sábado, 28 de enero de 2017

Ramón Gómez de la Serna: Greguerías (**/***)

(282 pág.; El País)                              (3; enero de 2017)
Me gustaría saber cómo se llamaba mi profesora de Literatura de sexto de bachillerato, pues ya no lo recuerdo, y darle las gracias. Sus clases no me hicieron leer más, pero ahora que estoy leyendo como nunca lo había hecho, recuerdo que ella ya nos mencionaba estos libros y, aunque ya no sepa porqué, su lectura me hace comprender que sí estaban los que debían estar.
Hablando en concreto de este título, yo diría que solo figuraba esta obra de este autor, pero creo que con todo merecimiento. Si alguien se molesta en ir al diccionario a buscar qué significa greguería no le va a servir de mucho, pues es una invención de este autor y con ella quiere abarcar las más de dos mil greguerías que tuvo a bien escribir.
Dicen que una imagen vale más que mil palabras, sobre todo si estas son mías, así que dejaremos al autor esbozar qué es una greguería: “repaso estricto y poético de la vida”.
“Como daba besos lentos le duraban más los amores.”
“Es conmovedor en las óperas ver que cuando lloriquea la que canta todo el coro la consuela.”
“El camello tiene cara de cordero jorobado.”






sábado, 21 de enero de 2017

Bob Dylan: Canciones I (**/***)

(187 pág.; Espiral)               (2; enero de 2017)             (Premio Nobel 2016)
Desde hace tres o cuatro años sabía que Bob Dylan estaba entre los posibles ganadores del Premio Nobel en las casas de apuestas, único lugar en el que uno puede saber, de forma oficiosa, quién figura entre los candidatos. Al principio me sorprendí, pues aunque no había leído ninguna de sus letras en castellano, me parecía inapropiado que un letrista fuera candidato al premio más prestigioso de la literatura.
Cuando el año pasado lo ganó quise comprender cuáles podían haber sido las razones de los sesudos académicos para darle este galardón, y creo que encontré una razón suficiente, por lo menos para mí: si Tranströmer, último poeta en ganar este premio, cantara sus versos ¿serían éstos menos buenos? Como creo que la respuesta, musicalmente aparte, ha de ser que ese autor se lo hubiera merecido igual, lo que hay que hacer es leer las letras de Dylan y ver qué le parecen a cada uno, porque el Nobel ya se lo han dado (aunque él no lo haya recogido), con independencia de lo que nos parezca a sus lectores u oyentes, al igual que se lo dieron al otro autor.
Y yo he leído la letras de los discos publicados entre 1962 y 1965 y he de decir que las relativas al ámbito social fueron muy valientes, que tiene un sello muy personal y que no todas las he entendido (como habitualmente me pasa con la poesía), por lo que concluyo que era tan nobelable como lo fueron otros, poetas o no, entre los que se encuentran algunos que no me convencieron tanto como él.




“¿Cuántas veces debe un hombre mirar hacia arriba para poder ver el cielo?
¿Cuántos oídos debe tener un hombre para poder oír a la gente llorar?
¿Cuántas muertes serán necesarias para que comprenda que ya ha habido demasiados muertos?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
la respuesta está flotando en el viento.”                             Blowin’ in the wind


sábado, 14 de enero de 2017

José Saramago: El Evangelio según Jesucristo (**/***)

(341 pág.; Seix Barral)            (1; enero de 2017)          (Premio Nobel 1998)
Cuarto libro que leo de este autor y, por no repetirme mucho, sólo diré que es de la misma forma de escribir que los otros tres (ver Ensayo sobre la ceguera) que, aunque sin utilizar el humor, también deja al descubierto debilidades de la religión (ver Memorial del convento) y que me costó avanzar en la historia, aunque por motivos diferentes que en Todos los nombres.
En cualquier caso es Saramago puro, es decir, una persona con un conocimiento exhaustivo de lo que habla y de una clarividencia que ya quisiera tener más de uno que viste hábito.
Obvio es decir que la historia trata de la vida de Cristo, por lo que no hace falta añadir nada más, pero es el detalle con el que la presenta (y por eso se me hizo lenta hasta la mitad, más o menos) lo que le da al lector una visión de la época que no suele tener y, lo mejor de todo, es la cuarta última parte en la que brilla la racionalidad de su autor y te muestra una lectura de la base de la religión cristiana que yo no habría llegado nunca a concebir. Espléndido.




“El sol se muestra en uno de los ángulos superiores del rectángulo, el que está a la izquierda de quien mira, representando el astro rey una cabeza de hombre de la que surgen rayos de aguda luz y sinuosas llamaradas, como una rosa de los vientos indecisa sobre la dirección de los lugares hacia los que quiere apuntar, y esa cabeza tiene un rostro que llora, crispado en un dolor que no cesa, ...”


domingo, 1 de enero de 2017

Andrea Camilleri: La muerte de Amalia Sacerdote (**/***)

(202 pág.; Rba)                                              (77; diciembre de 2016)
Ultimo libro que leo en 2016. Me lo aconsejó Marisol el año anterior, pero la lista sigue siendo larga, aunque yo hago todo lo posible por acortarla.
Curiosa historia negra: el personaje principal es el del director de informativos de la RAI y el que tiene que enfocar cómo dar la noticia de que el hijo de un político ha asesinado a la que da título a la novela, pues las pruebas no son todo lo contundentes que deberían ser. A través de él, y un par de decenas de personajes, se irá desarrollando la acción. Televisión, políticos, banqueros, la mafia, rencores y ambiciones también son protagonistas de esta historia.
Muy interesante, aunque nada fácil para alguien como yo que no tiene memoria, en general, y para los nombres, en concreto.



“–¡Absolutamente no! –exclamó Michele Caruso, el director.”