(301 pág.; Anagrama) (31, julio de 2010)
Hacía mucho tiempo que quería leer un libro suyo por dos razones: porque generalmente me gusta su artículo en el País Dominical y porque es uno de los autores preferidos de Marisol. Le pedí que me aconsejara cuál de ellos leería en primer lugar y fue un acierto total.
Aunque el principio se me hizo un poco tedioso luego fue haciéndose más y más interesante pues va desenmarañando una historia desconocida para el narrador y que le afecta directamente. Este es un traductor de alto nivel y, aunque en la novela no sucede a menudo, hay un capítulo en la que actúa como traductor entre una dirigente inglesa y uno español que es verdaderamente desternillante (y da miedo pensar que, a lo mejor, eso sucede en la realidad de esos encuentros multilaterales: los sujetos importantes y uno o dos traductores).
Aprovecho las últimas líneas de la contraportada como final y para indicar un poco de qué va la historia: “La vigorosa e hipnótica prosa de Javier Marías configura en espiral esta extraordinaria novela sobre el secreto y su posible conveniencia, sobre el matrimonio, el asesinato, la instigación, sobre la sospecha, sobre el hablar y el callar, y sobre los corazones tan blancos que poco a poco se van tiñendo, según ven “transcurrir el transcurrido tiempo” y acaban sabiendo lo que nunca quisieron saber”. (nov-10)
“No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas,
cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de
bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa,
se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola de su ropio
padre, que estaba en el comedor con parte de la familia y tres invitados.”
eBook: sí. epublibre
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