sábado, 28 de julio de 2018

W. R. Burnett: Vanity Row (**)


(218 pág.; Edicions 62)                                  (35; julio de 2018)
Es un escritor que está considerado como uno de los grandes de la novela negra y en su haber cuenta con La jungla de asfalto, así que ¿quién soy yo para decir lo contrario? En cualquier caso esta novela me ha parecido un tanto absurda, con demasiados personajes desde el inicio de la novela para que luego todo gire en torno a una estupenda señorita de la que hasta los semáforos se quedan prendados. Quizá si a mí me hubiera sucedido lo mismo…
En la primera página nos enteramos que un abogado, considerado como una excelente persona por la media docena de personajes que aparecen en ella, ha sido asesinado. El capitán de la policía que depende del Ayuntamiento es el encargado del caso y se le hace ver claramente que no hay que escarbar más allá, sino que hay que encontrar a alguien que parezca culpable y controlar a la prensa para que tampoco pueda llegar a destapar lo que realmente había detrás de tan buen ciudadano.




“Tots el diaris deien que hi havia fortes tempestes arreu del mig oest, des dels Grans Llacs, al nord, fins al riu Ohio, al sud, i des de la frontera de Pennsilvània, a l’est, fins a les estepes de Kansas, a l’oest.”



sábado, 21 de julio de 2018

Thomas Hardy: El alcalde de Casterbridge (**/***)


(540 pág.; Alba)                                 (34; julio de 2018)
Tal y como hice cincuenta libros antes, leo otro aconsejado por Anna y, como casi todas las veces, la elección es de mi gusto. Conocía de nombre a este autor, pero no lo tenía en mente, por lo que aceptar consejos de alguien que lee creo que es un buen sistema para ampliar autores. Esta novela es sorprendente porque en el primer capítulo sucede algo tan inusual que en el medio millar de páginas que quedan no parece posible que haya algo que pueda superarlo, por lo que no sería de extrañar que la novela decayera, pero eso no sucede hasta casi el final, ya que capítulo tras capítulo Hardy encuentra una manera de seguir atrayendo la atención del lector.
Poco voy a poder explicar de la historia por lo dicho en el párrafo anterior, pero continuaré con lo que figura al pie de la portada. Ninguno de los jóvenes habla ni tampoco se miran, parece que tienen parentesco, pero la frialdad que hay entre ellos es patente. Cuando llegan al pueblo entran en un entoldado donde sirven una bebida a la que se le puede añadir alcohol si el cliente así lo pide. El joven lo solicita en repetidas ocasiones y termina teniendo muy suelta la lengua; tanto es así que hace una proposición a los que le escuchan, tan descabellada, que no se la pueden tomar en serio. Pero hablaba en serio.




“Un atardecer de finales de verano, antes de que el siglo XIX completara su primer tercio, un hombre y una mujer jóvenes, ésta con un niño en brazos, se aproximaban caminando al pueblo de Weydon Priors, al norte de Wessex.”



sábado, 7 de julio de 2018

Vasili Grossman: Todo fluye (**/***)


(300 pág.; Círculo de Lectores)                                 (33; junio de 2018)
No sé por qué razón he tardado nueve años en leer otra obra de este escritor, cuando él fue uno de los primeros que leí entonces y que me cautivaron lo suficiente como para escribir estos dos párrafos que vengo haciendo desde aquel momento. El caso es que ya he leído otra de él y está considerada como una obra denuncia de los millones de muertos y desplazados a Siberia durante el tiempo en que Stalin fue el máximo dirigente comunista. Personalmente creo que no tiene la fuerza ni la calidad de Vida y destino, pero sabe transmitir al lector la barbarie que se cometió a lo largo de cuatro décadas para crear esa supuesta Unión de Repúblicas que hoy son una diáspora de estados y poco o nada socialistas.
Cuando muere Lenin los encarcelados por motivos políticos a lo largo de su mandato son declarados no culpables de lo que se les acusó, por lo que todo aquel que, acuciado por la situación del momento, no defendió o, incluso, acusó a alguno de sus vecinos o compañeros de trabajo, ahora se siente avergonzado o atemorizado de lo que pueda sucederle. La novela trata de la vuelta a la vida de un hombre que pasó treinta años preso y que decide ir a los lugares en lo que vivió o tenía algún familiar o conocido.
En los capítulos finales Grossman hace una disección de quiénes y porqué fueron Lenin y Stalin los dirigentes de la revolución y, aunque rompe la trama de la novela, no deja de ser interesante su disertación.




“El tren procedente de Jabarovsk llegaba a Moscú a las nueve de la mañana.”