domingo, 27 de agosto de 2017

Edmond Rostand: Cyrano de Bergerac (***)

(236 pág.; Austral)                             (39; julio de 2017; en Huesca)
He visto la obra de teatro (Flotats), tres de las películas que se han hecho (Ferrer, Martin y Depardieu) y ya había leído el libro, pero como no lo tenía se lo pedí a Anna por mi cumpleaños, y así lo he vuelto a disfrutar.
Será raro que alguien no haya oído hablar de Cyrano, el de la gran nariz, pero a lo mejor también será raro que sepa que este narizotas no fue un personaje de ficción sino que fue un escritor y considerado precursor de la ciencia ficción (Historia cómica de los Estados e imperios de la Luna) de la que Rostand extrajo las ideas de cómo llegar de la Tierra a la Luna que aparecen en su obra de teatro.
Cyrano (el personaje) es un espadachín pendenciero, poeta y soñador que está enamorado de su prima Roxana, pero a la que no se atreve a declarar sus sentimientos debido a la fealdad de su rostro. Roxana está enamorada de Cristian, cadete que va a parar a la compañía de Cyrano, por lo que ella le pide a su primo que cuide de él. Este, enamorado a su vez de ella, le pide a Cyrano que le escriba una carta para ella. El éxito de la carta hará que Cyrano hable a su prima por la boca de Cristian sin que la nariz sea un impedimento visual.




“Portero. (Persiguiéndole.)
            Alto ahí.”


sábado, 26 de agosto de 2017

Frank McCourt: Las cenizas de Angela (**/***)

(396 pág.; Maeva)                              (38; julio de 2017; en Huesca)
Estaba leyendo el primer capítulo y lo único en que pensaba era si podría acabarlo o lo dejaba ahí mismo. Pasado ese capítulo y ya conociendo el tono del libro este mejora a mis ojos. No obstante, y a pesar de que considero que es una buena historia, no se lo aconsejo a las almas sensibles: no hay dónde agarrarse.
Hay muchas familias pobres, dentro de este grupo hay muchas con hijos que, a su vez, han podido perder al padre o tener a un padre que no puede trabajar y, además puede que la madre no sepa cómo sacar a su familia adelante. Incluso, esas familias pueden estar en un entorno pobre que tampoco permite superar los contratiempos. A ese tipo de familia pertenecía el autor de esta historia. No deja de ser notable que llegara a profesor y que, casi septuagenario, ganara el Premio Pulitzer con esta, su primera, novela.




“Mi padre y mi madre debieron haberse quedado en Nueva York, donde se conocieron, donde se casaron y donde nací yo.”


domingo, 20 de agosto de 2017

Robert A. Heinlein: La Luna es una cruel amante (**/***)

(367 pág.; Círculo de Lectores)                     (37; julio de 2017; en Huesca)
Este fue el primer libro que me regaló Marisol. Eso fue hace 22 años. Este año, cuando cumplí los sesenta me lo volvió a regalar porque no encontró el anterior (los libros que me regalan no los tengo con los que compramos nosotros). Como no me desagradó, y apenas recordaba de qué iba la novela, he aprovechado la ocasión para leerlo de nuevo (y Marisol también).
Hacia mediados del siglo XXI los condenados a prisión son enviados a la Luna para que cumplan su castigo. Con el tiempo, también hay nacimientos por lo que, debido a la diferencia de gravedad, ni los primeros ni los lunáticos (de origen) pueden volver a la Tierra a vivir. Es decir, los residentes en la Luna se convierten en proveedores de la Tierra por obligación y sometidos a la legislación terrestre. Pero llega un día que un pequeño grupo de lunáticos (con el sentido actual de la palabra) decide independizar la Luna de la Tierra, a pesar de que puedan ser atacados con armas nucleares.
Imaginativa, divertida, socialmente innovadora y técnicamente avanzada al momento de escribirse. Así es como podría resumirse esta novela. Su único fallo, quizá, sea los poderes que le otorga a un ordenador, pero no por ello deja de ser interesante su lectura.




“Veo en el Lunaya Pravda que el Consejo de Luna City ha pasado en primera lectura un proyecto de ley para inspeccionar, autorizar —y cargar de impuestos— a los vendedores de alimentos que operen dentro de la presión municipal.”


sábado, 19 de agosto de 2017

Ed McBain: Ritual de la sangre (**)

(191 pág.; Ediciones B)                      (36; julio de 2017; en Huesca)
Tenemos varios libros de este autor que yo aún no había leído así que ya le tocaba. Sus novelas tratan de lo que les sucede a los miembros de la comisaría del Distrito 87, es decir, en lugar de ser casos que resuelve un detective, aquí es lo que ahora ya hemos visto en series televisivas, por lo que, teniendo en cuenta que esta novela fue publicada en 1961, es una predecesora de este estilo.
En una librería son asesinadas varias personas, entre ellas la novia de un integrante de la mencionada comisaría. La investigación se pone en marcha, pero no hay pistas suficientes del asesino ni se encuentra un motivo por el que hayan sido asesinadas personas que no tienen ninguna relación entre ellas.




“Esquemas.”


domingo, 13 de agosto de 2017

Edward Rutherfurd: Rusos (I y II) (**)

(623 + 541 pág.; El País)                                           (35; julio de 2017)
El primer día de vacaciones consigo acabar con este doblete y con la seguridad de que el último libro que tenemos de él en casa (Sarum, 1.200 páginas) no llegaré a leerlo, porque antes que este quiero repetir más de noventa autores; y no me sabe mal, pues este autor se ha dedicado a contarnos la historia de ciudades y naciones a través de unos personajes de ficción y no es que esté mal la idea, pero, en el fondo, leído uno leídos todos.
London, que fue el anterior que leí, es posterior a este y, a mi parecer, la historia inventada es más compleja y densa, lo que hace que estos dos libros de ahora sean más ligeros y fáciles de leer, a pesar de que nos cuentan la historia de una nación tan grande como un continente como es Rusia. En resumen, el primer libro lo leí porque no sabía de qué iba y era el libro más largo que había leído; estos los he leído porque me interesaba conocer más de Rusia, pero sabiendo lo que me iba a encontrar, por lo que mi recomendación a un lector que desconozca a este autor es que elija la ciudad/país que más le guste de todos los que ha dramatizado su historia y que pase a tantos y tantos autores que crean literatura.




“Esa noche de verano, en la estepa reinaba la calma, y el silencio también se había adueñado del bosque.”