Matas: El mal de Montano (*/**)


(336 pág.; Seix Barral)                                  (44; septiembre de 2018)
Marisol me aconseja este libro y su inicio me parece espectacular, es decir, el primer párrafo, sobre todo, y el primer capítulo. A partir de ahí empiezo a pensar que debe ser muy bueno el final porque no termina de convencerme la historia que explica. Y como cada vez se pone peor le pregunto si de verdad lo leyó todo y le gustó: me lo confirma y me deja perplejo. Lo termino y termino con el autor.
Montano es el hijo del protagonista, que es crítico literario. Este va a visitarle a su casa en Francia porque sabe que después de haber publicado su primer libro, y de haber tenido muy buena aceptación, está pasando por un mal momento, y lo bautiza con su nombre: el mal de Montano. Y de ahí el primer párrafo del libro que figura bajo la portada y que me pareció un espléndido inicio. Lástima que no fuera Monterroso.



“A finales del siglo XX el joven Montano, que acababa de publicar su peligrosa novela sobre el enigmático caso de los escritores que renuncian a escribir, quedó atrapado en las redes de su propia ficción y se convirtió en un escritor que, pese a su compulsiva tendencia a la escritura, quedó totalmente bloqueado, paralizado, ágrafo trágico.”




sábado, 22 de septiembre de 2018

J.M. Coetzee: Elizabeth Costello (**)


(240 pág.;Literatura Ramdon)(43;septiembre de 2018)(Premio Nobel 2003)
Marisol tiene este libro en su lector y yo lo escojo, pues no he leído nada de él y ella no me ha comentado nada del libro. Tenía que haberle preguntado primero, pues lo dejó después de uno o dos capítulos. Habitualmente escribo lo que un libro me ha parecido sin ir a leer nada en internet sobre él o su autor, salvo algún dato en concreto, pero en esta ocasión quise saber qué se decía del libro, pues me pareció raro e inconexo: los capítulos son una serie de artículos que escribió Coetzee cuya protagonista es la que le da nombre al libro. Ahora queda claro porqué es como es este libro.
Elizabeth Costello es una escritora que bordea la edad de jubilación, si es que un escritor puede decirse que alcanza ese momento, y que tuvo su momento de fama en sus inicios, pero ahora la invitan a dar conferencias y ella, a pesar de que vive en Australia, las va aceptando. Se ha vuelto intransigente y sus conferencias atacan el hecho de que el hombre se alimente de animales (llega a comparar a los matarifes con los nazis y a los animales sacrificados con los judíos); que se atente contra la naturaleza; que otro conferenciante que participará junto a ella haya escrito un libro con unas opiniones que a ella no le parecen bien; en resumen, está enfadada con el mundo entero. No sé si es el alter ego de Coetzee (y allá él con sus opiniones y creencias), pero el libro sólo se salva porque está bien escrito, por poco más.




En primer lugar está el problema del arranque, es decir, de cómo ir desde donde estamos ahora, y ahora mismo todavía no estamos en ninguna parte, hasta la orilla opuesta.”



sábado, 15 de septiembre de 2018

Colleen McCullough: César (***)


(754 + 53 pág.; Planeta)                                (42; agosto de 2018)
Ya hace quince días que acabé el quinto libro que leo de esta autora, pero por razones de un trabajo inesperado he aparcado subir a la nube mis impresiones sobre el mismo. A cualquiera que haya leído alguno de esta serie, y le haya gustado, no creo que haya que convencerle para que también lea este, pues en él se describen los años en que César ganó una batalla tras otra, contra ejércitos mucho más numerosos que el suyo y contra lugares inexpugnables; además de tener la vista en Roma, pues el Senado no le otorgaba lo que él consideraba que era de justicia recibir. En la imagen dice que es el último, pero aún escribió dos más (el último Marisol lo dejo al principio: parece ser que era irrisoria la trama) y, como creo que no descubro nada, diré que el libro que me ocupa no llega a los Idus de marzo, por lo que espero que el siguiente sea la continuación de este.
La autora explica al final del libro que el editor le exigió que no sobrepasara una cierta cantidad de hojas y que por eso tuvo que abreviar. No se nota eso al principio del libro, pues dedica la mitad de este a relatar las decenas de pueblos que poblaban la Galia y territorios más alejados y cómo César los convenció o venció. Pero he de reconocer que, a pesar de que puede ser un poco cansado leer nombres extraños (para mí), me ha gustado tanto que he tomado nota y he añadido a los libros pendientes de leer La guerra de las Galias, pues aunque alguna traducción del latín tuve que hacer cuando tenía catorce años de este libro, estoy seguro que en castellano lo disfrutaré más.




“Las órdenes eran que mientras César y la mayor parte de su ejército estuvieran en Britania no se le enviara nada a parte de las comunicaciones de máxima urgencia; incluso las instrucciones del Senado tenían que esperar en el puerto Icio, en tierra de la Galia, hasta que César regresara de su segunda expedición a la isla que se hallaba en el extremo occidental del fin del mundo, un lugar casi tan…”



sábado, 1 de septiembre de 2018

Rudyard Kipling: El hombre que pudo reinar (**/***)


(90 pág.; Adapta)    (41; agosto de 2018; en Madeira)   (Premio Nobel 1907)
Gracias a Vueling en el aeropuerto de Madeira terminé la novela anterior, leí esta historia y comencé un nuevo libro. Yo lo pasé muy bien leyendo, pues los sillones no eran incómodos y la cena, la habitación del hotel y el desayuno corrieron de su cuenta… y las dieciocho horas de la mía.
Tengo una recomendación para leer El ojo de Alá y otros cuentos, pero no lo pude encontrar ni en papel ni en digital, así que me conformé con este cuya película vi de estreno, y no sé muy bien si hizo que la historia leída no me pareciera tan buena como la película o que al tener las actuaciones de Connery y Caine en la retina no supiera ver la grandeza del relato, aunque me pareció bueno.
Kipling se encuentra con los personajes interpretados por los mencionados actores que le requieren les preste sus mapas porque quieren irse a Afganistán a ser reyes. Tiempo después vuelve uno de ellos y le explica la aventura que representó haber llegado a serlo. Está basada en las vidas de un inglés y un americano que llegaron a ser rajá y príncipe de dos poblaciones, respectivamente.




“La Ley, como dice la cita, establece una justa norma de vida que no es fácil de seguir.”