(62 pág.; Carreño
Books) (61;
noviembre de 2020)
A Vilas lo tenía en la columna de
“no creo que nos volvamos a leer”, pero como el libro me lo regalaron en el
Fnac lo puse a la cola pues, al fin y al cabo, no llegaba al centenar de hojas
y ya sabe él cómo las gasto. No ha hecho falta que nos enfadáramos pero, aunque
tampoco va más allá, el libro es entretenido, a pesar de ser de su estilo. Dice
la editorial en la contraportada que quieren editar libros sobre buenas
costumbres, pues no está mal la iniciativa, ya que nunca estarán de más.
En este libro divaga el autor sobre
qué es la urbanidad y va poniendo ejemplos de ello, salpicado de sus personales
comentarios, medio en broma, medio en serio. Si te lo regalan, como a mí,
acéptalo y léelo, no está mal. El libro me ha recordado que, antes de tener
catorce años, ya había leído otro sobre buenos modales, este totalmente en
broma, y el que manejó la pluma que le dio vida fue Sofocleto, un escritor que
amenizó los primeros años de mi segunda decena. Va por él mi recuerdo.
“La primera vez que apareció la
palabra urbanidad en español fue en un texto de 1430.”
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