(18
de 409 pág.; Booket) (31;
junio de 2019)
En la contraportada se puede leer: “el estimulante debut
literario”. Según Sienkiewicz, Petronio le dijo a Nerón “incendia, pero no
toques la cítara”. No soy el primero ni el segundo, pero le puedo decir a
Laurie que haga de médico, pero que no escriba; y al de la contraportada que
lea a Wodehouse y verá lo que es un estímulo. Aunque, bien pensado, yo tuve uno
en la segunda página: ya quise dejar el libro, pero como estaba en un autobús
me di de plazo hasta que llegara a la parada en la que me interesaba bajarme y
de ahí las dieciocho páginas horrorosas que leí.
Pocos
libros de los que he leído tenían tan mala pinta en las primeras líneas como
este. Más bien parece que estuviera en un plató de televisión, en uno de esos
programas de noche que hay que hacer que la gente no se duerma, y le hubieran
dicho que soltase chistecillos sin ton ni son y a diestro y siniestro (la
mayoría de ellos son siniestros). Son comparaciones grotescas que interrumpen
la narración que intenta avanzar y que no lo consigue. Si le dijeron que era
gracioso le engañaron de mala manera… y a los posibles lectores también.
“Imagínate que tienes que
romperle el brazo a alguien.”
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