domingo, 26 de diciembre de 2021

Friedrich Dürrenmatt: Justicia (*/**)

(214 pág.; Tusquets)               (50; diciembre de 2021)

Marisol elige este libro (que había comprado hace muchos años y del que no había leído nada) y se convierte en el décimo séptimo del CLC. Podría haber permanecido en la más absoluta oscuridad y no se habría perdido nada. De este autor me gusta mucho la historia de la vieja dama, que algún día repetiré o leeré por vez primera, pues no recuerdo si la he visto representada o la leí. Lo que ya es más difícil es que vuelva a leer otro libro de él, pues ha ido a parar al fondo de escritores a repetir (no obstante, Camarasa aconseja La sospecha, ahí queda).

Supongamos que el billarista de la imagen es la representación de doctor h.c. Kohler, personaje principal de la historia de este libro y, como lo que viene a continuación está en la contraportada y en las primeras páginas del libro, no desvelo nada imprudente: este sujeto acompaña a un ministro al aeropuerto y decide hacer una parada, entrar en un restaurante y pegarle un tiro a uno de los comensales. Luego sigue camino al aeropuerto. Todos los presentes en el restaurante lo han visto y él es conocido por todos, por lo que no hay ninguna duda de quién ha sido el homicida.

Este inicio me parece muy intrigante, ya que debería ser obvio que será declarado culpable y condenado, por lo que algo tendrá el autor en la bocamanga que haga que su historia valga la pena ser leída: pues, lamentablemente, tiene tal profundidad que se me ha escapado y hecho larguísimas sus doscientas páginas (¡qué gran idea tuvo Anna al sugerir que los libros no pasaran de trescientas!). Tiene unos toques de crítica hacia la forma de ser de los suizos y sus costumbres, pero la vuelta de tuerca que fuerza Dürrenmatt sobre si el asesino es el que todo el mundo ha visto u otro, no me ha resultado nada atractiva y me ha parecido, para ser una decena de personajes, muy enmarañada. El formato de epístola tampoco hace más fluida la narración. En resumen, un tostón, aunque lo he acabado.





“Es cierto: escribo este informe por amor al orden, impulsado por cierta pedantería escrupulosa, a fin de que conste en actas.”



domingo, 19 de diciembre de 2021

Jean Echenoz: Correr (**/***)

(140 pág.; Anagrama)            (51; diciembre de 2021)

Compré este libro, junto con otro de este mismo autor que sigue pendiente de lectura, a finales del diecinueve o principios del veinte (me refiero al año de este siglo y no a la centuria) y, una vez bien macerado, lo empecé ayer por la noche y este mediodía lo he acabado. No es ninguna gesta, pues tendría cien páginas si no hubieran usado un tipo de letra grande y los márgenes fueran para aprovechar el papel, pero el mayor motivo para acabar el libro en menos de un día es porque está muy bien escrito y lo que explica es muy interesante.

Emil Zátopek fue un corredor único y en este libro se explica por qué: nadie hubiera apostado nada por él, los entrenadores y entendidos decían que era desgarbado y su manera de correr nada elegante, y los médicos insistían en que terminaría muriendo (obviedad), pero se referían a que lo haría en una carrera, pues llevaba su cuerpo a un extremo que no era soportable (él lo soportó hasta los 78 años). Batió muchos récords y consiguió algo que nadie ha vuelto ha lograr en setenta años: fue medalla de oro en unos Juegos Olímpicos en cinco mil, diez mil y la maratón… en menos de una semana.

Sería muy fácil seguir narrando gestas deportivas o los desprecios a los que se vio sometido por parte de las autoridades comunistas, pero lo mejor es leerlo directamente en el libro de Echenoz, con su entretenida y natural prosa y sus cortos capítulos que sirven para ir separando hazañas y vivencias.





“Los alemanes han entrado en Moravia.”



sábado, 18 de diciembre de 2021

Almudena Grandes: Los pacientes del doctor García (***)

(763 pág.; Tusquets)               (49; diciembre de 2021)

No es la primera vez que me pasa, o que le pasa al autor del libro que estoy leyendo, que este fallece mientras lo leo. Así ha sido con esta autora, que aún era joven. Otra casualidad menos dramática que la anterior, es que haya leído seguidos dos libros de autores españoles en los que los personajes cambian de nombres. El libro me lo recomendó Marisol el pasado año y, aunque es uno intermedio de una serie, se puede leer con independencia de los anteriores.

El doctor García que da título a la novela, personaje de ficción entre una docena de reales y varias más de personajes inventados, es un hombre joven de izquierdas, no adscrito a ningún partido, que tiene la suerte, o desgracia, de estar en el sitio indicado en el momento oportuno, por lo que, aparte de salvar vidas mediante transfusiones de sangre indirectas durante la guerra civil, se verá envuelto en una trama para desactivar una red encargada de ocultar nazis en Argentina y, de paso, provocar la caída del dictador Franco. Al igual que en la foto original de la portada, en la que el hombre que aparece en primer plano no llevaba corbata y la americana estaba arrugada, Grandes mezcla lo real con lo ficticio para crear una historia que se imbrica de tal manera que es difícil creer que no todo puede ser verdad. Muy interesante y, si no fuera porque varios personajes cambian de nombre, de lectura fácil y amena.





“El último domingo de marzo de 1947 fui al encuentro de una mujer que conocía mi verdadera identidad.”



domingo, 12 de diciembre de 2021

Didier da Silva: La noche del 4 al 15 (**/***)

(228 pág.; Periférica)             (48; noviembre de 2021)

En La Cultureta hicieron la crítica a este libro y lo pusieron muy bien, por lo que me pareció interesante, así que se lo regalé a Joel y he aprovechado para leerlo yo. Aunque sabía del ajuste entre el calendario gregoriano y el juliano, no caí en la cuenta que entre los dos días del título del libro no pudo suceder nada en el mundo porque se saltaron, y el autor ha decidido “llenarlos” con coincidencias habidas, a lo largo de la historia, en los diferentes días del año.

Es decir, para cada día del año se escribe una reseña de coincidencias de hechos civiles (nacimientos, defunciones), militares o políticos, sociales, culturales y científicos, buscando una unión entre lo que se comenta de ese día. Los hay más afortunados que otros, pero en cualquier caso siempre son interesantes y, la mayoría, curiosos o desconocidos.

Aunque hoy sea muy sencillo obtener información de lo que ocurrió un día concreto del calendario (lo he comprobado con el día de mi nacimiento en Wikipedia y es larguísima la información que ofrece) hay que elegir los hechos más interesantes para un libro de este estilo y redactar más de setecientos párrafos, aproximadamente, para dar consistencia y no ser, exclusivamente, un listado de sucesos. Información y entretenimiento por partes iguales.





“El 8 de septiembre es el día de Año Nuevo o día uno del mes de absoluto en el calendario patafísico.”



sábado, 11 de diciembre de 2021

Javier Marías: Tomás Nevinson (**/***)

(680 pág.; Alfaguara)             (47; noviembre de 2021)

Este libro lo había leído Marisol y le aconsejó a Anna que me lo regalara por el día del padre y me alegro porque Marías es un autor que me gusta, aunque no es fácil de leer si él decide escribir una novela y volcar en ella todo lo que piensa sobre un asunto. Y este libro es un buen ejemplo: casi setecientas páginas que parecen mil.

Según el autor, y debe tener razón pues es su obra, esta novela no es la continuación de Berta Isla, pero lo cierto es que tanto el personaje que da título a la novela, como algunos más, también salen en la primera. El Tomás de la portada, ya retirado del servicio activo, es requerido por su anterior jefe para que localice a una antigua etarra y miembro del IRA también. Esto le da pie a Marías para bucear entre las noticias de atentados entre las décadas de los setenta a noventa e ir presentándolas para ser el andamio sobre el que edifica su historia de ficción.

La ficción de la historia es mucho menor que sus disquisiciones sobre lo sucedido y los atentados, lo que convierte su lectura en algo bastante arduo; quiero decir, que no es una historia que pueda leerse sin más, sino que Marías hace de ella una de sus columnas de El País, dedicada exclusivamente al terrorismo. Algunos de los nombres de los personajes son bastante curiosos, casi diría que inverosímiles. Alguna razón escondida pudiera haber.

Mientras iba leyendo el libro pensaba en Pamuk, sus novelas me gustan y creo que gustan en general, pero no se ahorra ninguna página. Su museo es una buena muestra de ello. Marías acabará ganando el Nobel (que se lo merece), aunque solo sea por similitud con este reconocido autor.





“Yo fui educado a la antigua, y nunca creí que me fueran a ordenar un día que matara a una mujer.”