sábado, 25 de mayo de 2013

Arturo Pérez-Reverte: El tango de la Guardia Vieja (**)


(497 pág.; Alfaguara)                                    (18; abril de 2013)

Cuántos años han pasado desde que leía a Pérez-Reverte: El maestro de esgrima, El club Dumas y La tabla de Flandes. Siempre me parecía que se documentaba o que conocía muy bien lo que el personaje principal dominaba, sea el florete, la bibliofilia o el ajedrez. Pero nunca me parecían historias redondas, algo fallaba o chirriaba al final. Quizá por eso dejé de leer sus muchas y exitosas novelas publicadas desde entonces.

¿Y por qué esta? Porque Marisol se compró el ebook y, además, le regalaron la novela en papel y pensé que era una buena oportunidad de añadir este autor, aunque ya conocido por mí, a esta autobiografía mía.

Y el resultado: como siempre. En sus hojas he bailado el tango, conocido Buenos Aires y realizado alguna extravagancia sexual, pero a partir de la mitad de la novela el desbarro es tan mayúsculo que no le he podido seguir ni creer: ladrones de guante blanco, espías por doquier, política y campeonatos de ajedrez de alto nivel.

A este autor se le puede leer mientras te divierte y luego dejarlo sin mayores remordimientos.

(“Bailarín mundano” aparece 89 veces y “Mecha Inzunza” 117 veces, ¿repetitivo, no?)





“En noviembre de 1928, Armando de Troeye viajó a Buenos Aires para componer un tango.”

eBook: comprado.



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