sábado, 31 de agosto de 2019

Fiodor M. Dostoyevski: Los endemoniados (***)


(605 pág.; Bruguera)                         (42; agosto de 2019)
Junto a algunos otros libros me encontré este en la calle y no dudé en cogerlo, pues no solamente me gusta el autor, sino que ya intenté leerlo cuando tenía dieciséis años y no pasé del título, a pesar de que tenía que hacer un trabajo en sexto de bachillerato.
La primera parte, de las tres que tiene, es del estilo de Dickens, es decir, te explica la forma de vida de los personajes y las relaciones entre ellos dependiendo de la clase social a la que pertenecen, hay personajes estrafalarios o de conducta similar (uno de ellos podría aparecer en Casa desolada sin que llamara la atención en absoluto), y se trata mucho el emparejamiento de los que son jóvenes o no tanto. Pero ahí se acaba el parecido. En las otras dos se trata el fondo de la cuestión, que no es otra que la rebelión de las masas a través de atentados dirigidos a encresparlas.
Dostoyevski tenía una novela bastante avanzada cuando se enteró de que unos jóvenes habían matado a un compañero porque creían que los iba a denunciar. Deshizo la novela y la reconstruyó en torno a ese hecho. En las dos siguientes partes, que son muy diferentes a la primera, hay largas explicaciones de orden sociológico, con los personajes hablando con mucha exaltación por lo que se utilizan muchas exclamaciones que, a mi parecer, cortan el seguimiento de la historia.
Una cuestión no bien resuelta es la del narrador, que comienza estando presente en todo lo que se cuenta y termina conociendo los pensamientos de los personajes y sucesos en los que él no aparece, además de desvanecerse su personaje aunque siga explicando los sucesos acaecidos. A pesar de todo, a mí me ha gustado mucho y aconsejaría leer el primer capítulo y seguir hasta donde interese.






“Al proponerme la descripción de unos acontecimientos tan recientes como singulares que han tenido lugar en nuestra ciudad, una ciudad que hasta el presente había pasado desapercibida, me veo obligado, dada mi falta de soltura, a remontarme bastante atrás en el tiempo, para empezar, en concreto, por ciertos detalles biográficos del muy respetable y lleno de talento Stepán Trofímovich…”




domingo, 18 de agosto de 2019

Antón Chéjov: Cuentos (***)


(292 pág.; Pre-Textos)                                   (41; agosto de 2019)
Como ya he dicho anteriormente, estuvimos en la Feria del Libro en Madrid en junio (me lo pasé muy bien) y Marisol, que no le gustan especialmente los relatos, me regaló otro libro de ellos, seguramente atraída por la buena edición del mismo. O quizá, porque recordaba lo mucho que me gusta Chéjov y sus tristísimos cuentos, pero bien escritos, elegantes, con historias bien descritas, y que nos traen la Rusia en la que él vivió. Ahora hace poco más de dos años que leí casi mil páginas de sus cuentos y solo uno de los del libro de hoy he recordado, aunque con mi memoria es posible que haya alguno más.
No obstante lo anterior, los cuatro relatos que voy a mencionar no se encuentran entre los que apunté la vez anterior: El reino de las mujeres, La crisis (prostitución), Vanka (tristísimo, es el paradigma de sus cuentos condensado en cuatro páginas y su inicio merece estar al pie de la portada). La novia es el cuarto, y lo menciono aparte porque después de veintitantas páginas describiendo que una mujer se va a casar y, consecuentemente su felicidad, consigue finalizarlo con su estilo; en otras palabras, no hay cuento que se le escape… pero son tan buenos que no se nos debería escapar ninguno a nosotros.





“Vanka Zhúkov, un muchacho de nueve años que tres meses antes había entrado como aprendiz en el taller del zapatero Aliajin, no se fue a la cama en Nochebuena.”
Vanka




sábado, 17 de agosto de 2019

Amin Maalouf: León el Africano (**)


(399 pág.; El País)                    (40; julio de 2019; leído en Tenerife)
Otro libro histórico relatado a través de una carta, aunque en esta ocasión es mucho más una historia explicada que una misiva. Fue su primera novela y, a pesar de que el personaje existió, más bien parece una novela de aventuras por todo lo que llega a sucederle, pero la historia está muy bien ambientada y recreada sociológicamente.
En formato misiva, que yo haya leído y recuerde, están Yo, Claudio de Robert Graves (1934); Memorias de Adriano de Marguerite Yourcenar (1951); El médico de Córdoba de Herbert Le Porrier (1974). La que comento hoy es de 1986 y, a mi parecer, es la más floja de las cuatro, sin que ello le reste interés porque narra la situación del reino de Granada en el siglo XVI, diferente de las tres historias anteriores aunque muy similar en cuanto al éxodo obligado a la de Córdoba en el XII. El resumen de la historia está comprendido en las cuatro líneas que aparecen después de la portada.






“A mí, Hasan, hijo de Mohamed el alamín, a mí, Juan León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy.”



domingo, 11 de agosto de 2019

Gabriel García Márquez: La hojarasca (***)


(140 pág.; Plaza & Janés)

(39; julio de 2019; Premio Nobel 1982; leído en Tenerife)

Al igual que en el libro anterior, hay cuatro personajes narradores y la historia sucede en el pasado y en el presente y también se oculta quién es el narrador (ya es casual encontrarme con estos dos libros seguidos escritos con treinta y cinco años de diferencia). A pesar de que tiene pocas hojas, la imaginación es desbordante (por ejemplo, el tiempo no avanza si no hay movimiento) y, como siempre, no falta la belleza y poesía tan características de este autor, a pesar de que es su primera novela y en la que ya aparecen Macondo y el coronel Buendía, doce años antes de la enorme Cien años de soledad.
La historia comienza con la noticia de que un hombre, que era médico, se ha suicidado y que el coronel en cuya casa estuvo viviendo durante muchos años quiere enterrarlo, a pesar de que ninguno de los vecinos del pueblo quieren que se haga. El motivo: una noche fue pedida su ayuda para atender a unos soldados heridos y se negó a prestarla. A partir de aquí, y con las voces de cuatro de los protagonistas, iremos sabiendo más de las vidas de ellos y de las razones por las que el coronel, sobre todo, actúa como lo hace.







“De pronto, como si un remolino hubiera echado raíces en el centro del pueblo, llegó la compañía bananera perseguida por la hojarasca.”




sábado, 10 de agosto de 2019

Manuel Vázquez Montalbán: Galíndez (**/***)


(433 pág.; Anagrama)                         (38; julio de 2019; leído en Tenerife)
Marisol me lo regaló en Reyes, pero se me coló y hasta ahora no lo he leído. Esta novela , basada en hechos reales ocurridos hace sesenta años, ganó importantes premios literarios y, si no es Vilas, es el escritor de la introducción que aparece en el libro digital que he conseguido el que considera que es la mejor novela del autor.
Galíndez fue un representante del gobierno vasco en el exilio después de la guerra civil española. Llegó a tener contactos en la ONU, el FBI y la CIA, al igual que los tenía con dictadores del estilo de Trujillo, es decir, jugaba todas las cartas que le permitieran conseguir su objetivo que era el derrocamiento de Franco o la independencia del País Vasco. Una buena novela histórica que nos toca muy de cerca y en la que aparecen muchas personas de las que hemos oído hablar en nuestro tiempo.
La narración es enrevesada, pues son seis los personajes que hablan, pero unos en el presente y otros en el pasado y Vázquez juega en los inicios de los capítulos sin aclarar al principio cuál de ellos es. La “confesión” de Trujillo me ha parecido lo mejor, pues sin necesidad de criticarlo queda totalmente retratado. Solo me queda por recomendar, a los que aún les quede estómago, que sigan con La fiesta del chivo de Vargas Llosa, donde el protagonista principal vuelve a ser Trujillo que, ojalá, solo hubiera sido un personaje de ficción.






“”En la colina me espera… en la colina me espera…””




sábado, 3 de agosto de 2019

H.P. Lovecraft: El alquimista y otros relatos (**/***)


(126 pág.; El País)                              (37; julio de 2019)
Es como una letanía, pero hace mucho tiempo que quería haber leído algo de este autor, pero hasta ahora no se había dado el caso. Se me podría decir que por qué no lo he leído antes y yo diría “qué más da”, si no es este otro se quedará sin haberlo leído, seguro. Descubrí al otro gran escritor de misterio cuando era adolescente y he leído la mayoría de sus historias (hablo de Poe, por supuesto), pero de Lovecraft no supe nada hasta muchos años después y, aunque ha sido una pequeña muestra sirve para conocerlo.
La diferencia entre los dos escritores es que este basa sus historias en la mente, es más esotérico, fantástico y explica historias de miedo irreales, y que en su momento debieron causar su más que menos espanto. A mí me gusta más Poe, más terrenal y cuyas narraciones le pueden pasar a cualquiera (que viviera en las circunstancias de la época). El relato que más me ha gustado ha sido el que figura al pie de la foto, y del resto mencionaría Polaris o La tumba, quizá las menos fantásticas, tema que no me termina de interesar, pero a pesar de ello Lovecraft ha valido la pena.







“La vida es algo terrible, y tras el telón de lo conocido asoman atisbos de demoníaca verdad que la hace a veces infinitamente más temible.”
Hechos tocantes al difunto Arthur Jermyn y su familia