(180 pág.; Alianza) (54;
julio de 2016)
Leo en el prólogo del editor la complejidad de hacer
rimar en castellano los poemas de este autor, no sólo por el hecho de la
traducción desde el ruso, sino porque hay versos con rimas en medio de ellos.
Dado que no tendría bastante con una vida para aprender ruso y poder apreciar
esas rimas me gustaría que alguien que sí lo supiera me leyera estos versos y
poder reconocer esos sonidos consonantes.
Con ello ya he dado a entender que sus poemas me han
gustado, pues a falta de rima, el mensaje sí es claro: defensor de la
naturaleza y de los animales (seguramente un adelantado a su tiempo), del oprobio
causado por el hombre, de su avaricia y codicia, en resumen, crítico con la
sociedad que le tocó vivir (y que no debió ser fácil en los años sesenta en
Rusia). También los tiene sentimentales, pero en esta selección, realizada por
él mismo, brillan y son más numerosos los del primer tipo.
Este poeta está todavía vivo mientras escribo esto y
recibió muchos honores en el pasado, sobre todo en su propio país, todo lo cual
me ha llenado de satisfacción por él.
“En el cuarenta y uno,
en Tchistopol,
año sin pan ni sol,
en el mercado
nevado
sacaron un tonel,
un enorme tonel
de miel.”
La miel
(parte del poema)
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