(733 pág.; Ediciones B) (44; octubre de 2021)
Décimo libro que leo de esta autora y cuarto a lo largo
de este año, aunque este ha costado bastante más que los anteriores, debido,
entre otras cosas, a la pésima traducción que hace interrumpir la lectura
porque no se termina de entender una frase o porque esta tiene errores de
sintaxis. El título original es Morgan’s run que se refiere a un terreno
en el que hay una corriente de agua y en el que Morgan construye su casa por lo
que un título más cercano sería “El arroyo de Morgan” o similar; además, Morgan
no huye de ningún sitio, por lo que el título y, sobre todo la portada, son
engañosos.
En cuanto a la historia: un primer capítulo de unas
doscientas páginas en la que se nos cuenta, de forma muy bucólica, la vida de
Morgan en su ciudad de nacimiento y su vida hasta la edad adulta (se hace
largo). Una vez es juzgado y condenado a siete años de reclusión se anima un
poco la historia, pero donde gana enteros es cuando llegan a Oceanía, pero el
detalle (interesante en cuanto explica a alguien como yo que no se imagina lo
que es llegar a un territorio no civilizado) hace que también sea algo tedioso.
En resumen, y teniendo en cuenta que la autora se casó
con un tataranieto, o más allá, del protagonista de la historia tiene su
gracia, pero le sobra algún centenar de páginas. Ya no me quedan libros de ella
en casa por leer y no sé si leeré diez más antes de que se acabe el año. En mes
y medio lo sabré y veremos cuál elijo, pues fuera de Roma no es igual de
interesante su pluma.
“–¡Estamos en guerra! –gritó el señor James Thistlethwaite.”
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