sábado, 3 de octubre de 2020

José Zorrilla: Recuerdos del tiempo viejo (***)

(764 pág.; Espasa)                              (47; septiembre de 2020)

Me apetecía repetir otro libro de Zorrilla y, entre un libro muy corto y este de casi ochocientas páginas, no tuve dudas. Vaya vida la que tuvo este sietemesino, según se dice él mismo: a los diecinueve años dejó los estudios y la casa paterna yéndose a Madrid; un año más tarde se dio a conocer en el entierro de Larra; con veintisiete años estrena la obra por la que es más conocido: Don Juan Tenorio; en 1849 murió su padre, motivo principal por el que escribía por lo que dejó de hacerlo… y solo tenía treinta y dos años; huyó de su esposa y estuvo viviendo fuera de España más de veinte años y, para dejar algo de emoción al que lea el libro, solo añadiré que fue lector de Maximiliano I en México.

Pocas vidas pueden ser tan interesantes por la variedad de lo realizado, por los lugares y la época en la que le tocó vivir, por cómo se ganaba la vida (más bien, cómo le obsequiaban las personas pudientes que reconocían en él al gran escritor romántico), por la gran cantidad de gente que llegó a conocer; en cualquier caso, una lectura muy recomendable, pues habla de un tiempo viejo para él que de aquí a pocos años ya será bicentenario.





“Este libro no necesita prólogo: la carta del señor Valverde, con la cual va honrado, y la primera mía, contestación a ella, justifican la publicación en El Imparcial de los artículos cuya colección forma el texto de este volumen; y el motivo de coleccionarlos en él, es la demanda que de su colección me han hecho los amigos que me leen y los libreros que me venden.”



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