(432 pág.; Salamandra) (57; octubre de 2020)
Ya hace tiempo que Marisol me recomendó la lectura de
este libro que, por otra parte, habría leído de todas maneras porque esta
autora me gusta y no en vano creo haber leído todas las novelas que se han
publicado en español o, por lo menos, yo he leído cinco de ellas, habiéndome
parecido todas ellas interesantes y esta muy recomendable.
La narradora de la historia es una joven mestiza que
trabaja para una reconocida artista musical. La narración va intercalando su
infancia con el momento presente y las dos historias van avanzando parejas. En
la infancia trabó amistad con otra niña que tenía la misma inquietud por
aprender a bailar e iban a clase juntas. Los caracteres de las dos eran
complementarios y las anécdotas que cuenta ya muestran la forma de ser de cada
una de ellas. Actualmente, está muy implicada en la idea que ha tenido la
artista para la que trabaja de crear una escuela para niñas en un poblado de
Africa, lo que entraña mucho trabajo y, a la vez, la satisfacción de comprobar
cómo llegan a desenvolverse en el poblado a pesar de la falta total de medios
en el mismo.
Smith trata en todas sus novelas de las personas que,
residentes en Inglaterra, provienen de otras culturas, a la vez que va
mostrando los problemas a los que se han de enfrentar y las dificultades de
mantener su identidad original. No solo quiere entretener con sus historias,
sino que también quiere poner sobre el tapete las circunstancias adversas de
las personas reales similares a sus personajes. Me ha parecido muy buena,
aunque puede que haya algún pasaje cuya lectura se haga un poco lenta.
“Fue el primer día de mi humillación.”
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