(293
pág.; eBook) (44; julio
de 2013) (Premio Nobel
1945)
Lucila
de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, de alias Gabriela Mistral, es,
quizá, el Premio Nobel de Literatura entregado a la persona que menos había
publicado y que menos conocida era como escritora. Maestra de escuela en un
pueblo de Chile no quería que se publicaran sus poemas, pero el destino quiso
que un académico sueco tuviera conocimiento de ellos, los tradujo, los presentó a la Academia de los Premio Nobel
y el resto es historia.
A
pesar de que la poesía no es lo que más me gusta, porque me cuesta entenderla y
apreciarla, tenía mucho interés en leer algo de ella, pues aunque no conocía su
verdadero nombre no me era nada desconocida la fama de su seudónimo, y he de
decir que ha sido una lectura muy interesante y, aunque tarde, volveré a leer
algo suyo. Puedo estar errado, pero leyendo sus poemas religiosos me venía a la
memoria Santa Teresa de Jesús, quizá sin tanta mística ni éxtasis, pero sí transmitiendo
toda la espiritualidad que parece ser debía sentir Gabriela Mistral por Jesús y
la religión cristiana.
Quiero resaltar
un poema, Poemas de las madres, en el
que describe la maternidad: me impresiona que alguien pueda llegar a explicar de
forma tan bella e intensa lo que siente una mujer embarazada, máxime cuando
ella misma no lo estuvo, y que un lector tan poco receptivo como yo pueda
imbuirse de esas sensaciones. ¡Qué suerte tenemos de que ese académico sueco
supiera castellano!
“Estrella, estoy triste. -Contempla mi llanto. -Soy
yo, la que encanto,
Tú dime si otra Dime
si otra lleva soy
yo la que tengo
como mi alma viste. de
lágrimas manto. mi
luz hecha llanto.
-Hay otra más triste. -En otra hay más llanto.
-Estoy sola, estrella. -Di quién es la triste, Balada de la
estrella
Di a mi alma si existe di quién es la sola,
otra como ella. si
la conociste.
-Sí, dice la estrella.
eBook: pésimamente maquetado. http://www.quedelibros.com/
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