(336 pág.; Seix Barral) (44;
septiembre de 2018)
Marisol me aconseja este libro y su inicio me parece
espectacular, es decir, el primer párrafo, sobre todo, y el primer capítulo. A
partir de ahí empiezo a pensar que debe ser muy bueno el final porque no
termina de convencerme la historia que explica. Y como cada vez se pone peor le
pregunto si de verdad lo leyó todo y le gustó: me lo confirma y me deja
perplejo. Lo termino y termino con el autor.
Montano es el hijo del protagonista, que es crítico
literario. Este va a visitarle a su casa en Francia porque sabe que después de
haber publicado su primer libro, y de haber tenido muy buena aceptación, está
pasando por un mal momento, y lo bautiza con su nombre: el mal de Montano. Y de ahí el primer párrafo del libro que figura
bajo la portada y que me pareció un espléndido inicio. Lástima que no fuera
Monterroso.
“A finales del siglo XX el
joven Montano, que acababa de publicar su peligrosa novela sobre el enigmático
caso de los escritores que renuncian a escribir, quedó atrapado en las redes de
su propia ficción y se convirtió en un escritor que, pese a su compulsiva
tendencia a la escritura, quedó totalmente bloqueado, paralizado, ágrafo
trágico.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario