sábado, 30 de marzo de 2019

Andreas Höfele: El confidente (*/**)


(317 pág.; Tusquets)                          (12; marzo de 2019)
Las primeras páginas del libro no prometían nada bueno, pues aparte de la facilidad con la que el futuro confidente logra serlo, la razón que se ofrece es ridícula: “sabía mentir”. Esto se dice de un niño al que le puede caer una tunda si dice la verdad del porqué ha perdido la piara (yo he conocido a muchos que hubieran podido ser grandes confidentes; hasta yo mismo, vamos).
En pocas páginas ya es confidente de las más altas instancias y aparecen personajes por doquier y muchas situaciones en las que él tiene que ver. Si no te aclaras, ese es el momento de dejarlo. Yo seguí porque pensé que en algún momento se centraría y explicaría algo interesante (aparece Marlowe), pero no lo hace y la historia de este sujeto, que llegó a ser confidente en la época de Isabel I, se hace larga y tediosa. Lo mejor, el último capítulo que es corto y cuenta la historia sin dramatizarla.




“Supongamos que hemos escapado del inmisericorde y bello tiempo de una tarde de julio, cuando la ciudad entera se lanza, frenética, a las cervecerías al aire libre y a los baños, y nos hemos resguardado en un cine casi desierto.”



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