domingo, 27 de marzo de 2011

Kazuo Ishiguro: Los restos del día (***)

            (251 pág.; 11’42 €; Anagrama)                                     (17, abril de 2010)
            El hecho de haber visto la película hacía que no me interesara especialmente la novela. Marisol me la aconsejó y ha sido un consejo excelente.
            Lo primero que me ha sorprendido es que el autor tenía menos de 35 años cuando la escribió antes de 1989 y su prosa parece más propia del caballero cincuentón y de principios del siglo XX que son las circunstancias del narrador.
El protagonista y a la vez narrador, va desgranando sus vivencias pasadas en tiempos mejores en un momento de su vida en la que los cambios en su entorno más próximo le hacen perder pie en sus convicciones más básicas, que en este caso se circunscriben a su trabajo, pues es a lo que ha dedicado toda su vida.
A pesar de que esto puede parecer de lectura tediosa, está escrito de tal forma que a las pocas páginas no puedes dejar de leerla, literalmente hablando (y eso que yo recordaba la trama porque la película es fiel reflejo del libro).
            No obstante, también he de decir que a este lector cincuentón alguna línea le ha hecho volver la vista atrás.




Cada vez parece más probable que haga una excursión que desde hace unos días me ronda por la cabeza.

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sábado, 26 de marzo de 2011

Robert Graves: El sello de Antigua (**)

            (331 pág.; 8’95 €; Edhasa)                                            (16, abril de 2010)
            Supe de la existencia de este autor cuando se emitió en televisión Yo, Claudio, que está basado en dos de sus libros. Estuvo viviendo en Mallorca más de cuarenta años y plantó un árbol en la entrada de su casa que, al crecer, provocó la inutilidad de la puerta principal y que todo el que fuera a verle entrara por la cocina. Me parece un gesto muy respetuoso y coherente consigo mismo.
            En cuanto al libro que nos ocupa, he de decir que encuentro en él tres partes: la primera, que es una delicia, y que trata de las guerrillas entre un hermano y su hermana menor por la colección de sellos del primero. Todo aquel que haya tenido una hermana y/o haya coleccionado sellos lo disfrutará mucho. La segunda parte transcurre cuando ya son adultos y siguen sus peleas, pero a mi gusto no tiene el encanto de la primera. Y la última parte, menos divertida que las dos primeras, es un tratado sobre la diferencia entre la propiedad y la posesión, por otro lado muy interesante e instructiva.
            En nuestro acervo cultural hay tríadas de palabras bien conocidas por todos: “vini, vidi, vinci”; y sin tener en cuenta la conjunción, “Santiago y cierra, España” y “Católica, Apostólica y Romana”. Después de leer este libro nadie olvidará “Antigua, penique, burdeos”.




“«Antigua, penique, burdeos.»”


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domingo, 20 de marzo de 2011

Philip K. Dick: Cuentos completos I (**/***)

            (471 pág.; 19’- €; Minotauro)                                        (15, abril de 2010)
            Ideal para todos aquellos a los que les gusta la ciencia ficción, pues este autor es uno de los grandes maestros del género.
Ideal para todos aquellos a los que no les gusta la ciencia ficción, pues en este libro encontrarán cuentos muy interesantes, inteligentes, simpáticos y antibelicistas que van desde las cinco páginas hasta las treinta y seis. ¿Cuál es la razón para no intentarlo?
La mayoría son muy buenos, pero quiero destacar tres: La calavera, Colonia y La paga. De este último se hizo la película Paycheck.
De una novela suya se hizo el guión para Blade runner.




“Robert Benton desplegó lentamente sus alas, las agitó varias veces y se elevó con majestuosidad desde el tejado hacia las tinieblas.”
Estabilidad

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sábado, 19 de marzo de 2011

Federico García Lorca: La casa de Bernarda Alba (***)

            (126 pág.; 7’- €; El País Clásicos Españoles)                (14, abril de 2010)
            Cuando estudié Literatura en sexto de Bachillerato me presentaron a dos autores como difíciles de leer, entre otras cosas, por sus metáforas: Góngora y García Lorca. Tanto es así, que hasta ahora, y de eso ya han pasado casi cuatro décadas, nunca había leído nada de ellos. Aunque esta obra no es poesía, que es donde debe estar la dificultad, por lo menos he leído algo de uno de los dos.
            Las personas de mi época encontrarán en esta obra un reflejo de la España que nos tocó vivir: por ejemplo, el luto se guardaba durante dos años (en la obra de teatro, que es de la década de los treinta, la madre dice que guardarán luto por su marido durante ocho años), y el respeto y la sumisión a la voluntad de los padres, sobre todo las hijas. Aún no la he visto representada en teatro, pero no sé si los que no vivieron cuando las cosas sólo eran en blanco y negro y ni el aire se movía, pueden llegar a creer que esta obra sea la representación del estrangulamiento de la personalidad de la mujer en aras de una supuesta decencia que durante tanto y tanto tiempo pervivió en España.
            El subtítulo de la obra es bien claro: “Drama de mujeres en los pueblos de España” y, como se dice en la introducción de esta edición, para Lorca “La mujer suele ser en España víctima y verdugo a la vez de su propia condición”. Nada más que añadir.
            De lectura inexcusable, y más si se tiene en cuenta que se tarda menos de dos horas en ello.




"CRIADA. Ya tengo el doble de esas campanas metido entre las sienes."


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domingo, 13 de marzo de 2011

Leandro Fernández de Moratín: El sí de las niñas (**)

            (126 pág.; 7’- €; El País Clásicos Españoles)                (13, abril de 2010)
            Considerada la mejor obra de teatro del siglo XIX y con gran éxito de público, según se indica en la introducción. Toda la acción transcurre en el pasillo o distribuidor de habitaciones de una pensión, lo que demuestra la pericia del autor.
            La trama versa sobre el matrimonio de conveniencia impuesto por una madre a su hija. En aquel momento esto estaba considerado normal y esta obra representó una lanza en favor de que el matrimonio no fuera decidido por los padres.
            Seguramente en su tiempo sería sorprendente y algo cómica, pero me ha parecido un tanto aburrida, aunque con el mérito de que toda la acción suceda en el mismo lugar.




“DON DIEGO.                         ¿No han venido todavía?”

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sábado, 12 de marzo de 2011

Lawrence Durrell: Justine (**)

(312 pág.; 2’95 €; El País)                                           (12, marzo de 2010)
            Este es el primero de los cuatro libros de este autor que conforman El cuarteto de Alejandría y fue escrito en 1957, dato importante teniendo en cuenta el tono de la narración y la época que describe: unos años antes de la Segunda Guerra Mundial.
La historia versa sobre las relaciones amorosas de media docena de personas en las cuales la mujer está en igualdad con el hombre. Ello se atribuye al influjo de la ciudad que está continuamente presente en la narración: Alejandría. Tanto es así, que hay párrafos enteros en los que se describe el carácter de un personaje en base a la influencia de dicha ciudad o a la superposición del carácter propio de la ciudad con el del personaje.
Estos párrafos, además de otros de corte metafísico, hacen algo tediosa su lectura, pero está bien escrito con un lenguaje muy elegante y florido. Sus descripciones son verdaderamente poéticas. Es muy interesante la imagen que ofrece de Alejandría antes de 1940, tanto a nivel de la gente del pueblo, de sus calles y estado de las mismas, como de la clase adinerada y de la diplomática. Muy buenas descripciones.
En resumen, habrá que buscar el siguiente: Balthazar.




“Otra vez hay mar gruesa, y el viento sopla en ráfagas excitantes: en pleno invierno se sienten ya los anticipos de la primavera.”

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lunes, 7 de marzo de 2011

Julio Cortázar: Rayuela (***)

            (634 pág.; 4’50 €; Seix Barral)                                     (11, marzo de 2010)
            Compré este libro cuando se publicó esta edición en 1984, pero no lo he leído hasta ahora: 26 años después.
            Tal como se indica al principio del mismo, este libro puede leerse de dos maneras bien diferentes: como cualquier otro libro comenzando en la primera página y siguiendo el orden de las páginas, o bien, siguiendo el orden de los capítulos como en ellos se va indicando, es decir, adelantando y retrocediendo capítulos. En el primer caso, se indica que el final del libro es el capítulo 56. No obstante, yo aconsejo leer los ocho capítulos restantes porque terminan de perfilar el final y son capítulos de un par de párrafos cada uno. Yo aconsejo el orden clásico a aquel lector que no tenga ganas de complicarse la vida con muchos capítulos con trasfondo filosófico, en general, y más de uno aburrido, en particular.
            Para los lectores que quieran seguir el orden salteado les aconsejo no desanimarse, porque el primer capítulo, sobre todo, se hace pesado. La mayoría de los capítulos posteriores al 56 son de diversa índole y no siguen necesariamente desarrollando la historia principal que se narra en los primeros 56.
            La historia narrada son las vivencias de un argentino y sus amigos en el París de los años cincuenta, cuando el franco aún no había devaluado su valor a una centésima parte. No sé cuánto puede haber de autobiográfico. Hay capítulos verdaderamente cómicos.
            He leído el libro siguiendo el orden salteado de los capítulos, es decir, todo él. A pesar de que algunos capítulos me han aburrido por no entender el trasfondo (algunos de los numerados más allá del 56) puedo decir que me ha gustado mucho y estoy seguro que cuando se publicó en 1963 debió ser toda una revolución en el panorama literario de aquel momento.



“¿Encontraría a la Maga?”

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domingo, 6 de marzo de 2011

Roberto Bolaño: Una novelita lumpen (*)

            (151 pág.; 15’- €; Anagrama)                                      (10, marzo de 2010)
            Tal como indica su nombre este libro es una novelita y, además, lumpen (he ido a buscar la palabra para saber exactamente su significado: “capa social más baja”).
            Dos hermanos adolescentes se quedan huérfanos y la hermana relata el viaje a ninguna parte que realizan y la caída a su infierno particular.
            Nada que ver con las dos obras ya comentadas de Bolaño y que tanto me gustaron e impresionaron. Totalmente prescindible.




Ahora soy una madre y también una mujer casada, pero no hace mucho fui una delincuente.”

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sábado, 5 de marzo de 2011

Tirso de Molina: El burlador de Sevilla (**)

            (142 pág.; 7’- €; El País Clásicos Españoles)               (9, marzo de 2010)
            La primera aparición escrita del mito de Don Juan.
            Para mi gusto no tiene la fuerza de la obra de Zorrilla, a pesar de que en ella están todas las características del personaje, el ambiente, las formas y los sucesos que acontecen en la historia por todos conocida.
            Quería leerla para ver cuál me gustaba más y creo que bastan estos versos para comparar con lo que transcribí anteriormente:
            Si de mi amor aguardáis                          Adviertan los que de Dios
            señora, de aquesta suerte                         juzgan los castigos grandes,
            el galardón de la muerte,                         que no hay plazo que no llegue
            ¡qué largo me lo fiáis!                              ni deuda que no se pague.






ISABELA: Duque Octavio, por aquí podrás salir más seguro."

eBook: gratis en Amazon, pero de pésima edición.