(633 pág.; Ediciones B) (26; junio de 2011)
Este libro
lo definiría como novela negra americana de policías. Las tres primeras
palabras de la definición no creo que precisen mayor aclaración. Con la cuarta
quiero dar a entender que se trata de una novela en la que buena parte de la
trama tiene que ver con el intríngulis propio del sistema norteamericano
policial; es decir, en Los Angeles, hay una policía del condado y otra de la
ciudad y entre ellas no hay, lo que se dice, una buena relación. Quizá es lo
mismo que puede pasar aquí, pero no he leído tanta novela negra como para tener
una división de novela negra europea de policías.
Aparte de
esta digresión, que la hago porque al principio de la novela pensé que no me
aclararía con la adscripción de los personajes y sus relaciones interpersonales,
la novela está muy bien. Es actual, o sea, no se anda con remilgos a la hora de
describir atrocidades, atención sensibles, y a la hora de sufrir, puede sufrir
cualquier personaje, no solo los que no están en el bando bueno.
Bando, por
otro lado, que tampoco está libre de culpa.
“Cayeron
chaparrones antes de medianoche.”
eBook: sí.
eBook: sí.
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