sábado, 24 de octubre de 2020

Haruki Murakami: Tokio Blues (***)

(383 pág.; Tusquets)                           (54; octubre de 2020)

Ya hace unos meses que me encontré este libro en la calle y, como no lo teníamos, me lo quedé con la intención de leerlo, a pesar de que Murakami estaba a mucha distancia de volver a ser leído, pero el destino me dio la posibilidad de disfrutar de una de las obras más reconocidas de él, y con razón.

Un joven cercano a la cuarentena escucha una canción de Los Beatles mientras aterriza el avión en el que viaja y eso lo retrotrae veinte años atrás, cuando tenía dieciocho años y, mientras el avión toca tierra, se desliza por la pista y termina anclado en la terminal, el joven se recreará recordando dos o tres años de su vida y nosotros los conoceremos de primera mano: entre otras vivencias, recordará a su amigo de los dieciocho y a la joven que era novia de su amigo; la relación que tuvo con ella; a la chica que conoció cuando ya tenía veinte años; cómo eran sus relaciones con sus padres y cómo le iba en la universidad; recordará todo eso hasta que lo desalojen del avión.

Su lectura es envolvente, pues nos transporta a Japón (aunque yo no era consciente de que estaba hablando un japonés, salvo cuando surgía alguna palabra que no se ha traducido), y a las sensaciones vividas por una persona próxima a los veinte años que las vive, las siente y, para bien del lector, les transmite mejor, con lo que uno disfruta leyéndolas y, a medida que va pasando las hojas, se lamentar de que al viaje cada vez le quede menos recorrido. Destino: por otro Murakami en mi camino.





“Yo entonces tenía treinta y siete años y me encontraba a bordo de un Boeing 747.”



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