domingo, 28 de mayo de 2017

Ross Macdonald: La mirada del adiós (**)

(240 pág.; Alianza)                                        (27; mayo de 2017; en Praga)
Tenemos siete libros de este autor en la biblioteca, lo que indica que a Marisol no le desagradaba; aparece en la colección creada por Borges y Bioy Casares; está considerado heredero literario de Hammet y Chandler; y esta es una de las novelas que más éxito le reportó.
Digo todo esto porque a mí me ha traído a la memoria la anécdota de la película, si no estoy equivocado, El sueño eterno, de Chandler y que tuvo como guionistas a Faulkner, Brackett y Furthman: durante el rodaje ninguno de ellos pudo explicar quién mataba a uno de los finados. En esta novela no hay tantos muertos como para perder la cuenta, pero todos los personajes tienen mucho que ver con el crimen, por lo que lo difícil aquí es seguir la historia que se desarrolla a lo largo de unos treinta años.
Lew Archer, detective privado, es contratado por el abogado de una familia adinerada para que localice la caja que aparece en la portada, robada de la caja fuerte del domicilio particular sin que haya sido forzada, y que contenía las cartas que envió su propietario a su madre durante la Segunda Guerra Mundial.




“El abogado, cuyo nombre era John Truttwell, me hizo esperar en la antesala de su despacho.”


sábado, 27 de mayo de 2017

Pierre Lemaitre: Nos vemos allá arriba (**/***)

(448 pág.; Salamandra)                                            (26; mayo de 2017)
Por consejo de Marisol anoté este libro y no lamento haberlo leído pues sorprende desde la primera hasta la última página, aunque esta para mal. Antes de entrar en materia, un sucinto resumen.
A punto de finalizar la Primera Guerra Mundial, un pelotón mandado por un teniente que quiere conseguir honores, se ve obligado a atacar una colina dominada por los alemanes. En ese ataque mueren muchos soldados y otros salen malheridos. Entre estos últimos se encuentran los dos protagonistas de la historia cuyas vidas se habrán visto unidas por esta vicisitud.
Como ya he dicho, la primera página ya entraña una sorpresa y casi todos los capítulos tienen algo de sorprendente, una situación inesperada, y de sorpresa en sorpresa va avanzando la historia. Salvo una docena de páginas en las que el autor se pone filosófico, toda la novela rezuma ingenio y uno va preguntándose hasta donde se podrá rizar el rizo. Y la historia merecería mis tres estrellas si no fuera por el poco creíble final de un personaje que habría podido ser fácilmente resuelto de otra manera. A Marisol tampoco le gustó, y ella tiene más prevalencia que yo.




“Todos los que pensaban que aquella guerra acabaría pronto habían muerto hacía mucho tiempo.”


sábado, 20 de mayo de 2017

Stieg Larsson: La reina en el palacio de las corrientes de aire (***)

(854 pág.; Destino)                                        (25; mayo de 2017)
Subyugante. Esta palabra tiene dos acepciones en el diccionario de la Real Academia. Obviamente, yo la utilizo con el segundo sentido: embelesadora. Esto es lo que me ha parecido esta tercera, y última parte, de esta historia. La capacidad de Larsson de utilizar a decenas de personajes es asombrosa y, además, de darles cuando menos una página de pasado a cada uno de ellos. Sí que es cierto que algunos de esos personajes son necesarios para sacar adelante al héroe o heroína de la historia, pero es una pequeña concesión dentro de la vastedad y complejidad de la trama. Casi todas las vidas humanas deberían poder vivir más de cincuenta años y, por lo menos, mientras tienen ganas o se sienten con fuerzas para crear, como podía ser el caso de Larsson. Han quedado cuatro volúmenes de esta fascinante historia dentro de una masa gris que no tuvo tiempo de plasmarlas.
Lisbeth Salander ha recibido un tiro en el cerebro, Alexander Zalachenko no ha muerto, su hijo ha huido, pero no querrá dejar sin castigo lo que les ha hecho Lisbeth, Erika Berger abandona Millennium, y Mikael Blomvist tendrá de acarrear con todo ello si quiere sacar adelante la revista y ayudar a su amiga, a la que, si no muere, le espera la cárcel y/o un psiquiátrico de por vida.




“Se estima que fueron seiscientas las mujeres que combatieron en la guerra civil norteamericana.”


domingo, 14 de mayo de 2017

Anton Chéjov: Relatos y cuentos (***)

(973 pág.; -)                                       (24; mayo de 2017)
Ya han pasado siete años desde que leí el primer, y único hasta ahora, libro de Chéjov. Se titulaba Nueve cuentos sin final feliz, aunque yo creía recordar que el título no tenía la última palabra, es decir, Nueve cuentos sin final, pues así son los cuentos de Chéjov mayoritariamente: tristes y con finales abruptos, inesperados o que no tienen que ver con la historia que se estaba contando. Pero buenos y muy buenos.
Este libro no existe como tal, sino que es la versión digitalizada de varios de ellos, en total noventa y cuatro cuentos y relatos. Entre ellos voy a resaltar los que más me han gustado: Un drama, En la oscuridad, Gente sobrante, Historia de mi vida, Un hombre irascible, Las islas voladoras, Una noche de espanto y El pabellón Nº 6.
En todos ellos denota Chéjov su conocimiento de las personas, de sus maneras de ser; del espíritu ruso desesperanzado, bebedor habitual, sin cultura, que es aprovechado por el poderoso; es decir, como también lo transmitió Tólstoi y, al igual que él, sugiere la educación como manera de avanzar. Fue un adelantado a su tiempo y un hombre generoso, a pesar de las muchas carencias que adolecía su numerosa familia.




“En el patio del hospital hay un pequeño pabellón circundado por cardos, ortigas y cáñamo silvestre.”
El pabellón nº 6


sábado, 13 de mayo de 2017

Fernando Aramburu: Patria (***)

(648 pág.; Tusquets)                                      (23; abril de 2017)
Como me falla el Lanchester y aún estoy en Huesca tengo que echar mano de uno de la reserva, y lo devoro. Marisol lo compró digitalizado y en diciembre yo compré un ejemplar para regalar y tuve que ir a varias librerías, pues estaba agotado y ya se habían publicado varias ediciones. Me alegro, porque es un libro estupendo que habla de un tema duro y doloroso en España y en el País Vasco.
Aramburu trata el tema de ETA, la independencia del País Vasco, los asesinatos de vascos y españoles, los mártires/soldados vascos, las relaciones entre los miembros de una familia que tiene un miembro en ETA, o bien, con un familiar que ha sufrido un atentado, las vidas de estos dos tipos de familias en los pueblos; en fin, esto y mucho más, es tratado de una manera que llega al lector de una forma en la que se ve incluido en los dramas de cada uno de los personajes y va comprendiendo que nada era fácil de solucionar. Y hablo en pasado porque, parece ser, que ETA se ha disuelto y ya no habrá más atentados.
Dos familias, una docena de personajes principales, una docena más de secundarios y todo el microcosmos del problema vasco queda retratado en estas seiscientas páginas que más que leerse se devoran, a pesar de que con cada personaje el tiempo va hacia atrás y hacia adelante y de las muchas palabras en vasco que aparecen y que le dan al lector más sensación, todavía, de encontrarse en medio de la trama.




“Ahí va la pobre, a romperse en él.”


domingo, 7 de mayo de 2017

Harper Lee: Matar a un ruiseñor (***)

(410 pág.; B)                                      (22; abril de 2017; en Huesca)
Por culpa de Marisol he visto esta película tres o cuatro veces, pero también gracias a ella la he disfrutado tanto como he disfrutado con la lectura del libro. En boca de la jovencita que aparece en la fotografía, sus correrías veraniegas con su hermano y el trasunto de Truman Capote; la vida en esa pequeña ciudad del sur de Estado Unidos después de la depresión; el sistema de enseñanza de novísimo cuño llamado Métrico, en el cual se desaconseja enseñar a leer o a escribir si no es a un ritmo tan lento que los que ya lo saben se aburren en las clases; la consideración de meros objetos a las personas de color, es decir, no a los “rosados” sino a los negros; y, por último, cómo podía ser un juicio en aquel momento; convierten a este libro en una lectura muy agradable y sorprendente por su sencillez y, a la vez, su profundidad.
Por si el párrafo anterior no fuera un resumen suficiente presentaremos al adulto que aparece en la fotografía: Atticus Finch es un abogado viudo que tiene dos hijos, de los cuales ella es la menor y la que describe con sus palabras las vivencias personales, y de muchas otras personas que viven en esa pequeña ciudad, a lo largo de tres o cuatro años. Deliciosamente imprescindible.




“Cuando se acercaba a los trece años, mi hermano Jem sufrió una grave fractura del brazo a la altura del codo.”


sábado, 6 de mayo de 2017

Kenzaburo Oé: Una cuestión personal (**/***)

(190 pág.; Anagrama)           (21; abril de 2017)           (Premio Nobel 1994)
Este es uno de los libros que le había dicho a Anna que podía regalarme y eso hizo para mi santo y lo he leído en esos días que estoy en Barcelona, a caballo de Huesca. Me ha gustado, pero es duro y está basado en una experiencia personal del autor.
Un joven profesor de inglés en Japón sueña con irse a vivir a Africa, pero su esposa está embarazada y eso le crea un conflicto: abandonarla a ella y a su hijo y cumplir su ansiado sueño o ser responsable y quedarse con ambos.




“Mientras miraba el mapa de Africa, desplegado en el escaparate como un ciervo altivo y elegante, Bird apenas consiguió reprimir un suspiro.”