(133 pág.; Anagrama) (29; junio de
2011)
Este mes voy
recibiendo una de cal y otra de arena.
Este libro,
sin ser como el anterior, de ahí que lo valore como semi-aconsejable, es un
cuentecito con poca gracia. Tiene tan poca gracia, que hasta el texto redactado
por la editorial en la solapa de la portada solo habla del libro anterior del
autor, de este no dice ni una palabra.
Si hubiera
profundizado en la historia y en los personajes habría sido interesante. Es un
cuento que de tan poético que quiere ser se queda sin sustancia ni moraleja. Tal
como está lo mejor es su longitud, por lo que no quiero explayarme.
“Por una
curiosa inclinación que rayaba a veces en la locura, Johannes Karelsky nunca
tuvo otra meta en la existencia que transformar su vida en música.”
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