viernes, 22 de julio de 2022

Sasha Abramsky: La casa de los veinte mil libros: (**)

(368 pág.; Periférica)             (44; julio de 2022)

Hace algún tiempo que regalé este libro a Anna porque a los dos nos gustan los libros y pensé que también a los dos nos gustaría vivir en una casa con tantos (quizá más a mí, que miro con verdadera y sana envidia las casas de escritores como Marías o Pérez Reverte, entre otros que no recuerdo, pero que todos tienen decenas de miles; yo, gracias a Marisol, me he de conformar con un escaso par de miles). El mensaje que quiero dar con esta entrada, aparte del obvio, es que no me fijé mucho de lo que trataba y, si lo hice, me pareció bien, aunque una vez leído ya no tanto.

El autor es bisnieto y nieto de importantes rabinos, profundamente conocedores de todos los textos sagrados judíos y su padre era un coleccionista de libros tanto judíos como comunistas, además de libros valiosos por su antigüedad o por alguna característica que los diferenciaban, como primeras ediciones, manuscritos, dedicados o cartas. El libro trata de la vida de su abuelo, nacido en Rusia, comunista convencido hasta la declaración de Kruschev de que el camarada Stalin había condenado a muerte o a Siberia de por vida a personas inocentes. El personaje es verdaderamente interesante porque, sin tener estudios superiores, en todo a lo que se dedicó en su vida llegó a ser alguien importante, logrando dar clases en Oxford o siendo un especialista de libros antiguos en las casas de subastas.

El autor nos va describiendo la casa de sus abuelos a través de las estancias, la cantidad y calidad de los libros que se encuentra en cada una de ellas, las reuniones con decenas de personas destacadas en múltiples campos del saber y, a la vez, la vida de su abuela que, a pesar de ser una profesional, se dedicaba en cuerpo y alma a alimentar los cuerpos de los que vivían en la casa más todos aquellos que se presentaban y se podían quedar a comer, cenar y, en algunos casos, a vivir.

Un cierto desorden cronológico más alguna información redundante que se va dando hacen que la lectura llegue a cansar, aparte del hecho de ser el judaísmo y el comunismo los temas absorbentes de la historia.





“No hay sonido en la tierra como el de un hombre callado, un hombre digno, que se rompe en un dolor primario.”



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