(525 pág.; El Aleph) (40;
junio de 2013 en Granada)
Entre los libros que había para
escoger en el estante, este me pareció interesante por lo que indicaba en la
contraportada y la parquedad de la imagen que se ve. A Marisol no le sonaba
haberlo comprado y menos leído, así que creímos que se lo habrían regalado.
Bienvenido sea.
Un erudito suizo se tropieza con una
muchacha portuguesa en un puente y esta le escribe un número de teléfono en la
frente (¿?), tira un papel arrugado y se marcha. En una librería una joven deja
un libro que estaba hojeando, el protagonista lo coge y se trata de un libro
escrito por un portugués. La coincidencia de la nacionalidad hace que se
interese por el autor del libro y deja su vida académica y se va a Lisboa a
conocer a todo aquel que supiera algo de esa persona. Este había fallecido
hacía treinta años, pero todavía hay media docena de personas que lo conocieron:
era un médico de prodigiosa memoria cuya pasión había sido el estudio, al que
se había dedicado desde muy pequeño, destacando entre sus compañeros. En
resumen, un erudito con ansias de saber y otro que dejó unas notas y que su
hermana publicó cuando ya era difunto.
Aunque no está mal, a mi parecer
peca de demasiada filosofía, pues el protagonista avanza en el conocimiento del
autor del libro a través de sus escritos y todos ellos son de ese tenor y la
novela se va desarrollando con las conversaciones que tiene con los que
conocieron al médico, y la sensación que tuve es que no se sabía cómo acabar la
novela ni qué hacer con el número que la primera joven le había escrito en la
frente. Jo confesso de Jaume Cabré que es de 2011
tiene ciertos paralelismos con este, que es de 2004; pero el primero es mucho
más interesante, sin lugar a dudas.
“El día a partir del cual ya nada
sería como antes en la vida de Raimund Gregorius, comenzó como tantos otros
días.”
eBook: con algunas erratas. http://www.quedelibros.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario