sábado, 31 de diciembre de 2016

Adelaida García Morales: El Sur – Bene (**/***)

(110 pág.; Anagrama)                                               (76; diciembre de 2016)
Leí este libro en el puente de diciembre yéndome a dormir a las tantas, que es lo que me gusta, pero hasta hoy no he podido escribir estas líneas.
Los dos relatos son similares: narrados por una mujer, recuerdos de la infancia en el primer caso y de la adolescencia en el segundo, relaciones con hombres singulares, tristeza, amor y hasta misterio.
La narración es seca, pero buena.



“Mañana, en cuanto amanezca, iré a visitar tu tumba, papá.”      El Sur


domingo, 18 de diciembre de 2016

Nikos Kazantzakis: Alexis Zorba el griego (***)

(384 pág.; Acantilado)                                   (75; diciembre de 2016)
Hay hombres que buscan o persiguen la sabiduría y, si la encuentran o alcanzan, es porque iban a lomos de sus predecesores. Este es el caso del narrador de esta historia: está rodeado de libros y escribe uno sobre Buda.
Otros, iletrados, tienen sus pies enraizados en la tierra y sus poros y sentidos se nutren de lo que sucede a su alrededor y, sin que ellos lo sepan, tienen un conocimiento que podría decirse que es equivalente a la sabiduría canónica. Así es Zorba, un hombre que ha vivido todo lo que el momento le ha exigido y ello le ha hecho sabedor de lo que en los libros le habría costado encontrar.
A lo largo de sus vidas, el primero arrastra sus libros y dudas y el segundo, a duras penas algo más que las ropas que viste y, en el mejor de los casos, un viejo santuri, y esa ingravidez le permite vivir más intensamente.



“Me encontré con él por vez primera en El Pireo.”



sábado, 17 de diciembre de 2016

Ken Follet: En el blanco (**)

(477 pág.; El País)                                          (74; diciembre de 2016)
El puente del 9 de diciembre me ha permitido leer el libro anterior y este yéndome a dormir pasadas las tres de la mañana. Aún me faltan más de cinco años para hacerlo todos los días que yo quiera (si el cuerpo aguanta).
Elegí este libro por el éxito que tiene en los últimos años este autor. No sé si los libros son mucho mejores que este o de lectura tan fácil, pues de ser así tendrán la poca profundidad que tiene el que acabo de leer y, posiblemente, la simpleza del argumento en algunos momentos pero, en cualquier caso, es un libro desengrasante de más altas lecturas.
En la Nochebuena se descubre que un trabajador de un laboratorio de alta seguridad se ha llevado una vacuna que todavía está en estudio. La jefa de seguridad y el propietario del laboratorio se las ven y se las desean para contener a la prensa y a la policía. Parece que todo queda bajo control, pero el hijo del dueño tiene unos planes que van a ocasionar una Navidad inolvidable.




“Dos hombres de aspecto cansado miraban a Antonia Gallo con rencor y hostilidad.”


domingo, 11 de diciembre de 2016

Frederica Sagor Maas: La escandalosa señorita Pilgrim (**)

(400 pág.; Seix Barral)                                              (73; diciembre de 2016)
A esta octogenaria escritora le dijeron que sus memorias serían interesantes y aquí las tenemos. Ella fue escritora de guiones desde los años veinte a los cuarenta, desde el cine mudo al sonoro, y nos describe un Hollywood, desconocido para la mayoría de nosotros, en el que aún no estaban sus famosas letras blancas sobre el monte Lee.
Por sus páginas desfilan nombres gloriosos del cine y otros muchos desconocidos hoy en día. Las pequeñas historias o anécdotas se cuentan por decenas y, a la par, avanza su historia personal y la de su marido, otro guionista como ella.
El libro es recomendable para aquel al que le gusta leer sobre la historia del cine, pues aunque abarca lo sucedido a nivel mundial a lo largo de los primeros cincuenta primeros años del pasado siglo, el tono de la historia es monótono y, por tanto, puede hacerse aburrido a quien no tenga un especial interés en el tema.




“En una fiesta que se celebró en una casa en noviembre de 1988, conocí por casualidad a un joven escritor y entusiasta llamado Sidney D. Kiskpatrick.”


Robertson Davies: Asesinato y ánimas en pena (*/**)

(leídas 85 de 340 pág.; Libros del Astroide)             (72; diciembre de 2016)
Le regalo este libro a Marisol, pues es un autor que nos gusta a los dos y el título y la portada prometen… lo que no cumplen.
En las dos primeras líneas que figuran después de la portada ya se nos ha informado que el narrador ha muerto. Era el director de la sección de cultura de un diario y a muerto a manos de un subalterno suyo que es crítico de cine, pero el espíritu del muerto no ha desaparecido de la Tierra y se va a un festival de cine con su asesino. Pero en lugar de ver las películas que proyectan él ve la historia de antepasados suyos.
Aunque puedan ser interesantes las vivencias de los pro-británicos cuando Estados Unidos se independizó de la metrópoli, esto no es lo que se aventuraba en el inicio del libro. Marisol se lo fue saltando hasta llegar a ver cómo acababa la barbarie (de la novela), pero yo he preferido dejarlo correr.




“Nunca en  mi vida me asombré tanto como cuando el Husmeador sacó el arma escondida de su funda y de un golpe me dejó tendido en el suelo, completamente muerto.”


sábado, 10 de diciembre de 2016

Anónimo: Las mil y una noches (*/**)

(1.468 pág.; Planeta)                                     (71; diciembre de 2016)
Leo en internet que la versión directa del árabe al español de Juan Vernet es la mejor y libre de las cortapisas y censuras que hubo en la época Luis XIV de la traducción al francés y de este al español por Blasco Ibáñez. Y me lanzo a ella, pues ya hacía tiempo que quería leerlo, aunque, a la vista de la longitud y de que no es una historia sino cientos de cuentos, lo separaré como los pollos: por cuartos.
Quince días me ha costado el primer cuarto: muchas historias similares y una enormemente larga, con historias dentro de historias que afloraban otras tantas. Cambio de tercio y ya volveré a él.    
Vuelvo a él y cuando llevo el 29 % leído decido dejar de leerlo, pues no salgo de príncipes y princesas que se desmayan cuando conocen a su media naranja o que no quieren casarse, hasta que conocen a la persona que hace que se desmayen. Entre cuento y cuento no hay nada de la historia entre Sherezade y su califa y las noches son como un acordeón: las hay de una página y de diez (el tiempo es relativo, ¿no?).
Salto a leer los cuentos que Nenángeles nos contaba cuando éramos niños: Aladino y la lámpara maravillosa (muy bueno), Simbad el marino (sorprendente su primer viaje y repetitivos los otros seis) y Alí Babá y los cuarenta ladrones (muy bueno). Y aquí se acaban tantas noches insulsas.




“Se cuenta –pero Dios es más sabio– que en el transcurso de lo más antiguo del tiempo, y en una edad remota, hubo un rey sasánida que dominaba las islas de la India y de China, que era jefe de ejércitos, de auxiliares y de servidores.”

El rey Sahriyar y su hermano Sah Zamán