(leídas 85 de 340 pág.; Libros del
Astroide) (72; diciembre de
2016)
Le regalo este libro a Marisol, pues es un autor que nos
gusta a los dos y el título y la portada prometen… lo que no cumplen.
En las dos primeras líneas que figuran después de la
portada ya se nos ha informado que el narrador ha muerto. Era el director de la
sección de cultura de un diario y a muerto a manos de un subalterno suyo que es
crítico de cine, pero el espíritu del muerto no ha desaparecido de la Tierra y
se va a un festival de cine con su asesino. Pero en lugar de ver las películas
que proyectan él ve la historia de antepasados suyos.
Aunque puedan ser interesantes las vivencias de los
pro-británicos cuando Estados Unidos se independizó de la metrópoli, esto no es
lo que se aventuraba en el inicio del libro. Marisol se lo fue saltando hasta
llegar a ver cómo acababa la barbarie (de la novela), pero yo he preferido
dejarlo correr.
“Nunca en mi vida me asombré tanto como cuando el
Husmeador sacó el arma escondida de su funda y de un golpe me dejó tendido en
el suelo, completamente muerto.”
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