domingo, 7 de julio de 2019

Hugh Laurie: Una noche de perros (*)


(18 de 409 pág.; Booket)                               (31; junio de 2019)
En la contraportada se puede leer: “el estimulante debut literario”. Según Sienkiewicz, Petronio le dijo a Nerón “incendia, pero no toques la cítara”. No soy el primero ni el segundo, pero le puedo decir a Laurie que haga de médico, pero que no escriba; y al de la contraportada que lea a Wodehouse y verá lo que es un estímulo. Aunque, bien pensado, yo tuve uno en la segunda página: ya quise dejar el libro, pero como estaba en un autobús me di de plazo hasta que llegara a la parada en la que me interesaba bajarme y de ahí las dieciocho páginas horrorosas que leí.
Pocos libros de los que he leído tenían tan mala pinta en las primeras líneas como este. Más bien parece que estuviera en un plató de televisión, en uno de esos programas de noche que hay que hacer que la gente no se duerma, y le hubieran dicho que soltase chistecillos sin ton ni son y a diestro y siniestro (la mayoría de ellos son siniestros). Son comparaciones grotescas que interrumpen la narración que intenta avanzar y que no lo consigue. Si le dijeron que era gracioso le engañaron de mala manera… y a los posibles lectores también.






“Imagínate que tienes que romperle el brazo a alguien.”




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