(409 pág.; Planeta) (58;
agosto de 2016; yendo a Kotor)
El autor llegó a ser mariscal de campo, pero no ganó la
gloria con esta novela que dejaba al descubierto algunos comportamientos
indignos de la digna nobleza francesa. A través de 175 cartas nos cuenta una
historia que transcurre a lo largo de poco más de cinco meses. Un ejercicio
literario muy interesante que no aburre al lector, a pesar de que sólo va
enterándose de los acontecimientos por las cartas que media docena de personas
se escriben las unas a las otras.
La marquesa de Merteuil y el Vizconde de Valmont,
antiguos amantes, se cartean contándose sus aventuras. Son amigos y a través de
sus cartas se van informando de sus lances amorosos y los desengaños que dejan
a su paso pero, además, se tientan a superar las hazañas amorosas conseguidas
hasta el momento, prometiéndose encontrarse en el lecho si todo sale como cada
uno de ellos espera. Pero ambos son orgullosos y también se van lanzando pullas
en su correspondencia, lo que va haciendo que esa supuesta amistad vaya erosionándose
y dejen entrever que aunque sean nobles no siempre destilan nobleza. Muy
entretenida.
“Ya ves, mi buena amiga,
que cumplo mi palabra y que los gorros y los perifollos no llenan todo mi
tiempo; siempre me quedará un ratito para ti.”
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