domingo, 28 de julio de 2019

Vladimir Nabokov: Curso de literatura rusa (***)


(563 pág.; B)                          (36; julio de 2019)
Anna me regala este curso el día de Sant Jordi y lo acepto con gusto pues ya había leído buenas referencias de él, así que mientras por las noches estoy con Küng durante el día recibo clases del maestro Nabokov. ¡Y qué clases!
Nabokov habla de la literatura rusa del siglo XIX, pues en el XX sostiene que no hay literatura desde el momento que gana la revolución y los escritores son impelidos a escribir sobre lo que interesa destacar a los soviets (véase el párrafo después de la portada). Entre los escritores a los que dedica sus páginas están Gógol, Turgueniev, Gorki, Dostoievski, Chéjov y, sobre todo Tolstói con Ana Karenina. Esta obra es comentada, explicada y diseccionada ocupando buena parte del libro, lo que es un deleite si, sobre todo, es tu obra preferida de Tolstói.
De los otros autores explica algo de su vida y, con cierta profundidad, un par o tres de sus obras, destacando Gógol y Chéjov. Considera autores menores de los nombrados a Gorki y Turgueniev y también, sorprendentemente para mí, a Dostoievski, y ofrece sus razones. En cualquier caso, es una lectura muy interesante y que, para obtener lo máximo de ella, se debería ir leyendo las obras que menciona de las que resalta lo bueno, o no tan bueno, que tienen.
Dos apuntes marginales: no habla de poetas porque considera que se deberían leer en ruso y opina que la mejor literatura rusa del siglo XX ha sido escrita por exiliados.







“Es difícil abstenerse de ese respiro que es la ironía, de ese lujo que es el desprecio, cuando se pasa la vista por la ruina a que unas manos sumisas, tentáculos obedientes guiados por el abotargado pulpo del Estado, han conseguido reducir cosa tan fiera, tan caprichosa y libre como es la literatura.”




sábado, 27 de julio de 2019

Hans Küng: Libertad conquistada (**/***)


(619 pág.; Totta)                                (35; julio de 2019)
Hacía mucho tiempo que perseguía este libro, digitalizado, y no lo encontraba y cuando estuvimos en la Feria del Libro en Madrid, en la caseta de la editorial, lo vi a primera vista. No sé si venden muchos libros de este estilo, pero amablemente me dieron su catálogo.
Probablemente no conozca ni dos personas a las que le pueda aconsejar su lectura, a pesar de que considero que es muy interesante, interesantísima añadiría, pero ¿la vida y pensamientos de un teólogo puede ser interesante? Pues sí y más la y los de este inteligentísimo suizo.
Comienza la historia como todas: hablando de él, pero para eso se remonta a la historia de Suiza y de la libertad que la ha caracterizado. Curioso y a la vez ilustrativo. En todos los nombres de los capítulos aparece esa palabra tan importante para él y que ha sido su santo y seña en su vida: libertad. A los veinte años estudia teología durante siete años en Roma ¡cursando todas las asignaturas en latín! Después filosofía y, para no aburrir, solo añadiré que fue el teólogo más joven que participó en el Concilio Vaticano II y, poder conocer los entresijos de lo que sucedió en él, es razón más que suficiente para leer el libro.
Aunque ya he dicho que me lo he pasado muy bien leyéndolo, quiero reseñar algunos peros. Los materiales: algunas frases (pocas, dentro de un libro de 600 páginas) creo que no están bien traducidas o suficientemente claras; el abuso de las mayúsculas en los nombres y de las admiraciones ni los he entendido ni me han parecido apropiados. Los peros de contenido: Küng demuestra mucha imparcialidad mientras no llega a los años del Concilio; en ese momento, y poco a poco in crescendo, va quejándose de lo que no se hace tan bien o tan correctamente como se debiera y las críticas a las personas arrecian y se repite en sus argumentos. Una lástima, pues mis humildes tres estrellas las merece la primera mitad del libro.







“Todo podía haber sido completamente distinto.”




domingo, 21 de julio de 2019

Herbert Le Porrier: El médico de Córdoba (**/***)


(343 pág.; Grijalbo)                           (34; junio de 2019)
No conozco a este autor, pero está en la biblioteca, en la estantería oportuna y el momento indicado. Lo más curioso es que Marisol, que tiene una portentosa memoria, no tiene conciencia de haberlo leído ni comprado. Bueno, pues lo estreno yo.
Maimónides es un apellido que me sonaba, pero del que no conocía nada y este libro explica a través de una carta, como en las elegantísimas Memorias de Adriano, la vida de este médico y filósofo que nació en Córdoba hace ochocientos años, cuando esta ciudad alcanzó su máximo esplendor. A pesar de ser judío trató con musulmanes y cristianos y trabó conocimientos y amistad con los hombres más sobresalientes de su época.

Yo, que no tengo suficientes conocimientos de historia, me planteo cuántas veces entre estas tres religiones se han tendido puentes y se han conquistado los territorios de unos y de otros sin alcanzar un acuerdo definitivo. En el siglo XXI estamos como en la Córdoba de Maimónides.







“Soy yo, Moisés el español, desterrado de Jerusalén, primogénito del fallecido juez Maimónides, quien, a la edad de setenta y cinco años, expone sus malos pensamientos; los buenos, ya lo sabes, se consignaron en cantidad de cartas y libros que circulan alrededor de nuestro gran mar interior, desde Bagdad hasta Narbona, y allende, hasta Tréveris y Coblenza en las orillas del Mosela y el Rin.”




sábado, 20 de julio de 2019

Henrietta Boggs: Casada con una leyenda. Don Pepe (***)


(273 pág.; UCR)                                 (33; junio de 2019)
Daniela me presta este libro que no encuentro digitalizado, por lo que cuando acabo el de Nervo que he leído en papel me dedico a este. Como ya he comentado alguna vez, los de papel los leo antes de acostarme y no los saco de casa, pues la comodidad de poder llevar el lector en el bolsillo no tiene precio. Al final me he acostumbrado a tener en la cabeza dos historias, pero no pueden ser del mismo estilo, como por ejemplo de intriga, pues entonces sí que no podría seguir ninguna de las dos.
A pesar de que por mi trabajo tengo algún conocimiento de Costa Rica y que sabía que Don Pepe había sido el que modernizó el país, desconocía quién era, cómo era su carácter, qué le llevó a la política y a tomar decisiones como la de prescindir del ejército (¿no es increíble?), por lo que cogí el libro con ganas y lo leí en las tres noches de un fin de semana. Es realmente muy bueno, pues no solo informa sino que lo hace con soltura y abarcando una infinidad de temas.
La autora tenía 21 años cuando se fue de vacaciones a Costa Rica y, gracias a unos tíos suyos que vivían allí, conoció a Don Pepe, terrateniente preocupado por mejorar el rendimiento de la producción y la vida de sus compatriotas. Al cabo de poco tiempo se casaron y, debido a la situación del país, él comenzó a pensar en dedicarse a la política.
En el libro se habla mucho de él y sus motivaciones e inquietudes, pero nada de lo que le llevó a ella a realizar ese viaje y a casarse; tampoco se comenta nada de su familia norteamericana, salvo al final en el que la visita su hermana. Quizá en el documental First lady of the revolution, de 2016, haya algo de información de lo mucho que falta en el libro en relación a ella.







“De pie sobre la cubierta del barco, miraba la línea cada vez más precisa de la costa.”




sábado, 13 de julio de 2019

Amado Nervo: Obras Completas (**/***)


(403 pág.; Aguilar)                             (32; junio de 2019)
Tal y como dije en marzo que haría, he leído el resto de la obra en verso de Nervo. Si tuviera que elegir cuál de las dos partes me ha gustado más no sabría cuál escoger: está ordenado cronológicamente por lo que en la primera están sus poesías juveniles y en la segunda las últimas que compuso, lo que conlleva que en estas el tema de la muerte esté más presente, por la gente que ha conocido y por él mismo, y también el tema de la vejez y el de algún amor perdido.
Aunque en todos los libros que componen esta parte he encontrado poesías que me han gustado mucho resaltaría Los jardines interiores, El estanque de los lotos en el que aparece el párrafo que figura después de la foto del libro y, sobre todo, La amada inmóvil, que me impresionó profundamente porque llega a hacer sentir lo que puede ser la pérdida de un ser muy querido.
Cada uno debe sobrellevar el dolor de la ausencia definitiva como mejor sepa y pueda; personalmente no me consuelan ni la vida mejor ni otra posible vida, por lo que encontrar unas palabras tan bellas que me transmiten el dolor que sintió otra persona ante la misma situación en la que yo me he encontrado ya algunas veces me parece que puede paliar de alguna forma el mío propio. Esta capacidad para rimar sencillas palabras y crear bellos pensamientos en una situación tan dolorosa hace de Nervo un gran poeta. ¡Ahora a por su prosa!







“La sutil destemplanza de una tarde marcera
enfermó sus pulmones; su invisible puñal
le clavaron los cierzos en la espalda de cera,
y hela allí entre las rosas que ofreció primavera
cual friolentas primicias para su funeral…”
La novia



domingo, 7 de julio de 2019

Hugh Laurie: Una noche de perros (*)


(18 de 409 pág.; Booket)                               (31; junio de 2019)
En la contraportada se puede leer: “el estimulante debut literario”. Según Sienkiewicz, Petronio le dijo a Nerón “incendia, pero no toques la cítara”. No soy el primero ni el segundo, pero le puedo decir a Laurie que haga de médico, pero que no escriba; y al de la contraportada que lea a Wodehouse y verá lo que es un estímulo. Aunque, bien pensado, yo tuve uno en la segunda página: ya quise dejar el libro, pero como estaba en un autobús me di de plazo hasta que llegara a la parada en la que me interesaba bajarme y de ahí las dieciocho páginas horrorosas que leí.
Pocos libros de los que he leído tenían tan mala pinta en las primeras líneas como este. Más bien parece que estuviera en un plató de televisión, en uno de esos programas de noche que hay que hacer que la gente no se duerma, y le hubieran dicho que soltase chistecillos sin ton ni son y a diestro y siniestro (la mayoría de ellos son siniestros). Son comparaciones grotescas que interrumpen la narración que intenta avanzar y que no lo consigue. Si le dijeron que era gracioso le engañaron de mala manera… y a los posibles lectores también.






“Imagínate que tienes que romperle el brazo a alguien.”




sábado, 6 de julio de 2019

P.G. Wodehouse: El inimitable Jeeves (**/***)


(216 pág.; Anagrama)                                   (30; junio de 2019)
Tardo años en repetir un autor si no lo considero muy bueno, pues hay muchos en medio, pero aunque tarde, termino leyendo cuando menos otro de sus libros, como puede ser el caso. Estuve dudando si este libro era mejor que el anterior y, al final, he creído que sí, pues sus historias por capítulos configuran una historia mayor y los personajes van apareciendo repetidamente.
Jeeves es el mayordomo de un joven acomodado que lo único que le pide a la vida es desayunar tranquilamente cuando se despierta, pero cuando no es su tía (que desea casarlo a toda costa), son sus sobrinos (que vienen a proponerle un buen negocio… para ellos), o algún amigo descarriado que viene a pedirle consejo o dinero. Y es aquí donde interviene la capacidad de solucionar problemas de Jeeves, el mayordomo ideal, salvo cuando tiene alguna opinión al respecto del vestuario de su patrón, pues entonces este no le habla y tiene que solucionarlo él solo y, aunque al final todo termina bien las situaciones se complican y embarullan, provocando en el lector, cuando menos, una sonrisa.
Otro motivo para considerarlo muy recomendable es que la finura y elegancia en el comportamiento que Wodehouse atribuye a Jeeves es muy mordaz y crítica para la época en la que, presupongo, suceden los hechos. Elegante y sutil, difícil de encontrar otro autor como él en estos días.





“–Buenos días, Jeeves –dije.”