sábado, 21 de enero de 2017

Bob Dylan: Canciones I (**/***)

(187 pág.; Espiral)               (2; enero de 2017)             (Premio Nobel 2016)
Desde hace tres o cuatro años sabía que Bob Dylan estaba entre los posibles ganadores del Premio Nobel en las casas de apuestas, único lugar en el que uno puede saber, de forma oficiosa, quién figura entre los candidatos. Al principio me sorprendí, pues aunque no había leído ninguna de sus letras en castellano, me parecía inapropiado que un letrista fuera candidato al premio más prestigioso de la literatura.
Cuando el año pasado lo ganó quise comprender cuáles podían haber sido las razones de los sesudos académicos para darle este galardón, y creo que encontré una razón suficiente, por lo menos para mí: si Tranströmer, último poeta en ganar este premio, cantara sus versos ¿serían éstos menos buenos? Como creo que la respuesta, musicalmente aparte, ha de ser que ese autor se lo hubiera merecido igual, lo que hay que hacer es leer las letras de Dylan y ver qué le parecen a cada uno, porque el Nobel ya se lo han dado (aunque él no lo haya recogido), con independencia de lo que nos parezca a sus lectores u oyentes, al igual que se lo dieron al otro autor.
Y yo he leído la letras de los discos publicados entre 1962 y 1965 y he de decir que las relativas al ámbito social fueron muy valientes, que tiene un sello muy personal y que no todas las he entendido (como habitualmente me pasa con la poesía), por lo que concluyo que era tan nobelable como lo fueron otros, poetas o no, entre los que se encuentran algunos que no me convencieron tanto como él.




“¿Cuántas veces debe un hombre mirar hacia arriba para poder ver el cielo?
¿Cuántos oídos debe tener un hombre para poder oír a la gente llorar?
¿Cuántas muertes serán necesarias para que comprenda que ya ha habido demasiados muertos?
La respuesta, amigo mío, está flotando en el viento,
la respuesta está flotando en el viento.”                             Blowin’ in the wind


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