sábado, 16 de mayo de 2020

Fernando Aramburu: Avidas pretensiones (**)

(416 pág.; Seix Barral)                                   (13; mayo de 2020)

Marisol repite obra del autor de Patria y se troncha leyéndola, tanto es así, que me insta a que deje mi orden de lectura y la lea a continuación para que le dé mi parecer. Como a mí también me gustó mucho la ya mencionada, cuando acabo la anterior me dedico a esta.

En un pueblo perdido de no sé dónde, en el convento de unas monjas, se reúnen docena y media de poetas como cada año, para reencontrarse y entregar al que presente la mejor composición el laurel que así lo acredita. A medida que van apareciendo nos enteramos de qué pie cojea cada uno de ellos, la mayoría de envidia, de querer ser proclamados ganadores de la justa y, salvo un par, con ganas de tener relaciones sexuales de cualquier índole.

Lo que no me ha gustado de esta novela es el exceso de sexualidad y de mal gusto escatológico. Dicho esto, sus puntos fuertes son la idea de la reunión de poetas que se conocen entre ellos y que saben qué es lo que cada uno de los demás quiere (y que también quiere el que lo sabe); el juego de palabras que usa más de una vez (y las que se me habrán escapado); así como frases de poemas conocidos (ídem, al paréntesis anterior); y, cómo no, alguna situación realmente divertida.

Cuando acabé de leerla le di mi opinión a Marisol y le comenté que, a pesar de que no me parece una mala novela, no me gustó como a ella y le planteé la posibilidad de que hubiera sido escrita por Mendoza o Lodge: habrían sido más elegantes y sacado punta a la historia y no, es un decir, parecer que ha querido ajustar cuentas.






“El coche fúnebre entró en Morilla del Pinar por la única carretera del pueblo.”



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