(397 pág.; Siruela) (68; diciembre de 2020)
Este libro me lo regaló Anna para mi cumpleaños y, por lo
menos, lo he acabado leyendo en su año: alguno habrá que al que no le sucederá lo
mismo. Lo he disfrutado muchísimo, aunque su lectura es de aquellas que
considero lentas, no solo porque casi hay cuatrocientas notas, más de sesenta
ilustraciones con su propio pie y ¡dieciocho páginas llenas de apretadas líneas
de bibliografía! que aparecen en el texto con su nota indicando los datos
importantes de la publicación. Que no se engañe nadie: mi disfrute y las
estrellas junto al título no equivalen a que sea un libro para que lo lea cualquiera,
sino todo lo contrario, pues solo aquel que tenga un mínimo interés en el tema será
capaz de avanzar en la selva de datos y conocimientos que transmite Clayton. No
obstante, por poco que se desee saber algo al respecto, este libro es el ideal.
Su autor, no solo ha leído los centenares de libros que
llenan la bibliografía, sino que es calígrafo y conoce a la perfección la
materia de la que habla, por lo que sus páginas nos llevarán desde los primeros
signos encontrados que pueden considerarse escritura hasta nuestros días, en
los que la irrupción de los instrumentos electrónicos ha cambiado la forma de
comunicación escrita, y de ahí, la primera oración que aparece en el prefacio.
Leyendo el libro se conocerá cómo y con qué se ha escrito a lo largo de la
historia, con qué fines y cómo estos hacían que la caligrafía cambiara (salvo
que hayas pensado en ello, es difícil imaginar cómo el resultado de algo puede
afectar a su origen) y, no me lo esperaba, cómo la caligrafía sigue teniendo
importancia a finales del pasado siglo entroncándose con la informática y otras
formas de comunicación que no deseo desvelar.
Un apunte personal para terminar: hace poco menos de sesenta
años que yo introducía una pluma de plumilla intercambiable en un tintero
insertado en mi pupitre y rellenaba de mala manera unas hojas con modelos de
letras, tales como la gótica, la inglesa o la redondilla. Como todos mis aprendizajes,
de poco me sirvió, pues mi letra tiene muy poco estilo, pero ello es signo de
que no hace más de dos generaciones que en España se seguía enseñando a
escribir a través de las diferentes caligrafías, por lo que la historia que
cuenta este libro no es antigua ni lejana, sino muy próxima a los dinosaurios
que aun pululan por la tierra, como yo mismo.
“Por lo que se refiere a la palabra escrita, nos encontramos
en uno de esos momentos decisivos que se producen raras veces en la historia de
la humanidad.”
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