(648 pág.; Alba) (66; diciembre de 2020)
No hace mucho leí un libro de su hermana y ahora me encuentro
que Marisol había comprado este, por lo que llegado a su estantería lo cojo con
gusto por el apellido y porque esta editorial me gusta. En el primero que he
mencionado no hay un alma buena o no atormentada y, en este, nadie es malo,
importante diferencia entre las obras de las dos hermanas. Este último se lee
con gusto, pero hay un momento en el que parece que toda la historia será
reflejar, con mucho detalle, caracteres y personas, habitaciones y lugares, por
lo que hay que tener un poco de paciencia.
La protagonista es una joven inglesa sin familia que,
para intentar salir adelante, toma la decisión de irse al continente y recala
en la población que da título al libro. Esta población es la capital de una
nación imaginada por la autora. Aunque no tiene ningún tipo de estudios va a
parar a un internado de señoritas en el que se precisa una institutriz que sepa
inglés, por lo que, después de una prueba. ella es aceptada como tal. Ella es
una persona que sabe cuál es su lugar por lo que no aspira a elevarse por
encima de su clase pero, por otro lado, está suficientemente convencida de sus
capacidades, que ello le permite desear y conseguir más de lo que se podría
esperar dado su origen.
“Mi madrina vivía en una
hermosa casa en el antiguo y cuidado pueblo de Bretton.”
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