domingo, 29 de agosto de 2021

Kurt Vonnegut: Matadero Cinco (**/***)

(205 pág.; Blackie Books)       (30; agosto de 2021)      (leído en Villajoyosa)

Joel elige este libro para el número trece del Club de Lectura Confitada, pero juega sobre seguro, pues siempre podrá decir que se lo regalé yo, si no convence… y yo lo hubiera dejado en la primera página. Pero me obligué a seguir y, aunque no es una comedia, sí que tiene algún toque de humor y, sobre todo, es una cruzada “no de los niños” (falso y erróneo subtítulo) sino en contra de cualquier guerra.

Vonnegut estuvo en la Segunda Guerra Mundial en Dresde, cuando fue arrasada bajo las bombas y este libro tiene su origen en esa experiencia. Es difícil resumir de qué va, pero aconsejo llegar como mínimo a la tercera parte, pues es cuando la historia empieza a tener un sentido algo más coherente, ya que al principio habla de forma deshilvanada. Llegado a ese punto que ya nos está gustando, se le encuentra un sentido a lo que cuenta y hasta nos hace sonreír. Su crítica a la guerra la realiza a través del absurdo. Yo aconsejo su lectura. Así fue y es lo que hay.





“Todo esto sucedió, más o menos.”



sábado, 28 de agosto de 2021

Wilfried Stroh: El latín ha muerto, ¡viva el latín! (**/***)

(375 pág.; Subsuelo)          (32; agosto de 2021)          (leído en Panticosa)

Compaginé la lectura del libro de Platón con este (¿latín vs griego?), de tal manera que después de cada diálogo leía un par de capítulos de esta lengua muerta, por lo que me servía de distracción, pues la vez anterior leí los diálogos seguidos y fue bastante duro.

Este libro está muy bien porque te explica qué fue el latín cuando el griego era la lengua franca, qué sucedió para que desbancara a aquella, y porqué ha “muerto” varias veces. Sorprende esto último, por lo menos a mí, pero quizá Eberle supo resumirlo de la mejor manera posible: “Dicen una y otra vez que la lengua latina ha muerto, pero sobrevive con salud a cada entierro”, y el libro nos lo viene a demostrar con más de un ejemplo. Además de esto, nos ofrece una historia de lo que ha sido el latín y qué aporta hoy en día su conocimiento. Ya me gustaría atreverme con él, pero no creo que me vaya muy bien eso de que el verbo puede estar en cualquier posición en una frase y que haya que estar examinando las terminaciones de las palabras para saber qué es el sujeto y qué los complementos. Demasiado cuadriculado.

Al libro solo le encuentro un defecto que el autor ya lo indica al inicio del mismo: está casi totalmente circunscrito al mundo alemán lo que es una lástima que se queden fuera los países latinos, aunque hay alguna referencia a los mismos.






“Num discendum latine?”



domingo, 22 de agosto de 2021

Platón: Obras completas - II (**/***)

(leídas 255 de 302 pág.; Aguilar)  (31; agosto de 2021)  (leído en Panticosa)

Gorgias: Sócrates consigue enfadar a Calicles y Polo y que le dejen de hablar, al igual que hace Gorgias. Termina hablando él solo sobre qué es peor: si ser injusto o que cometan injusticias sobre ti. El se decanta por lo primero. Calicles le dice que dedicarse a la filosofía pasada la adolescencia es perder el tiempo.

Menéxeno: tiene dieciocho años y quiere presentarse para pronunciar el discurso de una ceremonia fúnebre. Sócrates declama el que ha oído a Aspasia.

Menón: este le pregunta a Sócrates si la virtud es enseñable o si se alcanza con la práctica y este acaba haciendo enfadar a Anito. Sócrates acaba concluyendo que es un don divino.

Eutidemo: este y su hermano Dionisodoro practican la erística (procedimiento dialéctico hasta el punto de convertirlo en una vana disputa) lo que les lleva a tomar el pelo, dialécticamente hablando, a su interlocutor, sin que ello sirva para aprender nada, incluso a sostener teorías tales como que cualquier persona lo conoce todo y que es imposible contradecir a alguien. Quizá sea un buen diálogo para apreciar la diferencia entre Sócrates y los filósofos como él y los sofistas.

Crátilo: el titular de este diálogo, que más parece un monólogo de Sócrates, aparece a diez páginas del final. Hasta ese momento el interlocutor de Sócrates ha sido Hermógenes, que ha estado de acuerdo con todo, como termina estando también Crátilo. El diálogo versa sobre si los nombres de todo corresponden con la esencia de lo nombrado. De las cuarenta y siete páginas que tiene me salté veintiuna, pues ya no podía más con los razonamientos lingüísticos de los nombres de los dioses griegos. Me parece una entelequia (la primera acepción del DRAE).

Banquete: media docena de amigos loan a Eros. Cuando es Sócrates quien tiene que hacerlo se disculpa diciendo que él no sabe elogiar no diciendo la verdad, así que lo hace a su manera: con razonamientos. Llega Alcibíades muy borracho y decide que quien se merece el elogio es Sócrates, y así lo hace. Bellísimo.

Fedón: dejé de leer veintiséis páginas de este relato, pues ya no podía más con las similitudes, orígenes y destinos del alma. Lo que me interesaba, y leí, era el final de Sócrates.






“CALICLES­­ -Así dicen que conviene llegar a la guerra y al combate, Sócrates.”

Gorgias



sábado, 21 de agosto de 2021

Henryk Sienkiewicz: A sangre y fuego (*)

(leídas 168 de 421 pág.; Ciudadela)          (29; julio de 2021)

(Premio Nobel 1905)          (no leído en Villajoyosa)

Nueve años después de haber leído su obra más conocida, (https://autobiografialectora.blogspot.com/2012/05/henryk-sienkiewicz-quo-vadis.html) entre los libros que envío a Anna para que escoja uno y me lo regale, fue elegido este en el Día del Libro, y me hacía ilusión leerlo porque, además, buena parte de la acción transcurre en Ucrania. Es el primero de una trilogía considerada una epopeya polaca. Mejor que mejor, pensé, pues así habrá dos más. Al poco de comenzar ya lo habría dejado, pero aguanté por si mejoraba, pero no me lo pareció. Es una lástima.

A mediados del XVII, Polonia es un país de un millón de metros cuadrados. Por el este están los cosacos y los tártaros que se mantienen en paz con Polonia, pero con un cambio de líder en los cosacos estos deciden enfrentarse a la nobleza polaca y a ellos se les unen los campesinos ucranianos y los temibles tártaros.

Estoy seguro de que la historia debe ser interesante, pues se dice que el ejército polaco se enfrentó a otro diez veces superior a él, pero los personajes imaginarios creados por Sienkiewicz son de cuento de hadas y consiguen poner en la boca de personajes reales frases ridículas. Este libro está muy lejos de los libros de narraciones históricas que he leído a lo largo de la última década.




“El año 1647 fue fecundo en malos presagios.”



domingo, 15 de agosto de 2021

Rafael Chirbes: Crematorio (***)

 (415 pág.; Anagrama)            (28; julio de 2021)       (leído en Villajoyosa)

Marisol me regaló este libro por Reyes y, debido al desorden que llevo este año, ha llegado hasta este mes pendiente de lectura, pero como se dice, bien está lo que mejor acaba, como ha sido este caso.

El título hace referencia a que el hermano menor del personaje principal ha muerto y la acción transcurre entre la defunción y el día de la incineración. Ese es el tiempo real de la novela, pero la historia se remonta a los inicios del hermano vivo, que estudió arquitectura y se dedicó a la construcción de viviendas en la una población de la Comunidad Valenciana.

En cada capítulo uno de los personajes tiene un soliloquio alrededor de lo que acaba de suceder y de lo que él conoce de la historia de los demás personajes, entre los que figuran la hija, su primera esposa, la actual, un amigo muy importante dentro de la familia, y empleados y socios del constructor. Aquí se habla de todo, desde los difíciles comienzos trabajando para otros; de cómo se consiguió el primer dinero importante, aun a costa de ensuciarse las manos; de la gente de la que ha tenido que rodearse y que, pasado el tiempo, ha sabido desprenderse de ella; de su hermano difunto; de su madre; y de todos los cambalaches y chanchullos que tuvo que hacer hasta conseguir la posición en la que se encuentra.

La historia es apasionante, dura, incluso demasiado explícita en muchos momentos, y la manera de transmitirla al lector la hace difícil y densa, pues, como ya he dicho, un personaje habla durante un capítulo, que acostumbra a ser largo, de muchas cosas que han sucedido, saltando en el tiempo, en relación a personas a las que, inicialmente, el lector no conoce.






“Estás tendido sobre una sábana, sobre una lámina de metal, o sobre un mármol.”



sábado, 14 de agosto de 2021

Henrik Ibsen: Un enemigo del pueblo (***)

(258 pág.; Alianza)      (27; julio de 2021)       (leído en Villajoyosa)

En la lista de los libros que quiero leer figuraba este y Joel me lo regaló en el día del libro, aunque yo creía que iba a leer la historia que sucede en La visita de la anciana dama (que es de Dürrenmatt, pero que yo asigno a Ibsen), que vi una vez en la televisión. Pero no hay mal que por bien no venga, pues este libro, cuyo título hizo que me equivocara, es muy bueno.

Este enemigo es el médico del balneario del pueblo, principal fuente de ingresos de la comunidad. El médico acaba de recibir los resultados del análisis del agua y ha confirmado sus sospechas: provoca enfermedades por lo que ha decidido darlo a conocer. Al principio, a todo aquel que se lo dice alaba su proceder, pero cuando se entera su hermano, que es el alcalde, todo pasa a ser diferente de como se esperaba. Una crítica escrita hace ciento cuarenta años que no ha perdido un ápice de actualidad, lamentablemente.






“SEÑORA STOCKMANN.- Como ha llegado con una hora de retraso, señor Billing, tendrá que aceptar la comida fría.”



domingo, 1 de agosto de 2021

Charlotte Carter: Arde Chicago (*/**)

(202 pág.; Siruela)                  (26; julio de 2021)

Engañado por el título, al confundir Chicago con Misisipí, escojo este libro de la estantería digital de la C. Comienza bien, pero poco a poco dejo de estar interesado en la historia pues, para hacerla más interesante, la autora ha decidido unir dos crímenes separados unos cuantos años y que a mí me ha parecido una manera de añadir una tensión que ya se había ido diluyendo. Volviendo al título, me da la sensación de que los editores de Siruela les ha parecido mucho más comercial que el del condado de Cook, al igual que han hecho con otra de sus novelas.

La negra de la portada, que nada tiene que ver con la protagonista que según su propia descripción es gorda y poco atractiva, es una joven virgen, también se queja de eso, de dieciocho años que insta a su tío abuelo a investigar la desaparición de una joven de su edad, nieta de un vecino. El abuelo, que tiene un pasado turbulento, permite a su mujer y nieta que empiecen a investigar ellas y luego se lo prohíbe a su mujer, pero le permite a la joven que lo acompañe a él (lo que no termino de entender, salvo que sea para no cambiar de narrador). Léase hasta donde le deje de interesar, pues no mejora con el paso de las hojas.





“Habría bastado un ínfimo cambio en el curso de los acontecimientos -una vuelta de tuerca más- para que me hubiese despedido del mundo con una traca de balazos.”