domingo, 30 de diciembre de 2012

Mario Vargas Llosa: La fiesta del Chivo (**/***)


(628 pág.; Alfaguara)         (55; octubre de 2012)        (Premio Nobel 2010)

Oferta de un diario, me parece que fue El País, que por pocos euros podías adquirir, cuando menos, el primer libro de la colección. Era mi época pre-Kindle, aunque lo haya terminado leyendo diez meses después de tener tamaño artilugio y a través de él. Pero lo esencial es que por menos de un céntimo de euro la página, puedes leer la obra de un Premio Nobel. Si hablamos de precio, leer no es un lujo en este hemisferio.

Me parece recordar que hace cierto tiempo leí que García Márquez, Vargas Llosa, Alejo Carpentier, Roa Bastos y Miguel Angel Asturias, entre otros, querían hace un libro en comandita que hablara de los dictadores, pero que a Vargas Llosa le “salió” este volumen de más de seiscientas páginas y decidieron que cada uno publicara su libro por separado. Ahora he ido a buscar este hecho en internet y he visto que la obra de Asturias es de 1947, la de Gabo de 1980 y la que aparece en el título de 2000. Es decir, que la historia es bonita, pero no parece cierta.

Al contrario que el libro anterior, y a pesar de que tendrían en común la opresión y la muerte de seres humanos a manos de un hombre y sus secuaces, este libro se lee sin poder dejarlo, pues aunque hay una historia presente novelada, la protagonista de esta relata la época de la dictadura de Trujillo en la República Dominicana, desde su inicio hasta la muerte del dictador, es decir treinta años más tarde.

Al igual que en El sueño del Celta (13; marzo de 2011) Vargas Llosa no escatima detalles en cuanto a las torturas aplicadas y los incontables asesinatos, llegando a un final asfixiante por la enorme capacidad que tiene el hombre de causar daño a su semejante y Vargas Llosa de narrarlo.




“Urania.”

eBook: correcto, junto con otros ¡ocho! libros del mismo autor:



miércoles, 26 de diciembre de 2012

Laurent Binet: HHhH (*/**)


(391 pág.; Seix Barral)                                              (54; octubre de 2012)

Lo mejor el título y la información que da el libro sobre uno de los cerebros de la exterminación de los judíos, pues la novela, como tal, es aburrida y sin gancho para acabarla.

¿Por qué la acabé? Porque quise saber cómo terminaba Heydrich, la cuarta h del título que, si no estoy equivocado, no es del autor sino de su editor.

Mis felicitaciones al editor.




“Gabcík, como se llama, es un personaje que ha existido de verdad.”

eBook: lo encontré “gratis”, pero en Amazon no.



martes, 25 de diciembre de 2012

James M. Cain: Doble indemnització (**)


(109 pág.; Edicions 62)                                  (53; octubre de 2012)

Al hilo del último párrafo del comentario del anterior libro, de este autor hace tiempo que quería leer alguna de sus novelas, pero como no quiero leer sólo lo que me apetece, pues es una manera de no conocer nuevos autores y buenos libros, ha tenido que esperar su buen tiempo.

La razón de mi interés por Cain es que he visto la película de esta novela y las dos versiones de El cartero siempre llama dos veces, cuya primera versión me parece espléndida.

En el caso que nos ocupa, y a pesar de que la novela está bien, la película es mejor. Sobre todo el final, que en la novela me parece algo embrollado. Para el que no haya visto la película, el tema “es el de siempre”: una mujer engaña a un hombre para que le ayude a matar a su marido. El hombre se hace ilusiones con la mujer, pero esta tiene sus propios planes y, para desgracia del amable sujeto, no coinciden con los suyos.

Se puede leer la novela y, sobre todo, se debe ver la película de Billy Wilder.






“Vaig arribar-me fins a Glendal per afegir tres xofers de camió al contracte d’una fàbrica de cerveses, i llavors em vaig recordar d’aquella renovació a Hollywood.”


eBook: ¿Conseguirlo? Como la novela: negro. Conseguido en 2014 (Pacto de sangre).

epublibre



domingo, 23 de diciembre de 2012

Italo Calvino: Cuentos fantásticos del XIX (**/***)


(330 pág.; Siruela)                                         (52; octubre de 2012)

Cuando escogí este libro me llevé la sorpresa de que Calvino no había escrito ni una línea, sino que eran narraciones de escritores del siglo XIX y que él había recopilado en dos volúmenes, siendo este el segundo. Y pensé que esto lo podía hacer cualquiera.

A medida que iba leyendo los relatos caí en la cuenta que para escoger unos tan buenos había que haber leído muchos, por lo que aunque no tuviera el mérito de su autoría, sí tenía que reconocérsele que gracias a él nosotros podemos leer, en un solo libro, trece relatos realmente interesantes.

La nómina de los autores es de altura, entre los que se destacan: Andersen (fantástico relato, en todos los sentidos), Dickens, Stevenson, James, Kipling y, last but not least, Welles (cerrando al mismo nivel que el primero, es decir, magníficamente).

Ya tengo el primero de sus Cuentos fantásticos, pero le queda tiempo de estar en salmuera, pues antes que este están pendientes de repetir cincuenta autores que he leído y me han gustado mucho ¡por lo que aún tardaré un poco en leerlo!




“Había un hombre en la isla de Hawaii al que llamaré Keawe; porque la verdad es que aún vive y que su nombre debe permanecer secreto; pero su lugar de nacimiento no estaba lejos de Honaunau, donde los huesos de Keawe el Grande yacen escondidos en una cueva.”
El diablo de la botella, Robert Louis Stevenson

eBook: sí, junto con el primer libro de Cuentos fantásticos.



domingo, 16 de diciembre de 2012

Nikolái Lilin: Educación siberiana (*/**)


(347 pág.; Salamandra)                                 (51; octubre de 2012)

Si Calígula hubiera dispuesto de más tiempo y no hubiera sido tan bestia, a lo mejor habría tenido hijos a los que cuidar y, con el paso del tiempo, uno de ellos hubiera podido escribir una novela titulada “Educación romana”.

Es decir, que a cualquiera que le hayan enseñado unos patrones de conducta puede decir que ha recibido una educación. Y no es falso que el protagonista de la novela de Lilin reciba una educación, que además es más rígida y con más normas que la que yo recibí en la España de mediados del siglo XX. La cuestión es que la educación que recibe se circunscribe al respeto de las personas de su etnia o grupo y no tiende puentes de unión con los demás. Para no andarme más por las ramas: a un policía, por el mero hecho de serlo, se le ha de insultar siempre. Sin excepción. Y esto sólo es un ejemplo, la novela está llena de ellos a cual más aberrante.

A pesar de no estar mal escrita, creo que es poco recomendable porque, aunque pueda ser interesante conocer la forma de vida de estos proscritos de “nuestra sociedad”, con la mitad de hojas y, sobre todo, con la mitad de escenas desagradables ya habría suficiente. Mientras la leía recordaba una novela que leí cuando era poco más que adolescente: Papillon. Le pasan tantas cosas al protagonista que yo necesitaría varias vidas y varios cuerpos para poder salir bien parado de la historia. De esta “educación siberiana” no saldría de párvulos.




“Sé que no se hace, pero estoy tentado de empezar por el final.”

eBook: comprado, pero ya es el segundo libro que está ligado al diccionario en inglés, por lo que si quieres consultar alguna palabra no lo puedes hacer pulsando junto a ella, sino que tienes que abrir el diccionario en castellano y buscar la palabra tecleándola (?).



domingo, 9 de diciembre de 2012

Heinrich Böll: Opiniones de un payaso (**)


(239 pág.; Círculo de Lectores) (50; octubre de 2012) (Premio Nobel 1972)
            
Con este libro sí que acerté con el tono: no me parecía que fuera a ser muy divertido y así es. Quizá la presunción venga debida a Pagliacci, pero en cualquier caso fue acertada: el payaso cuando habla en serio, es muy serio.
            
Un joven payaso se hace daño en una pierna durante una actuación, casi a propósito, pues la vida se le ha torcido: su pareja le ha dejado, está bebiendo más de la cuenta y, lo peor de todo, se ríe de sus chistes durante sus actuaciones. Como no tiene dinero, el último marco lo ha tirado por la ventana, empieza a llamar por teléfono a quien le pueda prestar algo. Mientras tanto, va desgranado su pasado y la relación con la persona a la que va a llamar o querría llamar, pero que no llamará por todo lo que imagina que puede suceder.
            
Es casi un monólogo, pero que, a pesar de la tristeza que destila, se lee con agrado porque el protagonista, aunque está en las últimas, considera que es un buen profesional y que podrá salir de sus embrollos, lo que viene refrendado por sus interlocutores en la novela.




“Oscurecía ya cuando llegué a Bonn, y me forcé esta vez a no poner en marcha el piloto automático que en cinco años de viajar se ha formado en mi interior: bajar las escaleras del andén, subir las escaleras del andén, dejar maleta, sacar billete del bolsillo del abrigo, recoger maleta, entregar billete, al puesto de periódicos, comprar periódicos de la tarde, salir a la calle, llamar a un taxi.”

eBook: comprado.



sábado, 8 de diciembre de 2012

Markus Orths: La sala de profesores (**)


(158 pág.; Seix Barral)                                              (49; septiembre de 2012)

Mi habitual proveedora de novedades, es decir, Marisol (pues yo estoy más tentado por lo que hace años se editó que por las novedades o grandes éxitos) compró este libro hará cosa de un año, pero con la adquisición de los lectores digitales, se quedó a la espera de que lo pillara. Y ahora ha sido el momento.

Tenía ganas de leerlo porque confiaba en que sería un libro de tono jocoso. ¡Vaya intuición! No todas las obras que hablen de profesores pueden ser Wilt. Queda claro que no es para troncharse, sino que más bien tiene un tono de pesimismo tal por la situación de los profesores en esa institución, la del protagonista en general y las circunstancias que se describen, que uno está más cerca de la depresión (véase la portada) que de la euforia.

Pero, y aquí está lo bueno, se lee con gusto, rápido y tiene un buen final. En otras palabras: ¿qué más hay que pedirle a un libro, sino que te entretenga el par de horas que tardas en leerlo? Yo, para otros “entretenimientos” ya tengo la vida real: la mía, en un pequeño porcentaje, y la de mis congéneres.




“Llevo tres semanas sin salir de casa por miedo a perderme la llamada.”

eBook: no.



jueves, 6 de diciembre de 2012

Frank Herbert: Dune (**/***)


(701 pág.; El País)                                          (48; septiembre de 2012)

Llevo retraso escribiendo estas líneas para mi memoria, pero aún tengo presente que este libro, que cogí con miedo por diversas razones (longitud, tema, éxito), acabó gustándome lo suficiente como para, en un futuro, leer más de este autor.

Cuando el libro es de ciencia ficción siempre digo que no es uno de mis temas favoritos, pero gracias a la biblioteca de Marisol (y aunque este no terminara de gustarle) voy a tener que dejar de decirlo, pues si bien leo uno de cada veinte, hasta ahora son más los que me han gustado (mucho) que los que no.

Ahora toca hablar algo de este inmenso universo creado por Herbert: en Dune, otro nombre del planeta Arrakis, se enfrentan diversas razas de seres por su conquista, pero esto no sería nada “del otro mundo” si este planeta no fuera tan especial: no hay ni gota de agua. Y el libro no sería tan interesante sin la fértil imaginación del autor a ese respecto: el agua se recoge de todas partes donde se produzca algo parecido. Por ejemplo: el rocío, los humores humanos, ¡hasta de los cadáveres se extrae su agua para repartirla a la comunidad!

Además de esa singularidad, la novela recoge diversas formas de sociedad. Una de ellas notablemente basada en la musulmana y en hechos acaecidos (o, dado mi desconocimiento, aventurados y producidos a posteriori) en nuestra realidad. Quiero terminar resaltando un párrafo que me parece muy elocuente:

“Religión y ley deben ser una única cosa para las masas –dijo su padre-. Un acto de desobediencia debe constituir un pecado sancionado por castigos religiosos. Esto tendrá el doble beneficio de obtener una mayor obediencia y una mayor valentía. No debemos depender del valor individual, piénsalo bien, sino de la valentía de todo un pueblo.”




“En la semana que precedió a la partida hacia Arrakis, cuando el frenesí de los últimos preparativos había alcanzado un nivel casi insoportable, una vieja mujer acudió a visitar a la madre del muchacho, Paul.”


eBook: comprado en Amazon y con algún extra más que en el libro.



domingo, 2 de diciembre de 2012

Milan Kundera: La vida está en otra parte (**)


(393 pág.; Seix Barral)                                              (47; septiembre de 2012)

Hace muchos años leí La insoportable levedad del ser y me pareció una novela “diferente”, hasta en el título, de las muchas que yo creía haber leído. Y como ahora creo haber leído muchas más, cogí con ganas esta otra novela de Kundera.

Y he vuelto a tener la misma sensación: él escribe “diferente”. En este caso se puede apreciar en las tres primeras líneas: aparecen cuatro personas y ningún nombre. Esto es así en toda la novela salvo en dos o tres contadas ocasiones.

La novela describe la vida de un muchacho cuya madre está tan convencida de su genialidad que consigue que así parezca entre el círculo de sus conocidos, y cuando ya es joven lo siga pareciendo entre un mayor grupo de gente. Pero, además de hablar de arte, también se narra la invasión de Checoslovaquia por parte de Rusia y la toma de postura del protagonista a lo largo del tiempo.

Y aunque Kundera siga siendo diferente, en el tema de la invasión del comunismo coincide con todos los que he leído anteriormente.




“Cuando la madre del poeta se preguntaba en qué lugar había sido concebido su hijo, sólo pensaba en tres posibilidades: una noche en el banco de un parque, una tarde en casa de un amigo del padre del poeta, o una mañana en un romántico paraje junto a Praga.”


eBook: muy correcto. Esta es una web donde encuentro libros: http://www.portalplanetasedna.com.ar/descargas.htm