domingo, 31 de mayo de 2020

Alfonso Guerra: Una página difícil de arrancar (***)

(642 pág.; Booket)                              (18; mayo de 2020)

No sé si fue la biografía de Agustín Lara que apareció en el diario limeño El Comercio en 1970 con motivo de su fallecimiento, o bien, la de Harry Houdini que también leí en Lima, la primera de las diversas biografías que a lo largo de cincuenta años he llegado a leer, sin que sea notable su número, pero sí el interés con el que las he leído, pues no solo se aprende algo del biografiado, sino que también de las personalidades que llega a conocer, amén de las descripciones de  los momentos y circunstancias que le ha tocado vivir y el cómo se enfrentaron a ellas. Este es el segundo libro que me compré por el cambio de aquél que me regalaron hace casi un año y ha valido la pena.

Decir de qué va este libro es una obviedad, pero no está de más indicar que, como cualquier texto que no es de ficción no todo se puede tomar al pie de la letra, pues la memoria no es perfecta y la mirada del que habla no tiene por qué coincidir con lo que el lector recuerda. Podría poner un par de ejemplos concretos de este libro, pero vale la pena que cada uno extraiga sus propias conclusiones, pues su lectura es indispensable por quién fue, por cómo fue, por lo que representó en España y por la inmensa cultura que tiene y que tanto falta a los que, como él, se dedican a la política. Ayer cumplió ochenta años y dudo que los haya celebrado como los setenta, por la gente que le agasajó, pero vaya desde aquí mi felicitación y agradecimiento por este libro.





El libro que tiene, lector, en sus manos es la continuación de mis recuerdos expuestos en las entregas anteriores Cuando el tiempo nos alcanza y Dejando atrás los vientos, pero es también un compendio general de mi vida política, pues aunque abarca el período que va desde 1991, mi dimisión de la vicepresidencia del Gobierno, hasta la actualidad, se revisan algunos hechos anteriores para…”


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