domingo, 27 de junio de 2021

Oscar Wilde: De profundis (**/***)

(294 pág.; Penguin Clásicos)              (19; junio de 2021)

Anna elige este libro, que es el undécimo del CLC, y, como en otras ocasiones y porque ya he hablado con algún miembro del club, con disparidad de opiniones en relación al contenido; lo que es bueno, según mi parecer, pues eso indica que hay gustos diversos y que con las elecciones de cada uno de nosotros ofrecemos las lecturas más diversas, por lo que no todo nos podrá gustar pero, en cambio, podremos leer aquello que, si solo eligiéramos por nuestro gusto, llegaríamos a leer.

A mí me ha gustado mucho, todo él: desde las cartas hasta la balada y, sobre todo, la extensa carta que un albacea tituló De profundis y que Wilde escribió para el que fuera su compañero sentimental durante tres años y que le provocó su ruina física, moral y pública y, hasta cierto punto, la muerte pocos años después.

En esta carta, escrita desde la prisión, Wilde demuestra tener una memoria prodigiosa, tanto por los detalles que vierte de la relación entre ellos, por las fechas, lugares y situaciones que menciona, como por las muchas citas literarias que, salvo alguna inexactitud, va mencionando en su misiva. El lenguaje es esmerado, casi poético, y a pesar de ser una relación de agravios que van avanzando en espiral, es decir, comentando los ya comentados a la vez que aparecen otros nuevos, en el tiempo y en la localización, aunque son del mismo tenor que los anteriores. Nada de todo ello se me ha hecho pesado ni aburrido, a pesar de que es la autobiografía de una persona que tuvo una relación autodestructiva, pero sí que pasada la mitad hay una larga disquisición sobre la figura de Jesús de la que, sin estar en contra de lo que escribe, me parece innecesariamente larga y del tipo que acostumbran a ser las de los escritores conversos que, aunque Wilde reconoce haber cambiado por el tiempo que ha pasado en la cárcel, no creo que sea su estilo.

Decir que lo que más me apetece es leer más obras de Wilde después de lo mucho que me ha gustado esta no creo que descubra nada a nadie, pero quizá sí pueda sorprender que reconozca que tengo las mismas ganas de leer una autobiografía, si esta existe, del Bosie destinatario de la carta.





“Querido Bosie:

Después de una larga e infructuosa espera he decidido escribirte, tanto por tu bien como por el mío, pues no querría pensar que he pasado dos largos años de encarcelamiento sin haber recibido una sola línea tuya, ni siquiera una mera nueva o un mensaje que no me infligieran dolor.”

De profundis



sábado, 26 de junio de 2021

Irene Vallejo: El infinito en un junco (***)

(452 pág.; Siruela)                  (20; junio de 2021)

El 23 de julio de 2020 se celebró Sant Jordi debido a que, por el covid, no se pudo hacer en su fecha tradicional: el 23 de abril. Estaba triste por ese motivo y con muy pocas ganas de ir a comprar libros, pero debido a que desde La Cultureta se promovía la compra de libros en las librerías próximas a nuestras residencias a fin de que pudieran trampear el cierre de tantos meses, fui a comprar un libro para cada una de las personas de mi entorno familiar. Y este es el resultado del Sant Jordi pandémico que le tocó a Anna, libro que ya había visto en el escaparate de la librería y que habían aconsejado en el programa radiofónico que ya he mencionado.

Casi un año más tarde lo he leído, pues otra de las razones para regalar libros que creo que pueden gustar a sus destinatarios es el obligarme a leerlos y, sin duda, que fue una muy buena elección, pues Vallejo nos narra de manera muy amena, y con muchos temas aparentemente no relacionados, la historia de los libros en el periodo en que Grecia y Roma fueron el centro del mundo occidental. Son incontables los ejemplos que pone para acompañar el devenir del libro como lo llegamos a conocer hoy en día, como también son innumerables las pequeñas historias que cuenta de esos siglos tan lejanos para nosotros, así como de historias del pasado siglo que permiten ligarse a aquellos, lo que hace la lectura muy interesante. En los cuatro o cinco días que he tardado en leerlo siempre me ha costado mucho dejarlo; también he marcado los muchos libros, no solo griegos y romanos, que menciona, para ver si en algún siglo venidero leo algunos de ellos, pues tras sus palabras todos parecen imprescindibles. Como espero que así haya sido transmitida y sea recibida la opinión que tengo de este.





“Misteriosos grupos de hombre a caballo recorren los caminos de Grecia.”



sábado, 12 de junio de 2021

Platón: Obras completas - I (**/***)

(350 pág.; Aguilar)                 (18; junio de 2021)

Oí hablar de Sócrates cuando tenía dieciséis años y fue Joan, un profesor que tuve a lo largo de cuatro años, que bien podría decirse de él que era un Sócrates del siglo XX por las enseñanzas que prodigaba sin ningún otro interés personal que el de transmitir conocimiento. Fue con otro libro de esta misma edición con el que empecé a leer los diálogos de Platón, que volví a hacerlo cuando rondaba los treinta, con el libro cuyo lomo aparece en la imagen y, más de treinta años más tarde, he decidido leerlo por completo y, por eso, hoy presento una quinta parte.

Hay una extensa presentación, desde los presocráticos y llegando hasta Aristóteles, y ofreciendo, tanto de Platón como de Sócrates, una visión de trescientos sesenta grados, es decir, desde más de un punto de vista. Muy completa, una lección de historia de la filosofía griega, que es como decir, del inicio de la filosofía.

En cuanto a los diálogos, yo que recordaba más la forma de operar silogística de Sócrates que el contenido en sí mismo, he descubierto que los hay de tres tipos, por lo menos en los que he leído: los declamatorios, como en el Defensa de Sócrates, casi poéticos; los que dialoga con algún filósofo o, mejor dicho, sofista, como en los de Hipias o Protágoras, en los que Sócrates se dedica a decir que no sabe nada, pero que los que dice el otro no le convence y trata de demostrarlo; y, por último, lo que trata con adolescentes o de ellos e intenta convencerles de que no malgasten su dinero pagando a nadie que les diga que los hará mejores o hablando de temas que les pueden interesar, como en Lisis.

Estos últimos quizá sean los más costosos de leer porque se trata de convencer a la otra parte y se hace con un lenguaje que termina cansando, lo contrario de los que tratan con los que, en principio, son superiores a él: normalmente este último termina desarbolado y dejándolo correr, a pesar de que no siempre se encuentra la solución a lo que plantea Sócrates. En el diálogo que no tiene oponente, la prosa y su contenido son de una belleza y clarividencia esclarecedoras.





“No sé, atenienses, qué impresión han dejado en vosotros las palabras de mis acusadores, mas de mí si puedo decir que, al oírlas, me ha faltado poco para olvidarme de mi propia persona: tal era el poder de persuasión de las mismas.”

Defensa de Sócrates