(leídas 255 de 302 pág.; Aguilar) (31; agosto de 2021) (leído en Panticosa)
Gorgias: Sócrates consigue enfadar a Calicles
y Polo y que le dejen de hablar, al igual que hace Gorgias. Termina hablando él
solo sobre qué es peor: si ser injusto o que cometan injusticias sobre ti. El
se decanta por lo primero. Calicles le dice que dedicarse a la filosofía pasada
la adolescencia es perder el tiempo.
Menéxeno: tiene dieciocho años y quiere
presentarse para pronunciar el discurso de una ceremonia fúnebre. Sócrates
declama el que ha oído a Aspasia.
Menón: este le pregunta a Sócrates si la virtud
es enseñable o si se alcanza con la práctica y este acaba haciendo enfadar a
Anito. Sócrates acaba concluyendo que es un don divino.
Eutidemo: este y su hermano Dionisodoro
practican la erística (procedimiento dialéctico hasta el punto de convertirlo
en una vana disputa) lo que les lleva a tomar el pelo, dialécticamente
hablando, a su interlocutor, sin que ello sirva para aprender nada, incluso a
sostener teorías tales como que cualquier persona lo conoce todo y que es
imposible contradecir a alguien. Quizá sea un buen diálogo para apreciar la
diferencia entre Sócrates y los filósofos como él y los sofistas.
Crátilo: el titular de este diálogo, que más
parece un monólogo de Sócrates, aparece a diez páginas del final. Hasta ese
momento el interlocutor de Sócrates ha sido Hermógenes, que ha estado de
acuerdo con todo, como termina estando también Crátilo. El diálogo versa sobre
si los nombres de todo corresponden con la esencia de lo nombrado. De las
cuarenta y siete páginas que tiene me salté veintiuna, pues ya no podía más con
los razonamientos lingüísticos de los nombres de los dioses griegos. Me parece una
entelequia (la primera acepción del DRAE).
Banquete: media docena de amigos loan a Eros.
Cuando es Sócrates quien tiene que hacerlo se disculpa diciendo que él no sabe
elogiar no diciendo la verdad, así que lo hace a su manera: con razonamientos.
Llega Alcibíades muy borracho y decide que quien se merece el elogio es
Sócrates, y así lo hace. Bellísimo.
Fedón: dejé de leer veintiséis páginas de
este relato, pues ya no podía más con las similitudes, orígenes y destinos del
alma. Lo que me interesaba, y leí, era el final de Sócrates.
“CALICLES -Así dicen que conviene llegar a la guerra y al combate,
Sócrates.”
Gorgias
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