(398 pág.; Seix Barral) (50; octubre
de 2018)
Hace ya seis años que leí En brazos de la mujer madura y me gustó tanto que llevaba tiempo
esperando leer otro libro de este autor. A pesar de que he terminado poniendo
la misma puntuación, el libro del que estoy hablando no tiene la misma gracia que
el anterior. Se puede decir que ha salido de la misma pluma, pues el tema
erótico o sensual lo trata igual (a lo que yo recuerdo) y se atreve con temas
como los paraísos fiscales, la conservación de la naturaleza, las industrias
químicas y, sobre todo, los abogados y la justicia en Nueva York, pero a pesar
de su acidez en este último tema, no llega a la altura de Dickens. Quizá el
mayor defecto que tiene este libro es la cantidad de personajes que aparecen y
que se diluyen en la historia.
El sueño de
un muchacho es descubrir pecios españoles de la época imperial y para ello,
desde muy temprana edad, empieza a estudiar con ahínco los movimientos de los
barcos, sus últimos avistamientos antes del hundimiento y todo lo que pueda
tener que ver con ese fin. Debido a que su padre es un actor de éxito oscilante
no está mucho tiempo en un sitio y puede consultar muchas bibliotecas de
Europa. A pesar de que su padre considera que está perdiendo el tiempo él no
ceja en el empeño.
“Mientras
contemplo las torres y las almenas de Toledo, la antigua capital de España, que
se levanta en lo alto, al otro lado de la hondonada, decido poner por escrito
los hechos más importantes de mi vida, para que la gente sepa todo lo que he
pasado.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario