(288
pág.; Debolsillo) (20;
mayo de 2020)
Este libro digital está en una de las estanterías de la letra
R y, como no he leído nada de Ribas y Marisol ha comprado varios libros de ella
me decanto por este. Es una novelita amable con tintes de intriga que queda muy
lejos de ser “negra” tal y como dice la frase publicitaria de La Vanguardia
que aparece en la portada del libro. Mientras la leía, y salvando las
distancias, me acordaba de la detective de la novela de McCall Smith que leí en
octubre pasado, por la forma de resolver los misterios que van apareciendo a lo
largo de la historia.
La
protagonista de la novela, que va aumentando sus dioptrías a lo largo de la
misma, había sido detective privado y vuelve a serlo debido a que asesinaron a
su marido e hija. Se entera de que con media docena de personas se puede conocer a
cualquier otra y, con esa premisa, considera que sus seis primeros casos le irán
llevando hacia el asesino de sus familiares. Pobre argumento, pero aceptado
este, graciosa resolución. Recomendable a secas, para pasar un buen rato sin
mayores complicaciones.
“Muchos detectives
privados son ex policías.”
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