domingo, 28 de agosto de 2022

Tom Sharpe: Zafarrancho en Cambridge (*/**)

(239 pág.; Anagrama)            (54; agosto de 2022, en Fitero)

Este libro fue el elegido por Josep M. para este mes y con él se acaba la quinta vuelta. Este también hubiera podido ser uno de los elegidos por mí, pues cada año releo un par de libros que hube leído cuando era muy joven (ahora, parece ser, que aún soy joven) y, entonces, Sharpe era un autor en el que podías confiar en echar unas risas leyéndolo o comentando con alguien que también lo hubiera leído. Entonces.

Ahora, más de treinta años después y ni siquiera diez años después de la muerte de este autor, solo aconsejaría su lectura a alguien joven de verdad, que no lo hubiera leído, pues en caso contrario, el mío, me ha parecido soso y traído por los pelos, aunque no le quito el trasfondo de crítica que pueda haber.

La historia, con cuatro personajes mal contados, explica que un college de Cambridge vive de donativos de los padres por aceptar hijos que no lo han sido en otros y de vender los títulos oportunos a estos mismos alumnos cuando terminan sus estudios. El problema es que ha entrado un nuevo master, el equivalente a nuestro rector, y quiere cambiar muchas cosas, pero del decano para abajo no quieren que nada cambie y ahí está el busilis.





“Fue una gran fiesta.”



viernes, 26 de agosto de 2022

Sophy Roberts: Los últimos pianos en Siberia (**/***)

(445 pág.; Seix Barral)                       (53; agosto de 2022, en Lekeitio)

En Reyes de este año Anna y Joel me regalaron este libro que, por el título, me pareció que sería una novela de ficción, pero nada más lejos de la realidad, pues es un libro de divulgación que trata de los viajes que hizo la autora para localizar pianos que se sabía que habían estado en Siberia y que habían podido pertenecer a personas muy conocidas e importantes o bien a gente anónima.

Si fuera solo eso de lo que tratara el libro podría haber estado bien, pero quizá habría interesado a mucha menos gente de la que puede llegar a interesar sabiendo que la búsqueda de los pianos no es, ni de lejos, a lo que se le dedica más líneas. Por ejemplo, pues es seguro que me dejaré algún tema que se trata en el libro: obviamente, a describir el viaje por Siberia y las poblaciones a las que la autora llega; la historia de esas poblaciones de los dos últimos siglos hasta aquí, es decir, desde el siglo XIX en adelante; las personas que conoce en esas poblaciones, los famosos de las mismas o personajes importantes que las visitaron en esos dos siglos; y también, pues no quisiera dejármelo, la historia general de Rusia y del mundo que pueda afectar a Siberia en ese periodo.

Claro que lo que he descrito tampoco abarca todo lo que la autora nos va relatando, pues también describe cómo se viajaba y las dificultades de los diferentes momentos históricos de Rusia (época zarista, guerras mundiales y civil, época bolchevique, desintegración de la U.R.S.S.) y un sinfín más de detalles relativos a la música, los pianos o los gulag, por ejemplo.

Y si alguien sabe inglés y quiere documentarse en relación a cualquiera de los temas mencionados hay más de cuatrocientas referencias bibliográficas a pie de página. Inabarcable, como la propia Siberia, que uno desearía conocer nada más acabar de leer este libro.





“Viajamos en tren hacia el este desde Moscú, y el traqueteo del hierro en las vías marca el ritmo de aproximación a los montes Urales.”



domingo, 21 de agosto de 2022

Harpo Marx: ¡Harpo habla! (**)

(379 pág.; Montesinos)                      (52; agosto de 2022, en Lekeitio)

En la milenaria biblioteca de Marisol (no en tiempo, pero sí en volumen) está este libro y, siendo los Marx unos de mis personajes favoritos del cine, ya tenía ganas de hincarle el diente a este, pues los dos de su hermano, ya los leí cuando era poco más que adolescente.

Este libro está escrito en colaboración con una persona que, quiero pensar es escritor, pero que no creo que haya servido de filtro ante muchas anécdotas intrascendentes e irrelevantes ante las vivencias tan singulares de Harpo, por lo que con unas cincuenta páginas menos el libro sería mucho más vivo y el personaje más interesante si cabe.

No obstante, su lectura vale la pena solo por saber que Harpo dejó la escuela a los ocho años y que sus padres no pusieron ninguna objeción; que fue autodidacta en todo aquello que se planteó, tal como saber pintar, actuar, tocar el piano y, sobre todo, el arpa; que fue el primer artista que actuó en la extinta U.R.S.S. el mismo día que fue reconocida por los E.E.U.U.; y que tuvo decenas de amistades entre los artistas, políticos y escritores más reconocidos del pasado siglo, que no es lo habitual para ser una persona que no había acabado la primaria.

Si todo ello no es suficiente aliciente para leer el libro tengo un último cartucho en la recámara de los sentimientos: es el capítulo XXIII en el que habla de cómo educó a sus cuatro hijos adoptivos, pero más concretamente cómo les explicaron que eran adoptados. Quizá no fuera un gran escritor, pero tenía un corazón de tamaño anormal para el común de los seres humanos. ¡Gracias por haber hablado, Harpo!





“No sé si mi vida ha sido un éxito o un fracaso.”



viernes, 19 de agosto de 2022

The Paris Review: Entrevistas - II (***)

(366 pág.; Acantilado)                        (51; julio de 2022, en Arnedillo)

Segunda parte en las que he dividido los dos tomos de estas entrevistas, a cual más interesante, con las oportunas excepciones, como podrá deducirse en las siguientes líneas:

Lowell: poeta desconocido para mí, desgrana cómo construye sus obras.

Pound: hablan mucho de Cantos y de las diferencias entre él y Eliot, por ejemplo.

Waugh: fácilmente irascible.

Céline: fue médico durante treinta y cinco años, estaba amargado por todo y una frase suya es “las mujeres no quieren morir, ese es el problema”.

Cocteau: habla de teatro y de la creación artística en general.

Burroughs: explicaciones clarividentes sobre las drogas y busca nuevas formas de creación literaria.

Bellow: tres horas de grabación, tres semanas puliendo sus respuestas. Entrevista difícil para mí.

Borges: le interesa el anglosajón y el nórdico antiguo y hasta formó un grupo con esos intereses.

Nabokov: “No quiero decir con ello que la película de Kubrick sea mediocre,…, pero no es lo que yo escribí.”

Kerouac: una entrevista de locos en treinta y siete páginas.

Singer: “Yo uso al diablo y los diablillos como símbolos literarios”.

Updike: “Nada de lo que nos pasa después de los veinte años está igual de libre de la conciencia de uno mismo, porque para entonces ya tenemos la vocación de escribir.”

Dos Passos: su padre lo envió a España a estudiar arquitectura, pero murió en 1917 y él se apuntó al servicio de ambulancias en la Primera Guerra Mundial.





“Un coleccionista tenía la casa llena de cuadros horribles.”

Jean Cocteau


domingo, 14 de agosto de 2022

Mitch Albom: Martes con mi viejo profesor (**)

(224 pág.; Maeva)                  (50; julio de 2022)

Anna me regaló este libro por San Valentín de este año, lo que demuestra que me quiere mucho, pero me dejó temblando, pues en la contraportada un anuncio indica que este libro dará sentido a mi vida (¿?) y otros títulos del mismo autor, que también aparecen ahí, son “Ten un poco de fe”, “Llamadas desde el teléfono del cielo” y “Las cinco personas que encontrarás en el cielo”, entre otros. Ni siquiera lo hubiera comenzado de no habérmelo regalado Anna, pero lo hice por eso y, como es corto y no muy proselitista, lo acabé.

Albom nos explica los últimos meses de vida del que fuera profesor suyo y al que estuvo yendo a ver los martes, de común acuerdo, debido a que sufría una enfermedad terminal. Parece ser que con los ingresos de la venta de este libro se pudieron pagar los altos gastos que hubo, pues bienvenido haya sido. Si estás muy interesado en el tema se puede leer, pero parece escrito por un predicador.

Albom ha vendido decenas de millones de libros traducidos a decenas de idiomas, quién se lo iba a decir a este periodista deportivo de grandes estrellas que, parece ser ya era millonario antes del boom literario que disfruta. Yo con este he tenido suficiente.








“Mi viejo profesor impartió la última asignatura de su vida dando una clase semanal en su casa, junto a una ventana de su despacho, desde un lugar donde se podía contemplar cómo se despojaba de sus hojas rosadas un pequeño hibisco.”


viernes, 12 de agosto de 2022

Khaled Hosseini: Mil soles espléndidos (*/**)

(leídas 68 de 405 pág.; Salamandra)             (49; julio de 2022)

En 2019 Daniela me aconsejó este libro junto con Taxi (https://autobiografialectora.blogspot.com/2020/10/khaled-al-khamissi-taxi.html) que me gustó mucho, pero este no ha corrido la misma suerte: cuando no llevaba setenta páginas, y a la vista de que pasaba de cuatrocientas, desistí de seguir leyéndolo, pues no es del estilo de libro que me interesa o entretiene y ello por varias razones.

Su temática nada entre poner en evidencia la situación de una cultura/raza/género y la descripción de cómo se vive en ciertos lugares de la tierra. No quiero decir que no pueda ser interesante su conocimiento y que no pueda servir para mejorar ciertas condiciones de vida, pero nada de ello está en mi mano y, aunque leo muchas cosas que pudieran también ser objeto una crítica similar, esta no me ha cautivado o interesado lo suficiente. Creo que la manera de escribir de Hosseini está dirigida a crear rápidamente en el lector un sentimiento hacia la protagonista y, a la vez, manipula la información que tiene o puede tener ella (llegando a esas sesenta y ocho páginas te das cuenta de que desconoce porqué no puede conocer a parte de su familia pero, en cambio, conoce los secretos del matrimonio).

Otra de las razones es que este tipo de libro es aquel que va más dirigido hacia un género más que al otro y, como no me estaba convenciendo y Marisol y Anna habían leído el otro que aparece en la portada, les pregunté si mi suposición era cierta, por lo que ante su afirmación, decidí dejar paso al siguiente que, como ya lo he acabado merecerá su crítica, es decir, mi comentario y mi queja, como en el presente.






“Mariam tenía cinco años la primera vez que oyó la palabra harami.”



domingo, 7 de agosto de 2022

Rafael Alberti: La amante, El alba del alhelí (**)

(224 pág.; Clásicos Castalia)              (48; julio de 2022)

Me encontré este libro y, a pesar de que había leído Marinero en tierra y no me había gustado (https://autobiografialectora.blogspot.com/2011/08/rafael-alberti-marinero-en-tierra.html), me lo quedé, lo que implicaba que acabaría leyéndolo y no me arrepiento, por dos razones.

La primera, porque la introducción de Marrast a las tres obras de este volumen me ha parecido muy buena y completa y, la segunda y más importante, porque los dos libros que no había leído de él me han gustado más, aunque siga sin ser un poeta de mi gusto. No me he atrevido a repetir Marinero y, curiosamente, me he encontrado con el poema que puse de ejemplo de que no lo entendía, pues lo cambió de libro.

Tengo en casa A la pintura, que fue a lo que se dedicó Alberti al principio y, a lo mejor, lo termino leyendo, ya veremos.





“Mis ojos, mis dos amores                            Los céfiros giradores

se me han caído de la fuente.                       arrancarán de mi frente

Ya para mí estará ausente                             la pajarita inocente,

la estrella de los albores.                               sin queja, de mis clamores.


Sin ojos, ya mudo, frío,                                  ¿Cuál será el ave ligera,

¿quién se sentará a la vera                            sin rumbo, carabinera,

de mi corazón baldío?                                   que quebrante el sueño mío?


Día de nubes  (El alba del alhelí)



viernes, 5 de agosto de 2022

Robert P. Warren: Todos los hombres del rey (***)

(776 pág.; Anagrama)            (47; julio de 2022)

Marisol se atreve con muchos libros, algunos tiene que desecharlos, pero los que son tan buenos como este me los aconseja. Yo le hago caso y los leo meses más tarde, pues mi lista es inabarcable, pero termino disfrutándolos como si acabaran de salir al mercado (este ronda los ochenta años). La versión digital que hemos leído ha sido despiojada de los consejos que le dio el editor al autor, pues parece ser que iban siendo sugeridos a medida que recibía las partes que se iban escribiendo de la novela y no tenía la visión general que sí tenía Warren.

El narrador comienza hablando de un trabajo de final de curso que hizo cuando acabó historia sobre unos documentos de un antepasado de un compañero suyo. Este capítulo es bastante largo y terminas creyendo que habla de alguien de su familia. Luego se dedica a hablar del que parece el protagonista principal de la novela: un agricultor, casado con su maestra, que siente la llamada de la política y quiere presentarse a gobernador. El narrador le hace de chico de los recados con autonomía.

Después de varios capítulos hablando de ese protagonista la historia pasa a describir un verano de la juventud del narrador en el que se enamoró de una joven, hermana de un amigo suyo, ambos protagonistas también de la novela. A partir de aquí vienen tres capítulos con el desenlace de todo lo planteado hasta ese momento.

Warren describe una parte de los años treinta, en un estado de los Estados Unidos, con apenas cuatro personajes principales y cuatro más secundarios, todo un alarde de economía, para una historia que abarca la política, el poder y las relaciones interpersonales. Monumental, muy interesante e imprescindible.





“Mason City.”